PACO AGUADO
Un total de 23 orejas y siete salidas a hombros
-dos de ellas a cargo de Enrique Ponce, el gran triunfador de la feria- arrojó
la feria de Fallas que acabó ayer, pero sin que los aparentemente buenos
resultados numéricos puedan ocultar el bajo nivel artístico de lo visto sobre
el ruedo.
En el que puede considerarse como primer test
fiable y decisivo del escalafón en la temporada taurina, por la categoría de la
plaza y de la cita, fueron pocas las faenas realmente brillantes frente a una
mayoría de trasteos intrascesdentes o de poco calado que han marcado a la baja
la situación de la mayoría de los toreos anunciados.
Y eso que, a pesar de que se produjo un constante
"baile de corrales", con muchos toros rechazados por los
veterinarios, y de que la presentación de las corridas ha sido de una gran
desigualdad, al ruedo valenciano salieron casi una decena de ejemplares con
claras oportunidades de un triunfo rotundo.
Entre estos destacaron, sobre todo, cuatro
ejemplares de la corrida de Alcurrucén lidiada el 14 de marzo, además de
astados sueltos de Núñez del Cuvillo, Fuente Ymbro y, en menor medida, Juan
Pedro Domecq o Victoriano del Río.
Pero de todos ellos solo se aprovecharon como
merecían apenas tres o cuatro, como el bravo "Rosito", de Cuvillo, al
que el peruano Roca Rey cortó las dos orejas tras una faena variada y de
frenético ritmo en la que el joven espada impuso su absoluta determinación para
seguir consolidándose definitivamente entre las figuras.
Otra de las pocas faenas buenas de la feria fue la
que ayer le hizo Antonio Ferrera a un toro noblón y de mediano celo, dominada,
esta así, por el temple, el buen gusto y el largo trazo de los muletazos, pero
mal rematada con la espada y, por tanto, ayuna de premio para el torero, aunque
sí se concediera una injustificada vuelta al ruedo para el toro.
Entre los pocos triunfos, capítulo aparte merece
la doble salida a hombros del veterano Enrique Ponce, que en su vigésimo octava
temporada de alternativa hizo todo un despliegue de oficio, habilidad, fantasía
y dominio de la escena para meterse en el bolsillo una vez más a sus paisanos
por dos veces en veinticuatro horas.
Por el contrario, de tono menor fueron la puerta
grande a favor de corriente de López Simón junto a Ponce, el día 18, y las
orejas paseadas por Juan José Padilla y David Mora, este último con un completo
lote de Alcurrucén que le puso en bandeja un éxito clamoroso.
Y es que la tónica general de los matadores
durante el abono valenciano fue de unas actuaciones grises, desmotivadas u
opacas, derivadas de una actitud poco comprometida y marcadas por una técnica
defensiva y especulativa que hizo que varias tardes el espectáculo resultara
intrascendente.
Por Valencia pasaron sin brillo alguno toreros de
primera fila como Sebastián Castella, José María Manzanares, Alejandro
Talavante y Miguel Ángel Perera, veteranos como El Fandi, Juan Bautista y
Daniel Luque y, pese a su empeño, jóvenes aspirantes como Álvaro Lorenzo y el
mexicano Luis David.
Del gris tono medio solo pueden rescatarse las
actuaciones de Román, Paco Ureña y el venezolano Jesús Enrique Colombo, los
tres con orejas a costa de percances de distinta consideración, y los
extremeños José Garrido, con un triunfo casi in extremis, y Ginés Marín, que
también perdió trofeos por fallar con los aceros.
La preocupante actitud de la mayoría de los
actuantes fue más significativa incluso que el juego desrazado y la falta de fuerzas
de casi todas las corridas, que probablemente acusaron físicamente el temporal
de lluvias que azota el campo desde hace más de un mes.
Y no menos preocupante resultó la actuación de
algunos de los novilleros anunciados, de los que solo el valenciano Jesús
Chover, todo entrega y ganas más allá de otros matices, consiguió salir a
hombros. Algo similar a lo vivido con los rejoneadores, con Sergio Galán
marcando las diferencias de ajuste y pureza en el toreo a caballo.
Al acabar la última corrida, la Diputación de
Valencia hizo público el fallo del jurado de sus trofeos oficiales, que
recayeron en Enrique Ponce (mejor faena), Jesús Chover (mejor faena de
novillero), "Economista", del Alcurrucén (mejor toro); Alcurrucén
(mejor ganadería) y Ángel Otero (mejor subalterno). / EFE
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