Eduardo Gallo |
GONZALO I. BIENVENIDA
Diario ELMUNDO de
Madrid
@GonIzdoBienve
Los ecos del verano rebotaban en los tendidos semivacíos de
Las Ventas en una nueva tarde de oportunidades. La ganadería escogida,
Lagunajanda, hacía albergar esperanzas y como definía Jean Cau cada tarde de
toros es «creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro». Bendita ilusión de la
que vivimos cada domingo los aficionados.
Iván Vicente es una rara avis del toreo. Su exquisito
concepto choca de bruces con la vulgaridad extendida como norma. El primero de
su lote le permitió dejar momentos de belleza con los que los tendidos entraron
en la faena. En el prólogo dejó un ramillete de estéticas verónicas sin remate.
Esa clase sin contundencia, esa lindeza incompleta marcaría el son de su
actuación. Ese primero de Lagunajanda tuvo calidad en su embestida. El inicio
resultó armónico pero en el resto de la obra se sucedieron los altibajos
(saludos).
El cuarto toro fue el más geniudo de sus hermanos. De los
arreones en los albores de la faena a la violencia en los derrotes del toro ya
acobardado hubo destellos de torería. Dejó una estocada en toda la yema tras
pinchazo y para el recuerdo una torera estampa: sentado en el estribo el
madrileño esperó a que el de Lagunajanda se echase. El toro nunca renunció a su
arrogancia, el torero no cedió un ápice a la ramplonería al uso (silencio).
Eduardo Gallo volvía al escenario que un día le echó del
circuito. Resbalón que le costó la nueva búsqueda del temple desde el
ostracismo. Su primer oponente repitió con nobleza. El salmantino mostró la
versión más comprometida de su toreo. Llevó al lagunajanda cosido a su muleta
con la diestra logrando tandas acompasadas. Al natural buscó cargar la suerte
cuidando la colocación especialmente en el primer muletazo. Con una ovación
Madrid hizo ejercicio de memoria histórica. Borrón y cuenta nueva (saludos).
El quinto fue un toro serio, justo de poder, noble. Gallo de
nuevo se mostró entonado en los primeros compases. El renovado temple
anteriormente citado vino acompañado de una plausible firmeza. La buena calidad
de la embestida le invitó a eternizar el trasteo llegando a escuchar un aviso
antes probar suerte con los aceros (saludos).
Esaú Fernández (quien una semana antes habia estado en la feria
de la venezolana ciudad de Tovar en mano a mano con el local Rafael Orellana) recibió
a porta gayola a los dos toros de su lote. Se fajó con el primero que resultó
noblote pero soso. Le recriminaron la colocación pero se le jaleó la voluntad
de agradar en todo momento. Fundamentó la faena en la ligazón. Se le pidió la
oreja y amagó con la vuelta al ruedo (saludos).
Con el que cerró la tarde mostró de nuevo su actitud. Fue el
más deslucido de la tarde: tarascadas, derrotes, coladas y miradas supusieron
un hándicap para el sevillano. Aun así, afloró su raza para solucionar la
papeleta (silencio).
LAGUNAJANDA / Iván Vicente, Eduardo Gallo y Esaú Fernández
Toros de Lagunajanda, todos
cinqueños, presentados y juego. Con buen aire el 1º, con opciones el soso 2º,
manejable 3º, brusco el 4º, enclasado el 5º y rebrincado el 6º.
Iván Vicente, de canela y oro. Media estocada y un
descabello (saludos). En el cuarto, pinchazo y estocada. Aviso (silencio).
Eduardo Gallo, de grana y oro. Pinchazo y estocada
trasera y caída. Aviso (saludos). En el quinto, bajonazo. Aviso (saludos).
Esaú Fernández, de azul rey y oro. Estocada desprendida
(saludos tras petición). En el sexto, estocada desprendida. Aviso (silencio).
Monumental de las Ventas. Domingo, 12 de septiembre de 2016. Un tercio
de entrada.
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