El
riojano sale a hombros tras cuajar a un enclasado toro de Luis Algarra; Tomás
Campos sale a hombros tras dar una imagen de torero cuajado que merece más
oportunidades.
GONZALO I.
BIENVENIDA
Arnedo (La
Rioja)
Al conocer la noticia de que Diego Urdiales se
había quedado fuera de San Isidro creció la expectación de cara a la corrida de
este sábado (pese a la baja de Cayetano). Urdiales no es una figura del toreo
pero sí es un torero muy admirado por las aficiones más exigentes. Partidarios
de Bilbao, de San Sebastián, de Madrid y hasta de Sevilla (entre ellos el
maestro Espartaco a quien brindó la obra cumbre de la tarde) quisieron arropar
a Diego en el arranque de esta agria temporada para el riojano.
Una gran entrada esperaba en el Arnedo Arena ver
torear. Y vaya si vio torear. A Diego de Arnedo le fluyó el toreo de forma
natural, sin atisbo de crispación, puro como su concepto y aparentemente
sencillo con su personalidad. Desde las verónicas entregadas del saludo hasta
la suerte suprema en su primer turno. Bordó el toreo. El inicio no pudo ser más
torero. Ni más sentido. Un compendio de torería, de sabor, de inspiración, de
empaque con el que vibraron todos su seguidores. El trincherazo fue tan reunido
que puede servir al artista Carmelo Bayo para que pinte otra obra protagonizada
por Urdiales como el cartel que ilustraba esta corrida. Según se iba sucediendo
la emotiva faena la afición se lamentaba de que el sistema no permita disfrutar
en más ocasiones del clasicismo de Urdiales. La faena fue medida, lo idóneo
para que Soñador no mermase en su calidad. Hubo derechazos que se tornaron
cadenciosos redondos. Naturales alumbrados con el pecho. Detalles y desplantes
frutos de otra época. Las dos orejas fueron la consecuencia de una gran faena,
del mismo modo habría sido premiada en cualquier feria de las que se celebran
estos días.
El quinto se reservó con mal aire toda la fuerza.
Urdiales no se descompuso en toda la faena. El de Algarra fue desagradecido al
delicado trato del riojano.
Tomás Campos se desveló como un torero con un gran
concepto y con capacidad. El pacense tuvo su momento de novillero e incluso le
apoderó Rivera Ordóñez, sin embargo, tras tomar la alternativa se paró completamente.
El gran corte que atesora se hizo evidente desde que desplegó su capote. El
segundo de Algarra fue incierto, resevón y tuvo un punto de violencia en sus
derrotes muy pronunciado especialmente en el último tercio. Campos, muy
asentado, se repuso a una peligrosa colada cuajando dos tandas rotundas con la
mano derecha, el pitón bueno. Su labor fue premiada con una oreja.
El extremeño brindó la faena al fino sexto a
Espartaco también. Ya en el recibo capotero dejó verónicas exquisitas. El toro
de Algarra fue cogiendo ritmo y en la faena de muleta desplegó toda su
humillación. En ocasiones soltó la cara en el tramo final del muletazo. No le
importó a Campos el defecto ya que firmó tandas templadas repletas de gusto. El
final de frente tuvo muchísimo sabor. Los aceros no le permitieron redondear la
gran actuación que fue premiada con una oreja.
Juan José Padilla se presentó en Arnedo como
matador de toros en el año de su despedida. Tras hacer el paseíllo destocado se
mostró a gusto con el primer toro de Algarra que fue obediente pero que
transmitió poco. Padilla conquistó a las peñas en banderillas para después
iniciar la faena de rodillas. El toro se quedó corto en el segundo encuentro
ocasionando apuros. Después paso sin terminar de humillar, soso pero obediente.
La contundente estocada propició la oreja.
El jerezano en el cuarto volvió a alborotar los
tendidos en banderillas especialmente en un par de dentro a fuera. En la muleta
desarrolló mal aire el de Algarra escatimando recorrido en una embestida
completamente desclasada.
LUIS ALGARRA | Juan José Padilla, Diego
Urdiales y Tomás Campos
Toros de Luis Algarra, correctos de presentación y de desigual juego. El 1º
sosote, el 2º con calidad, el 3º orientado, el 4º desclasado, reservón el 5º y
bueno el 6º aunque con sus teclas.
Juan
José Padilla, de sangre de toro y
azabache. Estocada. Aviso (oreja). En el cuarto, pinchazo, bajonazo, estocada y
un descabello. Aviso (silencio).
Diego
Urdiales, de pistacho y oro en
cabos negros. Estocada (dos orejas). En el quinto, pinchazo y estocada
(silencio).
Tomás
Campos, de azul cielo y oro.
Estocada baja (oreja). En el sexto, estocada trasera y varios descabellos
(oreja).
Plaza de toros de Arnedo. Sábado, 17 de
marzo de 2018. Primera de la Feria de San José. Dos tercios de entrada.
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