Dedicado
a dos aragueños hueso colorado Vicente Lozano y Colbert González.
Don Alberto Ramírez Avendaño, uno de los ganaderos por muchos años de Los Aranguez. Foto: VJL |
VÍCTOR JOSÉ
LÓPEZ
EL VITO
Las áridas tierras de Lara, en el Municipio
Torres, ya tenían la experiencia del reto con el ganado lechero. La gente de
Carora había alojado en los secos valles al ganado suizo, desarrollando un tipo
lechero que con el tiempo sería orgullo del ganadero tropical. Igual que con el
ganado de lidia, sin que los valles de Carora tuvieran nada que ver con saladas
arenas marismeñas, ellas albergaron al toro bravo para darle tipo andaluz con
el devenir del tiempo. Porque las vacas que de Las Mercedes fueron a los
Aranguez, Los Caballos y Copacoa, procedentes del Valle del cauca y de las
serranías de Cali, llevaban esa sangre revuelta de los tulios con los saltillos
y santacolomas que fueron orgullo del doctor Ernesto González Piedrahita, uno
de los pioneros de la ganadería brava de Colombia..
Fue en 1968 cuando el doctor Alberto Ramírez Avendaño, en sociedad con los
hermanos Alejandro, Raúl y Ramón Riera Zubillaga, decidieron hacerse ganaderos
de bravo. Ya unidos habían transitado los muchos caminos de la ganadería de
engorde, de leche, de esa que mencionamos “Tipo Carora” y que es, repito,
orgullo del ganadero venezolano. Fue en 1968 cuando llegaron a los Aranguez las
cincuenta vacas del doctor Ernesto González Piedrahita, para ser cubiertas por
dos sementales de Vistahermosa, de don Francisco García, de nombre “Banderillo”
y “Rumbero”. Ambos procedentes de la sangre de Santa Coloma que fue afinado
Francisco García en la finca de El Cairo de la Sábana de Bogotá, al igual que
los toros “Repentino” y “Almejita” de la ganadería de don Benjamín Rocha Gómez,
también de procedencia de Santa Coloma.
Al año siguiente le compraron a don Julio García
Quintero propietario de la ganadería de Guayabita, 50 vacas escogidas por tipo
y retentadas en la finca de San Antonio por Carlos Martínez.
En la importación que la Asociación de Criadores
de Toros de Lidia hizo de España y de Portugal, llegó para la ganadería de los
Aranguez, en el año de 1973, un lote de 20 vacas de Martínez Elizondo, dos sementales
de don Francisco Camino Sánchez (“Pocosueño”, número 23 y “Farruquito” número
13) y cuatro sementales de Martínez Elizondo (“Porrón”, “Marqués”;”Alma Viva” y
otro cuyo nombre no tengo). En el lote de importación en 1973 llegaron dos
vacas berrendas cinchadas de Villar.
El ganado de Martínez Elizondo, que en España se
lidia a nombre de los hijos de don Pablo Martínez Elizondo, tiene procedencias
muy antiguas de reses navarras y salmantinas, éstas de la señora Concepción
J.Quijada. por el año 1865 cuando fue formalizada su explotación por don
Raimundo Díaz Bermejo. La ganadería la hereda la viuda de Días Bermejo,
enajenándola a Jorge Díaz, quien en 1885 le agrega sementales de Miura y
sementales de doña Celsa Fontfrede, la famosa viuda de Concha y Sierra. En 1900
la adquirió Cándido Díaz, agregándole sementales de Guadalest, Carmen Federico,
santa Coloma y José Bueno, y vacas de Clemente Herrero y del marqués de
Villagodio. La hereda su hijo, Alonso y en la primera oportunidad le agrega
vacas y sementales de Santa Coloma procedentes de la ganadería de don
Graciliano Pérez Tabernero. Sin otra cruza notoria, la ganadería llega hasta
los hijos de don Pablo Martínez Elizondo, pasando por las manos de Demetrio
Fraile en 1944, de Antonio Martínez Elizondo en 1946 y de Antonio Martínez en
1969. A este ganado se le conoce por su hierro como el ganado de “las cadenas”,
ya que el hierro es eso, una cadena en envuelve una “E” boca abajo.
El ganado de don Francisco Camino Sánchez (Paco
camino), se lidia ahora con el nombre de Carmen Espinal de Blázquez. Esta
ganadería compró lo que tenía Paco camino en 1974 y que procedía de lo que en
1951 había fundado Laurentino Carrascosa, vecino de Madrid, con reses
procedentes del marqués de Cúllar de Baza, antigua ganadería de Fontecilla que
aumentó el marqués con vacas de Lagartijo y sementales de Orozco y Murube. Las
reses vendidas por Paco camino, quien eliminó lo anterior para quedarse con la
divisa y el hierro, eran mezcla de Urquijo y de Santa Coloma. El hierro y la divisa,
para adquirir el derecho de lidiar como ganadero de primera, lo adquirió Paco
Camino de la señora luisa Flamerique Lasa en 1970. esta lo había comprado de
Jesús Sánchez Montejo en 1966, y éste a Manuel Muñoz Aguilar en 1962.
