Previa tormenta de agua desatada
Destacado juego de los utreros de
las ganaderías La Consolación y El Prado, de la que se pudo cortar más trofeos
si no es por el mal uso de la espada.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
TOVAR, Enviado
Especial.- Ha sido una gran novillada, con muchos matices que destacar y de
la que a pesar de la tromba de agua que nos antecedió en el mismo, valió la
pena la espera. Destacar la afición de los presentes por permanecer en la
plaza, cuando en la Sultana del Mocotíes arreciaba unos de los aguaceros más tórridos
que recuerde. La ciudad se vio en emergencia bajo tal circunstancia, y no era
para menos.
El techado del Coliseo hizo que se una vez más se pudiera
dar el festejo. Una pena el lamentable mantenimiento que tiene este por parte
de las autoridades competentes, donde los tendidos se vieron repletos de agua,
no así el ruedo, lo que permitió que se diese el festejo bajo la anuencia de
palco presidencial, empresa y propios aficionados.
El utrero que abrió festejo correspondería al debutante
novillero peruano Kuntur Alfaro, ejemplar el cual no del todo entendió el
menudo coleta inca, tras no asentar zapatillas ni mandar en las noblotas y poco
humilladas embestidas que se permitió por ambos pitones el señalado diestro. Abundó
en demasía en intentar lucirse sin mucho eco en el tendido, para al final dar
una vuelta al ruedo por su cuenta.
El otro debutante fue el peruano Oscar Miguel, quien mejor
se le vio, por momentos intermitentes, sobre la mano diestra, pitón donde el
ejemplar dejó lucidos muletazos que algo calentaron el gélido ambiente en la
plaza, con la mayoría de los presentes de pie ante, tras las cascadas de agua
que bajaban de los ductos de aguas negras del policromado techo de plaza. Se puso
pesado con el acero, para ser silenciado tras aviso.
Pinceladas de buen toreo, corriendo la mano con gusto previo
sabroso recibo de capa, el que Alejandro Mejía dejo en la retina de los
presentes. Voluntad y decisión de agradar los que dejo evidente, ante otro
destacado ejemplar al que tal vez faltó más rotundidad en someterle en los
medios y plantearle faena sin tantos accesorios. Lo que pudo haber sido de
oreja o cambio por su errático uso de la espada, en silencio tras aviso.
Otro Alejandro, de apellido Barragán, se encontraría con las
nobles y dulces embestidas de «Portachuelo», astado de una almibarada embestida
por ambos pitones las cuales se intuía desde el garboso saludo de capa. Medido en
el castigo y bien banderilleado por el propio espada, en la muleta no sería
sino hasta la tercera tanda cuando Barragán tocaría las teclas apropiadas para
aprovechar las cualidades de un novillo de encumbrarse, que sueñan quienes se
visten de luces en novilladas de este fuste. Largo trasteo, donde dos series
por la diestra en el ecuador del mismo, valieron para que los presentes se
entregaran a plenitud. Una pena que vaciló en la suerte suprema, para tras dos
viajes con el acero y un descabello, cortar -tras rifirrafe de pañuelos en el
palco presidencial- una oreja y la merecida vuelta al ruedo al pupilo de El
Prado.
Lo más pulcro en cuanto a planteamiento de faena se vio en
las manos de Julián Vanegas, quien pechó con un cornalón ejemplar que así mismo
a primeras no le encontraría resquicio de lucidez sino mediada la misma. Fue allí
cuando se asentó, y llevó largo las embestidas, en especial por la diestra, del
ejemplar, destacando los forzados de pecho, largos y templados. Su fallo con el
acero, le impidió mayor cotas de triunfo.
El tachirense Jonathan Ortega se le ve aun verde para
compromisos de esta trascendencia. Voluntad y entrega quedaron evidentes, pero
detalles técnicos de colocación y terrenos están pendiente, de allí que quedara
a la deriva por momentos a la embestida a menos del burel. Se agradeció la
contundencia con la espada, para al segundo viaje doblar el animal.
Cerró larga función el novillero local Reymer Arellano quien
se le vio con evidentes progresos, que solo la consecución delante del animal
se consigue. Variado y alegre fue el recibo de capa, para luego en la muleta, decantarse
por tandas cortas, con el punto de bisoñés en las salidas de cada muletazo para
quedar colocado al siguiente. Las entradas de tandas son un fiel reflejo de la
influencia de Rafael Orellana como torero referencia. Solventó la papeleta
mucho mejor de lo preveíamos, por lo que queda la estela para verle a futuro,
si la suerte le acompaña, bajo las ordenes de su mentor, Don Ricardo Mencía.
Culminada a la media noche un festejo que a punto estuvo de
suspenderse. Pudo más la fuerza de la afición y la suerte, para ser testigos de
un interesante capítulo de esta feria, en la destacamos un gran lote de
novillos que bien puso en bandeja de plata el triunfo, a disposición de las
cualidades da cada uno de los novilleros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros
Coliseo El Llano de Tovar.
Sábado 3 de septiembre.
Novillada con picadores.
Con poco más de un
tercio de plaza (aproximadamente 2000 personas) en noche lluviosa, fría, con
estruendosa tromba de agua antes de comenzar el festejo, lo que obligó el
retraso por espacio de 60 min, se lidiaron novillos de las ganaderías LA CONSOLACIÓN
y EL PRADO (Hermanos Molina Colmenares) en su conjunto bien presentados, nobles
y potables en distintos grado, destacando la bondad y recorrido del corrido en 4º
lugar, «Portachuelo» de 332 kilos, premiado con la vuelta al ruedo.
Pesos: 354, 340, 328,
332, 347, 388, 384 kilos
KUNTUR ALFARO (nazareno
y oro con cabos blancos): vuelta al ruedo.
OSCAR MIGUEL (tabaco
y oro con cabos blancos): silencio tras aviso.
ALEJANDRO MEJÍA (tabaco
y azabache): silencio tras aviso.
ALEJANDRO BARRAGÁN (frambuesa
y azabache): oreja.
JULIÁN VANEGAS (purísima
y oro): palmas tras dos avisos.
JONATHAN ORTEGA (azul
rey y oro con cabos blancos): silencio.
REYMER ARELLANO (aguamarina
y plata con remates en negro): palmas.
INCIDENCIAS: Destacaron
en la puntilla Alí Trejo y en la vara Rene Quintana.
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