PACO AGUADO
El pasado sábado, justo a la misma hora en la que
tantos abducidos estaban enfrascados en crear ambiente en las redes sociales a
favor del homenaje a Víctor Barrio en Valladolid, Tendido Cero emitía la
segunda parte de una conversación pausada y serena de Federico Arnás con Luis
Francisco Esplá.
No tuvo hastags, ni demás pamemas neolingüísticas,
ni llegó a ser "trending topic" en ese mundo paralelo de teléfonos y
tablets, pero estaba cargada de una inteligencia que podríamos calificar hasta
de incendiaria frente a la tan extendida gilipollez. No se la pierdan, porque
aún pueden disfrutarla en la web de Radio Televisión Española.
La cuestión es que hablaron despacio el periodista
y el maestro retirado, a propósito de la reaparición de éste el próximo sábado
en el anfiteatro romano de Arles, en este caso como torero pero también como
escenógrafo, una doble faceta que él ya aunaba perfectamente delante del toro con
una misma coherencia artística y lidiadora.
Y entre el sosiego de una conversación directa y
lúcida entre personas, sin limitar la mente a 140 caracteres o a los megas de
velocidad, Esplá dejó en el aire la solución a cuantas cuestiones
trascendentales para la tauromaquia, matizadas con las sabrosas reflexiones de
hombre inteligente que siempre vio más allá de la barrera. Por eso será mejor
que las escuchen a que las mal expliquemos aquí.
Hace ya mucho tiempo que el toreo todo debería de
haber recurrido a la inteligencia y a la elocuencia del maestro alicantino como
imagen de marca de cara al exterior. Esplá, torero de trayectoria reconocida,
pintor, escritor, pensador, intelectual, humanista, conversador, representa en
todos esos aspectos exactamente lo que el toreo necesita para salir de la cueva
y reivindicarse en esta sociedad de estereotipos. No nos hace falta ir a buscar
fuera.
Con permiso de todos sus otros compañeros,
retirados o en activo, nadie mejor hoy por hoy que Luis Francisco para defender
la fiesta de los toros atacando con argumentos, sensibilidad y conocimiento del
mundo; nadie como él para reventar los clichés casposos con que nos identifican
y denigran, para descolocar con su actitud atípica a tanto intelectual de pega
como pace por los medios, para demoler a pecho descubierto las falacias de los
antis y de los malos políticos, para hacer pensar con calma a los indiferentes…
Es de suponer que los beneficios que dejó la
corrida del sábado en Valladolid, descontados los originariamente destinados a
levantar un monumento a Víctor Barrio, servirán a la Fundación del Toro de
Lidia para ponerse al día económicamente, una vez que, por esa sempiterna y
ciega desorganización del toreo, un organismo de este tipo está obligado a
mantenerse únicamente de la "caridad" de sus simpatizantes. O sea,
eso que ahora los enterados llaman "crow founding".
Pero sería bueno que, sin más demora, se destinara
una partida importante para crear contenidos más allá de los continentes, para
que el medio no sea más importante que el mensaje, al revés de lo que parecen
entender estos jóvenes tan expertos en redes que se han quedado atrapados en
ellas sin saber qué es lo que realmente deben transmitir a través de ellas.
Ahora más que nunca se necesita, entre tanta confusión,
un uso inteligente de esas redes sociales, pero sobre todo de los grandes
medios de comunicación, basado en reflexiones como las del maestro –que lo es
en el más amplio sentido de la palabra– de Alicante. Olvidémonos ya de
#Fuerzas, de #Gracias y de #Todos con…, esos lemas y esas acciones colectivas
tan infantiles, y tan vacías de tanto uso, como gusta esta sociedad idiotizada.
Dejémoslos a un lado de una vez porque sólo sirven
para relegar a un segundo plano las cuestiones más relevantes, como pasó con la
corrida del sábado en Valladolid. Si realmente queremos trascender y llegar a
la sociedad, será mejor desligarse de las estúpidas modas del redil para dar
espacio y difusión a reflexiones sin red de personajes como Esplá, trapecista
valiente del pensamiento.
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