ZABALA DE
LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL
MUNDO de Madrid
Las imágenes del desembarque, reconocimiento y
aprobación de la corrida de Victorino Martín en Las Ventas han causado asombro
por su espectacularidad. Fotografías con trapío. Viene Victorino a la plaza que
fue forja de la leyenda de su hierro. Del de Albaserrada, la A coronada. El
verdadero homenaje a la figura del mítico e inolvidado ganadero es en Madrid,
este Domingo de Ramos.
El examen es importante más allá del tributo. El
clima adverso parece haber frenado en los últimos días el buen ritmo de la
venta de entradas. Cuando a VM le preguntamos en su reciente visita a EL MUNDO
si habría público para comprometerse en la corrida de Vistalegre y en la de
Ramos que nos ocupa, fue tajante: "Sólo gana quien apuesta". Veremos
si el sol de última hora da un empujón final.
En los 14 toros que la divisa de Las Tiesas ha
lidiado entre Vistalegre, Olivenza y Castellón -un tupido velo-, uno de Curro
Díaz en la cita carabanchelera sacó notas de calidad y otro de Emilio Justo,
rasgos del carácter albaserrada. Escaso bagaje para lo que se exige a
Victorino, que nace, primero, de la seria presencia del toro que tampoco, y tan
poco, se ha dado con el listón requerido.
Madrid son palabras mayores y Victorino lo sabe.
Las fotos de los corrales dicen que lo sabe en una plaza que conoce como si la
hubiera parido y come mucho. O, más que comer, devora. Como Laoconte a sus
hijos. Hoy, más allá de tantas cursiladas vertidas, es un examen duro y
exigente para la "gran esperanza cárdena". Como ha escrito Juanma
Lamet en Expansión en una lúcida entrevista.
Es verdad, como dice Victorino, que desde 2010 la
ganadería está en su mano. Como es cierto de que este año, -"El año de
Victorino"- se antoja como el año cero, la primera temporada sin la
esfinge del gran alquimista de la bravura de un toro único.
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