Fue la tarde soñada de Cayetano,
al que solo le abandonó la suerte a la hora de matar al sexto. *** No le dudó
al tercero y realizó una faena de arrebato y clase al sexto.
CARLOS CRIVELL
@carloscrivell
Diario ELMUNDO de
Madrid
Fue la tarde soñada de Cayetano, al que solo le abandonó la
suerte a la hora de matar al sexto. No le dudó al tercero y realizó una faena
de arrebato y clase al sexto. El primero de su lote tuvo un excelente pitón
derecho. La plaza está ansiosa de triunfos. Cayetano colmó estas aspiraciones
con una labor de torería, empaque y buen gusto. Casi todo por la derecha, jugó
la cintura y el pecho para acompañar las embestidas. Remató de manera vistosa
con molinetes, afarolados, pases de la firma y muy buenos de pecho de pitón a
rabo. Faltó más toreo con la zurda. Una tanda resultó embarullada. Sobró un
desarme inoportuno. Maravilló el final con pases por alto ayudados y unas
giraldillas. Toda su labor tuvo un punto de arrebato llamativo. La espada cayó
algo baja. El premio quedó reducido a la oreja, aunque la plaza quería las dos.
Respondió a Ponce en un quite en el sexto. Tiró la montera
para citar, se echó el capote a la espalda y dibujó gaoneras con rabia. La
plaza rugió ante tanta entrega. Comenzó de rodillas por alto y surgió un
molinete de hinojos. Dos tandas de derechazos de mano baja con la figura
erguida. El toro, alegre, se vino de largo, aunque hizo amagos de rajarse.
Naturales por abajo con majestad. Se rajó el toro. Allí en las tablas, el nieto
de Ordóñez estuvo torero. La espada le quitó la gloria del triunfo de clamor,
pero ahí quedó su toreo.
La corrida de Victoriano fue buena, sobre todo si se la
compara con lo que se ha lidiado estos días atrás en La Malagueta. Fue una
corrida con movilidad. No todos de la misma condición, pero con toros buenos,
como el tercero y el cuarto, los de nota más alta del encierro.
Enrique Ponce cumplió una tarde típica de su momento actual.
El primero, sosito y reservón, le permitió estar correcto simplemente. Lo mejor
de Ponce llegó en el noble cuarto, quizás dañado en una caída al comienzo de la
faena. Ponce estuvo en Ponce. Toreo a media altura con la derecha, algunos
naturales ligados y otros de uno en uno citando con la muleta recogida, los
pases por bajo rodilla en tierra, casi circulares, denominadas poncinas, todo
con armonía y no muchas estrecheces, pero con dominio total de la situación.
Manzanares no estuvo fino con el primero de su lote. Se le
paró por la derecha y dio naturales poco ajustados y algo eléctricos. No se
pareció al de Madrid y sí al del año pasado.
El quinto le echó la cara arriba en un derechazo. La faena
quedó interrumpida. El toro pareció cambiar, se lo pensó mucho y los pases
surgieron con cuentagotas y sin relieve. Al menos mató pronto a sus dos toros,
pero se mantuvo toda la tarde detrás de la mata.
VICTORIANO DEL RÍO | Ponce, Manzanares y Cayetano
Seis toros de Victoriano del Río,
correctos de presencia en general, con movilidad y distintas condiciones para
la lidia. 1º y 2º, sosos y reservones. Muy bueno, con prontitud, el 3º; noble y
flojo, el 4º. El 5º descastado y parado. El 6º, encastado, codicioso y rajado.
El banderillero El Suso fue
cogido en el segundo. Fue atendido de una herida en el muslo izquierdo, de
pronóstico grave. Saludó en sexto Alberto
Zayas.
Enrique Ponce, de rioja y oro. Estocada baja (saludos).
En el cuarto, media caída y descabello (una oreja tras aviso).
José María Manzanares, de grana y oro. Estocada tendida
(saludos). En el quinto, estocada corta (saludos).
Cayetano, de turquesa y oro. Estocada desprendida
(una oreja). En el sexto, dos pinchazos, un descabello y estocada caída
(saludos tras aviso).
Plaza de toros de La Malagueta, 19 de agosto de 2016. 6ª de Feria. Más
de tres cuartos de plaza.
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