Voltereta con premio para Pérez
Mota de un encierro vacío de San Martín; tesón de Paulita y Nazaré.
ISMAEL DEL PRADO
@isma83svb
Diario LARAZON de Madrid
Al filo de las ocho, Pérez Mota volvía a nacer. Pasada la
treintena. Y vino con una oreja bajo el brazo. Qué distinto a Isabel o Elia,
recién nacidas cercanas, con su pan de toda la vida. Montó la espada el
gaditano y se tiró como un león al morrillo en la suerte suprema. Matar o
morir. Enterró la espada casi entera, pero salió prendido. La taleguilla, hecha
jirones. El cuerpo, desmadejado en la arena, quedó aprisionado entre las fauces
del cárdeno de San Martín. Muy ofensivo por delante. Para pocas bromas. Salvó
el trance con una contusión costal y un puntazo en el muslo izquierdo.
Milagroso. Y con su oreja en la mano. Excesivo premio a un trasteo tibio, que
no caló en el tendido, pero en el que Pérez Mota puso bastante más corazón que
su manejable oponente.
Justito de raza como el encierro completo de San Martín.
«SantaColomas» vacíos. Hueca fachada. Había gustado más Pérez Mota en el
segundo. Una lámina. De otra época parecía. Cárdeno salpicado, lucero y
calcetero. Engatillado. Precioso. Muy en lo de Buendía este «Cidrón». Salvo por
el peso... 622 kilos de torazo. Hondo. Tuvo cierta nobleza. Tomó los engaños
por abajo, pero fue una embestida más pastueña que enclasada. Pérez Mota lo
templó con suavidad. Acompasando las telas al ritmo del animal. Blandito. Se
esmeró y pegó algunos muletazos a cámara lenta. Muy despacio. Faltó mayor
ligazón, pero el torero puso todo de su parte.
Paulita fue silenciado con el reservón primero. No sirvió al
aragonés. Le había puesto en apuros en los lances de recibo, pues apretó lo
suyo hacia tablas. Lo lidió con torería hasta el caballo y estuvo por encima de
un animal que midió y tomó la muleta sin clase alguna. La cara, siempre por
encima del estaquillador. Jamás se empleó. Tampoco lo hizo el cuarto, que se
quedaba muy corto. Sin recorrido, protestó cada vez que le ofreció la pañosa
Paulita. El aragonés estuvo firme, pese al muro que tenía delante. A la
defensiva. Lo mejor, la buena estocada, hasta la yema, con la que logró
pasaportarlo tras el pinchazo inicial. Regresaba Nazaré a Madrid dos años
después de una tarde histórica... Por accidentada. Los tres toreros en el hule
y corrida de San Isidro suspendida en el tercero. Ayer tampoco tuvo suerte el
sevillano. Poco llevaba dentro el protestado tercero, igual de serio que sus
hermanos, pero más escurrido. Ya saben... En Madrid, si la tablilla baja de
500... Música de viento. Nazaré tiro de tesón, pero no había nada que rascar.
Sin probaturas, le ofreció la pañosa con el cañón de su zurda al sexto,
buscando ese dulce toreo al natural que siempre le ha avalado. El cárdeno fue
el más noble del encierro, pero también el que menos fuerzas tuvo. Ligó con
valor las tandas a media altura, tragando bastante, pero en cuanto bajó la
mano, el de Santa Coloma claudicó. Buena estocada. Actitud intachable. De toda
la terna. Lástima de ganado.
FICHA DEL FESTEJO
Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros de San Martín, bien presentados y muy serios, algunos con mucho cuajo.
El 1º, desclasado y sin entrega; el 2º, noble y de embestida pastueña; 3º y 5º,
manejables pero sin raza; el 4º, corto y sin recorrido; y el 6º, noble pero sin
fuerza. Un cuarto de entrada.
Paulita, de lila y oro, estocada baja y tendida
(silencio); pinchazo, buena estocada (silencio).
Pérez Mota, de marino y oro, estocada atravesada, dos
descabellos, aviso (saludos); estocada casi entera (oreja).
Antonio Nazaré, de verde manzana y oro, estocada casi
entera (silencio); buena estocada (silencio).
Parte médico de Pérez Mota: «Contusión costal derecha y puntazo
corrido en el muslo izquierdo». Pronóstico «leve».
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