Eduardo Gallo |
JAVIER LÓPEZ
@Javierlopez01
El diestro Eduardo Gallo protagonizó hoy una actuación de
oficio y mucho temple en Las Ventas, ante una corrida muy justa de todo de
Lagunajanda, con la que destacó también la torería a cuentagotas de Iván
Vicente y la entrega sin ordenar de Esaú Fernández.
Una tarde a medias de todo. Los toros de Lagunajanda, muy
nobles y dóciles, sin embargo, anduvieron muy justos de todo, y, en
consecuencia, los toreros tampoco pudieron desplegar sus armas, quedándose los
tres en la frontera de un posible triunfo, especialmente un templadísimo
Eduardo Gallo, al que, además, apenas tuvieron en cuenta desde unos tendidos
tan ingratos como fríos.
Flojo y con poquito celo fue su primero, toro que, sin
embargo, acabó respondiendo gracias a la suavidad que imprimió en todo el
momento el salmantino, técnico y con cabeza, haciendo todo a favor de obra,
consintiendo terrenos, alturas y distancias, sin atosigar en ningún momento al
astado, que, aún sin ser nada del otro mundo, al menos fue agradecido y le dejó
estar. Así logró algunos pasajes Gallo de buena firma, especialmente tres
series al natural limpias y a cámara lenta ya en las postrimerías de una labor
de poquito eco en los tendidos.
Con las ideas igual de claras salió Gallo en el dócil y
manejable quinto, muy templado, pulcro y sereno, en una larga faena planteada
en los medios y aderezada con muletazos de inmaculado trazo. Buen nivel del
salmantino, que volvió a torear muy despacio, muy de verdad, aunque acusara la
poca transmisión del astado, al que sacó todo lo que tenía dentro, y la
frialdad de unos tendidos poco receptivos. Eso sí, el "sartenazo" con
la espada fue fenomenal.
Con cadenciosas verónicas recibió Iván Vicente al que abrió
plaza, toro noble y con calidad pero muy medido de todo, lo que hizo que fuera
a menos durante su lidia. Hubo gusto y aroma también en las probaturas con la
franela, haciendo después las cosas con mucho temple y componiendo muy bien los
muletazos en series cortas por el derecho de especial sabor por lo relajado y a
gusto que se le vio. Lástima que el toro se acabara tan pronto, quedando todo
en el disparadero y dejando, asimismo, la miel en los labios al aficionado, que
paladeó el toreo del de Soto de Real, aún sin llegar a degustarlo en todo su
apogeo.
El cuarto, de descompuestas y desclasadas acometidas, no
permitió a Vicente prácticamente pasar de los detalles sueltos, ya que a la
mínima que intentaba conducirlo por abajo, el animal lo deslucía todo echando
la cara arriba, protestando, y, lógicamente, tropezando el engaño del
madrileño, en profesional con un oponente de lo más desabrido y que, para más
inri, acabó también rajándose.
A la puerta de chiqueros se fue Esaú Fernández a recibir a
su primero, al que no hicieron sangre en varas ni para un análisis, en pos de
buscar un mayor brío para la muleta, como así fue, al menos, en las primeras
tandas. La primera a derechas tuvo temple, largura y ligazón, y también la
segunda, pero el toreo periférico y de pico no suele gustar en Madrid, y así se
lo censuraron. Más "cruzadito" y ajustado anduvo el de Camas al
natural, pero ya era muy difícil levantar el ánimo de la gente, que no acabó de
entrar en una faena tan voluntariosa como desigual.
El sexto se defendió mucho, muy remiso y protestón ante
cualquier afrenta de Esaú, muy tenaz y queriendo otra vez mucho, pero sin poder
resolver prácticamente nada positivo en lo artístico. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Lagunajanda, bien
presentados, nobles, dóciles pero muy justos de todo, sobre todo de fuerzas y
casta. El descompuesto cuarto y el protestón y remiso sexto, los más
deslucidos.
Iván Vicente, de canela y oro: media atravesada
(ovación); y dos pinchazos y estocada trasera y (silencio tras aviso).
Eduardo Gallo, de grana y oro: pinchazo y estocada caída
(ovación tras aviso); y estocada "en el número" (ovación tras aviso).
Esaú Fernández, de azul marino y oro: bajonazo (ovación);
y estocada caída (silencio tras aviso).
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del
ganadero Alipio Pérez Tabernero,
recientemente fallecido.
La plaza registró algo más de un cuarto de entrada en tarde agradable.
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