El
veterano torero murciano volvió a enfundarse el vestido de luces tras diez años
logrando triunfar junto a El Juli que mostró su versión más serena y templada
frente al quinto toro de la tarde. *** José María Manzanares encuentra la
suerte completamente en contra. *** El cuarto, de José Vázquez, fue premiado
con la vuelta al ruedo.
GONZALO I.
BIENVENIDA
Diario EL
MUNDO de Madrid
Illescas
(Toledo)
Pepín Liria, el torero curtido en mil batallas,
protagonizó una feliz reaparición con 46 años para celebrar su 25 aniversario
de alternativa. Casi diez años sin torear en los que su raza característica no
se ha visto mermada ni una pizca. Pepín estuvo en Pepín toda la tarde:
pendiente en los quites de socorro, entregado, carismático y muy enrazado antes
sus toros. Cortó dos orejas al cuarto toro de la tarde, un notable ejemplar de
José Vázquez (premiado con la vuelta al ruedo) que tuvo ritmo y a la vez exigió
mando.
Un vibrante recibo capotero prologó un emocionante
quite por tijerillas. La faena se basó en el pitón derecho: Liria dejó series
para el recuerdo por su trazo y por su personalidad. Hubo molinetes,
circulares, pases del desdén, otros con la mirada clavada en los tendidos y los
forzados de pecho con la rodilla en tierra. Entrega absoluta del murciano.
El toro de su reaparición fue un noble de Montalvo
con el que Pepín demostró estar preparado.
El Juli dio imagen de rotundidad y de rebeldía al
mismo tiempo. Se vio a un Juli muy enfibrado, muy metido en la tarde. Se
devolvió el primero de su lote. Antes del pañuelo verde había dejado un
ramillete de verónicas extraordinarias, cargando la suerte, templadas. El
sustituto de Montalvo no fue fácil ya que exigía llevarlo y empujarlo mucho
hacia delante. La virtud, la humillación. El Juli le consintió en las primeras
tandas para apretarlo después. El toro sacó buen fondo como respuesta al
dominio supremo de El Juli que fue premiado con un trofeo.
La otra versión de El Juli, la más templada,
apareció con el enclasado quinto de José Vázquez. Lo mejor llegó al natural.
Cuajó auténticos carteles de toros con la mano izquierda por su cadencia y por
su armonía. Después apretó el acelerador en descarados desplantes y en las
luquesinas finales. Una oreja para redondear su rotundidad.
José María Manzanares se encontró la suerte
totalmente de espaldas. El tercero resultó inválido y con el sexto sólo pudo
justificarse por su falta de transmisión y empuje.
JOSÉ VÁZQUEZ y MONTALVO | Pepín Liria, El
Juli y José María Manzanares
Toros de José Vázquez (2°, 3°, 4° y 5°) y de Montalvo (1°, 2°bis y 6°); el notable 4° premiado con la vuelta al
ruedo en el arrastre; templado y enclasado el 5°; sin fuerza el 3°, devuelto
por inválido el 2°; el 1° resultó noble sin excelencia, el 2°bis agradecido, el
6° no terminó de romper.
Pepín
Liria, de grana y oro. Pinchazo y
estocada (saludos). En el cuarto, estocada contundente (dos orejas).
El
Juli, de teja y oro. Pinchazo
hondo y un descabello (oreja). En el quinto, metisaca muy bajo y estocada
(oreja).
José
María Manzanares, de azul marino
y oro. Media estocada y un descabello (silencio). En el sexto, estocada (palmas
de despedida).
Plaza de toros de Illescas. Sábado, 10 de
marzo de 2018. Más de tres cuartos de entrada.
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