viernes, 16 de septiembre de 2016

FERIA DE LA VIRGEN DE LOS LLANOS - Talavante para la eternidad

El extremeño sigue con su temporada de madurez, corta las dos orejas al mejor toro de Garcigrande/Domingo Hernández y sale a hombros con un Juli exageradamente recompensado. *** El palco afana la puerta grande a Diego Ventura, que corta una oreja y da dos vueltas al ruedo.
 
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de Madrid

Cuando la temporada encara su recta final aún cobra más peso Alejandro Talavante. Cada día, cada tarde. Por cómo fluye el toreo, por la claridad con la que brota, por la naturalidad que emana, por el valor invisible que lo sostiene, por la frescura que desprende. Volvió a ser en Albacete. Como ha sido en Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, San Sebastián, Valladolid... Qué fácil lo hace y lo difícil que es. Torear así. Coger los toros aquí abajo, reunirse con ellos, pasárselos y decirles adiós. Y una vez sentidos en la palma de la mano hacerlos muñeca, cintura y compás. Pinceladas impresionistas de fantasía torera salpican el cuadro como arabescos que entran por los ojos. Como toques de personalidad made in Tala. Joyas de la India.

Todo lo escrito se concentró en la faena a toro de Garcigrande de fino hocico, estrechitas sienes y lavadita expresión. Que había madera para prender la hoguera del fuego talavantista se presintió en el quite de Alejandro por gaoneras. Cuando el toro sacó su fijeza en lucha con las huidas que hasta entonces le habían tentado.

Revoloteaban recortes sueltos como mariposas. Cumplió AT con la presidencia, ya portaba el cartucho de pescao en la izquierda. Tranquilamente llamó al garcigrande en los medios con todos los metros que les distanciaban y desplegó la muleta. De ella nacieron cinco naturales sedosos que se fundieron con un vertical molinete zurdo. La derecha dibujó una serie bestial por embrocada, enroscada y verdadera. Desembocó en un cambio de mano interminable. Como el de pecho que se vació por la hombrera contraria. Una arrucina al paso marcó como cierre la siguiente ronda de espléndidos redondos. Entre series escarbaba el torillo. Igual que se había dolido en banderillas.

Como le costaría a partir de mediada la faena seguir el ritmo de Talavante, que todavía cincelaría derechazos esculturales. Se despidió con unas manoletinas mirando al tendido a modo de seducción. Aunque el guiño final corrió a cargo de la estocada. La puerta grande abierta de par en par para un torero que, como dice mi compadre Tristán, camina a otro nivel de los demás. Como lo que va del Teide al nivel del mar.

El Juli empató con el cabezón, cargado y noblote quinto de Domingo Hernández en el marcador a Talavante. Pero sólo en el marcador. No se explica. Si bien es cierto que Julián lo exprimió con toda su ciencia, la presidencia se columpió. Quizá sería para recompensar a la Casa Lozano por haberle afanado a Diego Ventura el doble premio de un faenón incontestable. Una extraña ley de la compensación.

Las virguerías que cuajó Ventura con «Sueño» y «Chalana» se quedaron en una sola oreja y una bronca atronadora que funcionó como espoleta retardada con el torero a pie. A Juli no se le sintió a gusto en toda la tarde. Ni cuando entró a matar con sobresalto. Y menos con un primero recortado y bajo de amplia cara que se movió siempre muy apoyado en las manos. Frenado en ellas, viniéndose gazapón y sin irse nunca con sus aristas. Forzado Juli digamos que por la responsabilidad de cumplir. En aquellos albores de la tarde, Ventura se había quedado sin toro desde «Nazarí» en adelante. Amigos del caballo, interpretó la banda.

Ni el momento de un año entero, o dos o tres, en los que Alejandro Talavante ha adquirido su madurez, sirvieron para extraer agua de pozo seco del grandón y parado sexto. También de Domingo Hernández y tan pesadote, atacado y simplón como el anterior; los de Garcigrande habían venido más finos y ligeros de caja y equipaje. Una escalerita de dos y dos. Talavante no se dio coba. Pero se eternizó con los aceros. La eternidad ya esperaba rendida. Hace tiempo que le reclama.

ÁNGEL SÁNCHEZ | GARCIGRANDE | Diego Ventura, El Juli y Alejandro Talavante
Toros de Ángel Sánchez para rejones (un 1º que no duró y el buen cuarto 4º); y cuatro de Garcigrande (2º y 3º) y Domingo Hernández (5º y 6º); desiguales de presentación, dos y dos; destacó el 3º sin final; noblote el 5º; frenado de manos y con su guasita el 2º; parado el 6º.
Diego Ventura, pinchazo y rejón trasero (saludos). En el cuarto, rejón en lo alto y descabello (oreja, fuerte petición y dos vueltas al ruedo).
El Juli, de verde botella y oro. Estocada corta y trasera (silencio). En el quinto, estocada honda pasada. Aviso (dos orejas).
Alejandro Talavante, de verde hoja y oro. Estocada pasada (dos orejas). En el sexto, dos pinchazos, media estocada tendida y varios descabellos (silencio). Salió a hombros con El Juli.
Plaza de toros de Albacete. Jueves, 15 de septiembre de 2016. Octava de feria. Lleno.

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