sábado, 18 de abril de 2020

ESCRITOS DEL CONFINAMIENTO 14 – El principio de Arquímedes

La historia de Casa Neus. De La Escala a Rosas, de punta a cabo de la bahía. Pleitos griegos. Un suquet de pescado

Ignacio Álvarez Vara “BARQUERITO”
Especial para VUELTA AL RUEDO

ANTES DE LA GUERRA CIVIL, el restaurante, con su bodega y su fonda, al lado del puerto viejo, se llamaba Casa Neus, o Ca la Neus. Su traducción al castellano es sencilla: Casa Nieves. Al suavizarse la persecución del catalán en las rotulaciones, los topónimos y en la onomástica también, pudo haberse recuperado el nombre original pero no se hizo. Cuando el destino me llevó en 1965 a La Escala, la gente lo seguía llamando Ca la Neus. Y así fue entiendo que hasta 1976. Cerraron.

No sería por falta de fama o clientes, sino por exceso de demanda. O porque el puerto nuevo –dos puertos, el pesquero y el deportivo, uno enfrente del otro, compartiendo aguas dormidas y mansas- se había convertido en el centro ¿neurálgico? de La Escala moderna. Ahí se instaló en 1986 la Neus remozada, las riendas en manos de otra Neus, nieta de la primera, Neus Suñer, y camuflada la casa con el nombre de Navili.

Desde el Navili, es decir, desde el puerto de La Escala, confín sur de la ciudad, hasta las ruinas de Ampurias y la desembocadura del Fluviá hay una larga caminata de tres cuartos de hora o algo más. Depende del paso. Si el camino se hace bordeando la orilla del mar, siguiendo el paseo marítimo  -el Passeig del Mar- , se acaba pasando por delante del hotel Neus Mar, abierto diez años antes del Navili.

La historia de la partición de la herencia no la conozco. En la red descubrí al mediodía los datos elementales, las fechas fundamentales y hasta la de la fundación de Ca la Neus: 1916. Una bodega y a la vez taberna que en esa fecha compró Arquímedes Ballester, el marido de la Neus. Cocinaba él y no ella, y por lo leído y sabido más que bien.

En sus dietarios Josep Pla, que tan encendidos palabras dedicó a la casa, de la que fue asiduo, nunca menciona el restaurante por su nombre. Se limita a escribir en las anotaciones telegráficas: “voy donde Arquímedes, como con Arquimedes…”, etcétera. Y esta mañana, leyendo en la edición de Destino las “Notes per a un diari de 1965” en el último tomo de sus Obras Completas, me ha llamado la atención justamente ese dato: la mención de Arquímedes tantas veces repetida. No caía en la cuenta y me puse a indagar. Encontré pistas fiables.

No entra en detalles una página sencilla –Antics hostals del camí ral- de un bloguero ilustrado y anónimo que acompaña la entrada dedicada a Casa Nieves de imágenes suculentas: el carrer del Port en los años 60, calle estrechita, un seat 600 estacionado a la puerta, el portón tachonado de bodega vieja –la recuerdo bien-, las brigadas de camareras, cocineros y camareros uniformado posando en la playa, hasta tres etiquetas o tarjetas publicitarias muy de época, una perspectiva del Neus Mar tomada desde altura y con teleobjetivo en día claro y soleado. He reconocido la habitación de la última planta, justo la de esquina al mar, donde estuve alojado.

Por curioso, he buscado en la red razón del Neus Mar, el hotel cerrado y supongo que vendido en 2016, reapertura en 2019, y he leído comentarios negativos sobre su cocina y su menú. De manera que la familia, los Ballester, se llevaría consigo la rica cocina y sus secretos, la vitrina, las fotos y los cuadros del nieto de Arquímedes, por él pimtados, que estaban colgados por el vestíbulo y los salones. Y, curiosidad inmediata y satisfecha en la propia red, he visto que el Navili, sillas de anea y brazos en el comedor, sigue honrando la leyenda de la dinastía: cuatro o cinco estrellas del trip advisor, nunca menos, y comentarios más que elogiosos.

Todo a pedir de boca.Y hasta el aviso de que, a pesar de la fidelidad a los guisos tradicionales –los suquets de Arquímedes, es decir, sus principios, y los arroces, y las zarzuelas de marisco-, se han incorporado a la carta aventuras de vanguardia. Lógico: justo en la otra punta de la bahía de Rosas estuvo abierto hasta la hora de su cierre El Bulli, el laboratorio culinario de Ferrán Adriá, la revolución del gusto, una investigación alimentaria sin límites ni precedentes. De El Bulli al Navili median por la costa veintitantos kilómetros a vuelo de pájaro o a pie.

La ruta por carretera es quebrada y por carreteras secundarias. Sant Pere Pescador es u  pueblo castizo. Vale la pena volver a Figueras para enfilar sin una sola curva el camino de  Rosas. Suponiendo que ese sea tu destino. En aquella época –in illo tempore- había entre La Escala y Rosas una visible rivalidad. Dos colonias griegas en guerra al cabo de los siglos, pero el beneficio de Ampurias inclinaba inevitablemente la balanza. Y, luego, la escollera griega, no intacta pero preservada aunque sea tan solo un trechito de no más de veinte metros. ¡Para qué más!

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