De
auténtico abolengo
Don Wiliulfo González fue un extraordinario ganadero al revalidar los triunfos de sus antecesores / ADARBO |
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial
para VUELTA AL RUEDO
A cerca de la familia ganadera tlaxcalteca de los
González, una de las cuatro que han sido soporte histórico en la crianza de
reses bravas en México, el colega y amigo, el licenciado Eduardo Castillo
García en su obra “Nuestro Toro”, nos dice lo siguiente:
“En sus orígenes la hacienda de San Mateo
Huiscolotepec servía de paso para los viajeros cruzaban del puerto de Veracruz
a la Ciudad de México. En 1835 fue adquirida por don Miguel de Miranda a los
padres batlemitas, luego la arrendó a don Mariano González Fernández, quien por
fin la compró en 1856, siendo entonces desde ese tiempo de la familia González.
Su hijo, don José María González Muñoz fundó en
1874 la ganadería de Piedras Negras, iniciando la cruza de vacas criollas que
pastaban en el rancho de Zacatepec, una fracción de la hacienda, con sementales
de bravo que adquirieron de San Cristóbal la Trampa, él y su primo, don José
María González Pavón, quien fundó la ganadería de Tepeyahualco.
En sus comienzos le ayudaron sus hermanos don
Manuel y don Carlos Muñoz González, con quienes empezó a tentar a campo abierto
los primeros productos, logrando resultados poco alentadores. En la temporada
que se realizó en la plaza ‘Colón’ de la Ciudad de México en 1887 se dio una
corrida a beneficio del espada guispuzcoano Luis Mazzantini, quedando un
sobrero de Pablo Benjumea, mismo que ligó muy bien al ser el primer semental
español en padrear en Piedras Negras. Para 1889 se trajeron toros de diferentes
encastes: Duque de Veragua, Pérez de la Concha y del Marqués de Saltillo.
En 1907 pasó la ganadería a manos de su sobrino
don Lubín González González para presentarse en El Toreo de la Condesa el 10 de
noviembre del mismo año con el toro ‘Tecolote’ que abrió plaza. En 1908 pudo
adquirir la dehesa de Tepeyahualco tras la debacle financiera de los señores
Fernández del Castillo y Mier y Alberto Parrés, constructores de la plaza de
toros El Toreo de la Condesa, ganadería que había pertenecido a su tío José
María González Pavón y donde iba el lote de las 10 vacas del Marqués de
Saltillo traídas en 1904: ‘Garbosa’, con el número 423; ‘Campanera’, con el
523; ‘Conductora’, con el 544; ‘Cantarera’, con el 548; ‘Carriona’, con el 554;
‘Recobera’, con el 564; ‘Andaluza’, con el 566; ‘Fantasía’, con el 583;
‘Murciana’, con el 586 y ‘Trianera’, con el número 586, además de los toros
‘Tianjito’, con el 58 y ‘Tabaquero’ con el 61, que consolidaron definitivamente la casta de esta casa,
especialmente con el toro ‘Fantasío’, hijo de la vaca con el mismo nombre, para
gloria de la ganadería brava mexicana.
El 23 de enero de 1921 se lidiaron en El Toreo de
la Condesa los famosos ocho toros cárdenos de la afamada divisa piedranegrina
en rojo y negro, alternando esa tarde Rodolfo Gaona, quien le cortó el rabo a
‘Corteño’; el diestro de Quismondo Domingo González ‘Dominguín’, Ignacio
Sánchez Mejías, quien se llevó el rabo de los dos toros que le tocaron en
suerte, ‘Zorrillo’ y ‘Barrileto’ y, Ernesto Pastor hizo lo propio con
‘Pambacero’.
Se recuerdan muchos toros célebres de esta casa como
‘Fogonero’, que fue premiado con la vuelta al ruedo; ‘Lucerito’, ‘Dinamitero’ y
‘Bordador’, de los que Rodolfo Gaona se llevó las orejas y los rabos.
‘Sardinero’ al que ‘Nacional II’ le cortó una oreja. Juan Silveti le cortó dos
orejas a ‘Aguacate’ y el rabo a ‘Vanidoso’, además de otros astados
sobresalientes como ‘Pirinolo’, ‘Carpintero’, ‘Colchón’, Tinajero’, ‘Veguero’,
Brillantino’, ‘Hortelano’, ‘Bordador’, ‘Cochinillo’, ‘Testaforte’, ‘Fogonero’,
‘Mezcalero’ y de manera especial ‘Revenido’, toro cárdeno oscuro, marcado con
el número 34, que inmortalizó ‘El Califa de León’ Rodolfo Gaona.
Don Lubín falleció el 2 de agosto de 1928 cerrando
la consolidación de la casa madre ganadera tlaxcalteca. De esta manera, quien
se hizo cargo de Piedras Negras fue su sobrino don Wiliulfo González, quien fue
un extraordinario ganadero al revalidar los triunfos de sus antecesores,
llevando muy en alto los colores de las divisas tanto de Piedras Negras como de
La Laguna hasta que trágicamente perdió la vida en un coleadero el 21 de agosto
de 1941, dejando la ganadería a su esposa e hijo Romárico González González”,
quien vio por ella hasta 1952”. Continuará…
DATO
Don José María González Muñoz fundó en 1874 la dehesa de
Piedras Negras, iniciando con la cruza de vacas criollas que pastaban en
Zacatepec
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