ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Cuando se
aleja Madrid en el horizonte de las vías, la perspectiva de estas semanas
devoradas por la polémica de un pliego ciego suena al graznido de los buitres
de los basureros de ciudad. A la caída libre de la otrora primera plaza del mundo
le han colocado un cencerro de plomo en el pescuezo. Un atajo de progrepijos
que se arrogan la defensa de la Tauromaquia, su amor, ya ves, y por eso se
creen con derecho a pegarla.
No hay un
016 para los abusos políticos. Si alguna duda quedaba sobre la necedad del
testamento legal de Las Ventas, me la ha quitado alguna pluma muy de izquierdas
elogiando el texto taurino del PP. Del surrealismo del país en el que siempre
pasa nada y su esquizofrenia queda para la historia la desaforada exigencia de
los redactores del pliego a la hora de cribar posibles concursantes y la
inexistencia de filtros para dar paso a los genios de San Sebastián de los
Reyes, sus desencajonadas catetas e impuestas y sus
serviciostaurinosemilioesteban S.L. Y no pasa nada.
Y si en vez
de una corrida de categoría me haces una de recortadores, una váter en la
oficina y un tejadillo en los corrales te lo puntúo más y mejor. Si luego la
pasta no alcanza seguimos como estamos, tranqui, con toreros bajo el zapato,
ganaderías asfixiadas y las figuras en San Isidro que no pasen de dos tardes
que ya es mucho.
A la
altura de Azpeitia ulula el fantasma del tuit del vicepresidente Ángel Garrido
(no alteren el orden de adjetivos y sustantivos, que se lía) retuiteando la
carta de la Asociación del Toro de Madrid, "el 7", o sea, echando
mierda gratuita sobre dos periodistas que hemos criticado el pliego define el
conocimiento del hombre de la plaza de Madrid y su afición. Ya vendrán luego
las asociaciones con la listas de incumplimientos, como en 2006, para que nos
partamos la cara con Taurovent o Taurodelta o la Comunidad de Madrid los de
siempre.
Ya en
Rentería resuena el eco de José Antonio Martínez Uranga, lejano y ajeno al
comunicado de la ANOET que preside, repitiendo que los mínimos del pliego son
asumibles, los mínimos, ay, don José Antonio, los mínimos. Doce años después
ahí estamos precisamente, en mínimos.
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