Aunque sólo fueron dos, allí están las vacas de
Villar en la ganadería de Los Aranguez. Están en esas reses cinchadas que de
vez en cuando saltan a la arena, y es por ello que, aunque sean dos, debemos
saber su procedencia. No debemos confundir esta ganadería de Villar con la andaluza
de José Villar y Vega. Formada con reses del duque de Veragua y sementales de
Santa Coloma en el año de 1910, en 1914 la compró Francisco Villar, y cuando en
1923 la adquirió José Encinas, le agregó vacas de Romualdo Jiménez. En 1939
pasó a ser propiedad este ganado de doña Caridad Cobaleda, viuda de Galache
quien la vendió en 1972 a don Justo Nieto Jiménez, un año antes de adquirir las
dos vacas la ganadería Los Aranguez.
Un año después, en 1974, adquirió Los Aranguez un
lote de 17 vacas de la ganadería colombiana de Dosgutiérrez, de sangre de
Murube, del tronco de Vistahermosa.
Para el año de 1982, se realizó la última
importación de ganado bravo de España. Los Aranguez adquirió de don Joaquín
Buendía 20 vacas con 18 crías, de estas 18 crías, 14 eran machos.
La ganadería de don Joaquín Buendía Peña, de
Sevilla, es una de las vacadas más famosas procedentes del famoso árbol de
Vistahermosa, de la rama Varea- Martín- Lesaca y que en el año de 1905 hiciera
realmente famosa el Conde de Santa Coloma, Manuel Suárez Cordero, que muere en
el año de 1850, había formado una ganadería con reses de Lesaca, vacada que
dividió en dos mitades en la herencia que le correspondió a sus hijos Manuel y
Manuela, casada ésta con Anastasio Martín.
La parte de Manuel la adquirió doña Dolores Monge,
viuda de Murube, agregándole 200 vacas y 50 toros procedentes de la ganadería
de José Arias Saavedra, también procedentes del tronco de Vistahermosa, de la
rama de Juan Domínguez Ortiz. Estas reses “saavedreñas” de la viuda de Murube
formarían una de las ramas más importantes del tronco de Vistahermosa, el que
con el tiempo daría los toros de Murube, Urquijo,etc…Y que hoy son en gran
parte propiedad del ganadero salamantino don Pedro Gutiérrez Moya, vecino de El
Encino, Salamanca.
Doña Dolores Monge vendió la mitad de su ganadería
a don Eduardo Ibarra, de Sevilla, en el año de 1884, y éste, veinte años
después (1904) la enajenó en dos lotes, uno, a don Fernando Parladé, y el otro
a don Manuel Fernández Peña, quien casi de inmediato, el año siguiente (1905),
la vendió al Conde de Santa Coloma, que lo aumentó con una punta de reses del
marqués de Saltillo.
Dice Alberto Vera (Areva) en su tratado sobre la
“Historia de las Ganaderías Bravas”, 1958, que el Conde de Santa Coloma
conservó separadas las dos líneas (Ibarra y Saltillo) hasta que en 1912 cedió
lo procedente de lo de Saltillo a su hermano, el Marqués de Albaserrada. No
obstante es bueno observar que siendo característica del ganado procedente de
Ibarra el pelo cárdeno, y que los bragados son breves en su señal, en Santa
Coloma de Joaquín Buendía Peña cunde el pelo cárdeno entrepelado, cárdeno
claro, cárdeno ensabanado, bragados, jirones y hasta berrendos que no vemos en
las ramas procedentes de Ibarra en Urquijo.
Esta ganadería fue adquirida por don Joaquín
Buendía Peña, Sevilla, en el año de 1932. Antes Santa Coloma se había dividido
en otras 22 ramas, de las cuales las más famosas son las de don Graciliano
Pérez Tabernero, Villamaría, Aleas, Coquilla, Félix Suárez, Cándido Díaz (que
más tarde formaría la rama de Martínez Elizondo, que también forma el encaste
de Los Aranguez y lo de Muriel). Joaquín Buendía, después de 1932, ha formado
con sus reses muchas ganaderías americanas, tales como Benjamín Rocha Gómez, Vistahermosa
de Francisco García, Dos Gutiérrez, las tres colombianas que están presentes en
Los Aranguez, o las famosas de La Quinta, Hernández Pla, Carrascosa (Paco
Camino) y Felipe Bartolomé, todas con el pelo cárdeno predominante, indudable
presencia de Saltillo, así juren y perjuren que el conde de Santa Coloma
mantuvo los vasos de los puros vinos de Ibarra y Saltillo en botas separadas.
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