El
serial venteño no se ha suspendido nunca desde su creación en 1947.
ROSARIO
PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC
de Madrid
No habrá este mayo más aplausos ni «oles» que los
brindados a los héroes de bata blanca. A falta de una confirmación oficial,
Madrid se quedará sin toros en San Isidro, en serio peligro por la cornada del
Covid-19. La imagen de Las Ventas a rebosar, con sus más de 23.000
espectadores, es hoy una foto del ayer. Se avecinaba un ciclo de grandes
acontecimientos, un mes ininterrumpido de paseíllos con el regreso tres tardes
de Alejandro Talavante y su gesto de matar el hierro de Adolfo Martín. Y otro
trébol de Andrés Roca Rey, la figura más taquillera de los últimos tiempos.
Como el triplete de Paco Ureña, triunfador indiscutible de un 2019 herrado con
su verdad. O la vuelta del arte de Morante de la Puebla a la capital.
No podrá ser en mayo y ni siquiera se sabe si
sería factible aplazar el serial a septiembre y octubre (coincidiendo con el de
Otoño). «En una plaza como Las Ventas, que se sostiene con sus abonados, no se
pueden hacer locuras. Sería una temeridad plantear una feria tan larga, con los
toros a las cinco de la tarde y la gente ya trabajando, y con el añadido de que
no sabemos qué va a pasar con esta crisis tan tremenda para los bolsillos de
todos los españoles. Ahora solo importa la salud y quedarse en casa»,
reflexiona Rafael García Garrido, empresario de Plaza 1.
Cuando sonaron los clarines del estado de alarma,
se habían confeccionado el 70 por ciento de los carteles: «Iba a ser un pedazo
de feria», comenta García Garrido. La puesta de largo estaba prevista para el
pasado 25 de marzo: «Los presentábamos en el Capitol de la Gran Vía».
Imposible...
Será la primera vez en la historia que Madrid se
quedé sin San Isidro desde su creación en 1947. Aquel año, el de la muerte de
Manolete, nació este invento de Livinio Stuyck, que por aquel entonces era
gerente de la plaza. La feria, que contó con cuatro corridas y una novillada,
se inauguró el día del Patrón, en un festejo en el que cayó herido de gravedad
Antonio Bienvenida. Se lidiaron toros de Rogelio Miguel del Corral. Y al corral
volvió el primer astado, después de que Gallito recibiese tres avisos. Pepín
Martín Vázquez, aun sin cortar trofeos, se alzó vencedor de aquella edición.
Faena memorable
El marcador de orejas se iluminó en 1948, con El
Andaluz frente a los de Pablo Romero. Después llegaría esa nublada tarde en la
que Parrita desorejó a uno de Urquijo. Curiosamente, la faena memorable sucedió
pasado San Isidro, el 3 de junio: Manolo González inmortalizó a «Capuchino».
La Monumental de las Ventas, un edificio BIC
diseñado por el arquitecto José Espelius, fue una idea de Joselito el Gallo.
Pese a terminar de construirse en el año 29, no se estrenó hasta el 17 de junio
de 1931, con una corrida a beneficio del paro obrero. Como los accesos al coso
aún no estaban rematados, en 1932 no se dieron toros y se retomaron en 1933 con
solo dos festejos: la llamada corrida de las mises (en vísperas del concurso de
Miss Europa en el Círculo de Bellas Artes) y la de la Asociación de la Prensa,
organizada por el crítico Clarito.
Primer rabo
Tras aquellos esporádicos espectáculos, la
inauguración oficial se produjo el 21 de octubre de 1934 con un cartel de
tronío, en el que Juan Belmonte cortó el primer rabo al toro «Desertor», de
Carmen de Federico. La primera temporada completa (aún sin feria) se celebró en
1935 y en 1936 se interrumpió por la guerra civil. Tras un parón de casi tres
años, se reabrió el escenario taurino en mayo del 39. Manolete se erigiría
ídolo en la década de los 40, con el recuerdo de su majestuosa obra a «Ratón».
Y en 1947 nacería el invento de Stuyck: San Isidro. De cinco tardes a un mes
seguido. Pero ahora, 73 años después, el ruedo inmenso de Madrid no reverdecerá
laureles taurinos en primavera y no habrá más lidia que la de machetear al
virus que ha paralizado la piel de toro.
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