El torero extremeño sale a
hombros en soledad por percance de El Fandi tras repartirse entre ambos seis
trofeos. *** Curro Díaz también puntúa muy mermado físicamente. *** Buena pero
desigual corrida de la Casa Matilla con tres toros destacados.
El Fandi |
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de
Madrid
Traía Curro Díaz el rostro como un boxeador castigado por
Pacquiao. El tabique partido, los ojos hinchados y una férula improvisada como
protección. Un toro lo reventó el sábado en Tarifa. Díaz no quiso perderse por
nada el compromiso de Valladolid. Le recetaron analgésicos hasta en las cejas y
una infiltración en la propia enfermería de la plaza. Por suerte, el mansito
playero de García Jiménez no le dio mucha guerra. Incluso le permitió por
momentos gustarse en los 20 muletazos que duró. Como en el prólogo pinturero,
algunos derechazos y algún otro más embrocado con la izquierda. El cuerpo de
Curro no andaba para mucho pasodoble.
Fandi sorteó un toro de escasa cara y mucha movilidad. Pese
a sus guiños de mansear sacó carbón. A Fandila la clase y el ritmo le valen
madre. A cambio la fijeza y la obediencia. Que no es poco. Con todo preparó el
menú: las largas cambiadas del saludo, el quite por chicuelinas, la potencia de
las banderillas, el principio de faena de rodillas con sus apuros, tres tandas
de derechazos, tres de naturales tapándole mucho, molinetes de hinojos,
circulares y un espadazo en los blandos. Los tendidos se embalaron del mismo
modo sin freno presidencial: dos orejas.
Fandi ovacionó al toro de sus apoderados en el arrastre.
Pero la calidad la aportó el colorado y guapo tercero. De nombre «Saltón». Como
en Bilbao, José Garrido dibujó el toreo a la verónica. Extraordinariamente
bien. Tanto en los lances de saludo como en el quite abrochado con una media de
categoría. Como prestancia también desprendieron los acodados ayudados por alto
de la obertura de faena.
Y sabor. Como la trincherilla y los derechazos siguientes.
Despacio y acinturado, el toreo en redondo brotó por su camino. Idéntico son al
natural. A los vuelos la notable embestida. Un molinete zurdo como orfebrería de
cierre de la última serie. Gastado el toro y sin final para el sobresaliente,
JG se salió del guión del clasicismo para amarrar el triunfo en modo arrimón
por circulares, una espaldina, un intento embarulladete de luquecinas... Aunque
consiguió el objetivo y descerrajó la puerta grande, no hay nada como acabar a
tiempo.
Embistió el inexpresivo castaño cuarto de Peña de Francia
-segundo o tercer hierro de la Casa Matilla, según- bien de verdad por la mano
izquierda. Curro Díaz volvió a pintar un bonito principio de faena. Cuando en
el ecuador de la obra presentó la zurda, se palparon las señales de que no se
encontraba el torero en su cuerpo, tan agarrada la muleta por el cáncamo del
estaquillador y tan exagerado en el cite desde más allá de la pala del pitón.
Pese a ello hubo naturales con templada cadencia. Como en Pucela ya se ha
demostrado que la colocación de las espadas no cuenta, le entregaron una oreja
tras un metisaca mal lugar y una estocada defectuosa...
Y sin embargo El Fandi se anotó en el quinto el volapié de
la Virgen de San Lorenzo. Soberbia la ejecución por el mismo hoyo de las
agujas. Solo eso valía el trofeo del toro que casi lo destroza cuando se le
cruzó con el capote de salida. Y es que por el derecho no veía. Fandi superó el
leñazo contra el pecho con fuerza de atleta y ya volvió a dar la cara en un
quite por zapopinas. Tampoco se escondió para banderillear y puso la plaza en
pie. Portentoso el tipo. Basó la faena en el ojo sano. Como el toro se venía
muy humillado con signos cualitativos, Fandila no se midió en su empeño de
lucimiento. A últimas tanteó la vista del amigable enemigo por el ojo vago y
parece que seguía tuerto...
A la buena corrida de Matilla le restó también el último de
escurrido ser. Su espíritu también se mostró encogido. Garrido dejó constancia
de su alta escuela capotera en un quite por chicuelinas. No hubo caso con la
muleta por ningún lado más allá de la voluntad y mató de nuevo exageradamente
trasero. Vaya a saber usted por qué se pidió y se entregó la oreja. Que sumaba
la séptima del diluvio.
Como Fandi seguía revisándose la golpiza en la enfermería,
Garrido emprendió en soledad el camino de la salida a hombros.
HNOS. GARCÍA JIMÉNEZ | PEÑA DE FRANCIA | Curro Díaz, El Fandi y José
Garrido
Toros de Hermanos García Jiménez
y uno (4º) de Peña de Francia,
desiguales de presentación; 2º y 4º de escasa cara; destacaron un 2º de encastada
movilidad, el notable 3º de contado final y el 4º por el izquierdo.
Curro Díaz, de rosa y oro. Estocada pasada y
atravesada y dos descabellos (saludos). En el cuarto, metisaca y estocada
defectuosa (oreja).
El Fandi, de sangre de toro y oro. Estocada baja
(dos orejas). En el quinto, gran estocada (oreja).
José Garrido, de agua y plata. Estocada trasera y
rinconera (dos orejas). En el sexto, estocada muy trasera (oreja). Salió a
hombros.
Plaza de toros de Valladolid. Domingo, 11 de septiembre de 2016. Última
de feria. Tres cuartos largos de entrada.
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