miércoles, 7 de septiembre de 2016

DESDE EL BARRIO: Esplá piensa sin red

PACO AGUADO

El pasado sábado, justo a la misma hora en la que tantos abducidos estaban enfrascados en crear ambiente en las redes sociales a favor del homenaje a Víctor Barrio en Valladolid, Tendido Cero emitía la segunda parte de una conversación pausada y serena de Federico Arnás con Luis Francisco Esplá.

No tuvo hastags, ni demás pamemas neolingüísticas, ni llegó a ser "trending topic" en ese mundo paralelo de teléfonos y tablets, pero estaba cargada de una inteligencia que podríamos calificar hasta de incendiaria frente a la tan extendida gilipollez. No se la pierdan, porque aún pueden disfrutarla en la web de Radio Televisión Española.

La cuestión es que hablaron despacio el periodista y el maestro retirado, a propósito de la reaparición de éste el próximo sábado en el anfiteatro romano de Arles, en este caso como torero pero también como escenógrafo, una doble faceta que él ya aunaba perfectamente delante del toro con una misma coherencia artística y lidiadora.

Y entre el sosiego de una conversación directa y lúcida entre personas, sin limitar la mente a 140 caracteres o a los megas de velocidad, Esplá dejó en el aire la solución a cuantas cuestiones trascendentales para la tauromaquia, matizadas con las sabrosas reflexiones de hombre inteligente que siempre vio más allá de la barrera. Por eso será mejor que las escuchen a que las mal expliquemos aquí.

Hace ya mucho tiempo que el toreo todo debería de haber recurrido a la inteligencia y a la elocuencia del maestro alicantino como imagen de marca de cara al exterior. Esplá, torero de trayectoria reconocida, pintor, escritor, pensador, intelectual, humanista, conversador, representa en todos esos aspectos exactamente lo que el toreo necesita para salir de la cueva y reivindicarse en esta sociedad de estereotipos. No nos hace falta ir a buscar fuera.

Con permiso de todos sus otros compañeros, retirados o en activo, nadie mejor hoy por hoy que Luis Francisco para defender la fiesta de los toros atacando con argumentos, sensibilidad y conocimiento del mundo; nadie como él para reventar los clichés casposos con que nos identifican y denigran, para descolocar con su actitud atípica a tanto intelectual de pega como pace por los medios, para demoler a pecho descubierto las falacias de los antis y de los malos políticos, para hacer pensar con calma a los indiferentes…

Es de suponer que los beneficios que dejó la corrida del sábado en Valladolid, descontados los originariamente destinados a levantar un monumento a Víctor Barrio, servirán a la Fundación del Toro de Lidia para ponerse al día económicamente, una vez que, por esa sempiterna y ciega desorganización del toreo, un organismo de este tipo está obligado a mantenerse únicamente de la "caridad" de sus simpatizantes. O sea, eso que ahora los enterados llaman "crow founding".

Pero sería bueno que, sin más demora, se destinara una partida importante para crear contenidos más allá de los continentes, para que el medio no sea más importante que el mensaje, al revés de lo que parecen entender estos jóvenes tan expertos en redes que se han quedado atrapados en ellas sin saber qué es lo que realmente deben transmitir a través de ellas.

Ahora más que nunca se necesita, entre tanta confusión, un uso inteligente de esas redes sociales, pero sobre todo de los grandes medios de comunicación, basado en reflexiones como las del maestro –que lo es en el más amplio sentido de la palabra– de Alicante. Olvidémonos ya de #Fuerzas, de #Gracias y de #Todos con…, esos lemas y esas acciones colectivas tan infantiles, y tan vacías de tanto uso, como gusta esta sociedad idiotizada.

Dejémoslos a un lado de una vez porque sólo sirven para relegar a un segundo plano las cuestiones más relevantes, como pasó con la corrida del sábado en Valladolid. Si realmente queremos trascender y llegar a la sociedad, será mejor desligarse de las estúpidas modas del redil para dar espacio y difusión a reflexiones sin red de personajes como Esplá, trapecista valiente del pensamiento.

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