Este domingo en La Grita
Excluido por razones no claras, José Antonio Salas sigue triunfando en la geografía andina. Foto: Cucú Rincones |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Una tarde de gran nivel la que de nuevo ha protagonizado el
novillero emeritense José Antonio Salas, en esta ocasión en el cierre de la
Feria del Santo Cristo de La Grita. La pulcra labor muleteril del joven espada
ha colocado unánimemente de acuerdo a los presentes para cortar una oreja, que
bien pudo ser más, si no falla con el acero. Lo importante es el gran momento
que está demostrando tal vez el mejor novillero que hace campaña por nuestros
ruedos, en momentos donde las ocasiones son escazas y hay que aprovecharlas al máximo.
Festejo mixto el escenificado en el portátil ruedo La
Esperanza, donde poco más de media plaza se dio cita para la lidia de astados
de El Prado, bien presentados y bravos en distinto grado, así como vaquillas
retentadas del ganadero Carlos Zambrano para los alumnos de la Escuela Taurina
de San Cristóbal.
Como dato curioso, vestidos de luces actuaron los novilleros
José Antonio Salas (oreja) y David Osorio (silencio tras tres avisos), mientras
de corto lo hizo el matador de toros César Vanegas, quien cortaría las dos
orejas del utrero que despachó, cedido para su lidia y muerte a beneficio del
Ancianato de los poblados cercanos de La Grita y Seboruco.
Una pena que Salas, quien hoy en día vive su mejor momento artístico,
no se encuentre anunciado en la novillada de la Feria de Tovar, ocasión
merecida por méritos sobrados lo que demuestra los escabrosos y oscuros intríngulis
que se manejan en el lio del toro, donde de poco valen la ilusión y esfuerzos.
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