RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: José León
Fotos: José León
Crespones negros en la familia taurina venezolana.
Este domingo, en el seno de sus más cercanos familiares falleció uno de los
personajes más importantes que ha contado la fiesta brava merideña en los últimos
40 años. Impulsor exitoso del “Carnaval Taurino de América” con la que se
denominó la Feria del Sol al tomarla en sus manos, así mismo su éxito como
ganadero de reses bravas no fue menos. Se trata de Don Fabio Grisolia Guillén,
el cual exhaló su último suspiro luchando una infección aguda respiratoria, que
se vino agregar a su cuadro neurodegenerativo que venía padeciendo desde hacía
dos años a la fecha.
Fue un hombre generoso en todo el sentido de la
palabra. Una persona que no escatimó en cumplir las metas propuestas, al amparo
de también su referencia como lo fue su padre del mismo nombre, Don Fabio,
quienes se hicieron grandes al amparo del trabajo de campo, ese que les dio un
nombre y status que como pocos han tenido en el acontecer emeritense en el
curso de la décadas de los ´70 y ´80.
Pero Fabito –como cariñosamente se le conocía- fue
la cara visible de lo que fue la Empresa Taurina que llevaba su nombre, así como
La Carbonera, la primera ganadería de reses bravas asentada en suelo merideño, específicamente
en las cercanías a la población de Jají donde pastaban los machos y en El Vigía
donde se encontraba la vacada de El Morichal, donde más de una satisfacción se
vivió y forjó para beneplácito de su gran afición que siempre demostró por la
fiesta brava.
Más de tres lustros tuvo en su haber la organización
del máximo evento taurino merideño, donde alcanzaría con su exitosa gestión cotas
de acontecimientos internacionales. Así mismo el hierro de bravo tuvo su
predicamento, escribiendo en la geografía nacional capítulos históricos con su
sangre Santa Coloma y Parladé así como y Núñez en su ultima etapa, con la que
se nutrió la divisa azul celeste, blanco y rosa que lucieron sus toros en los
ruedos del país.
Padre del rejoneador Leonardo Fabio Grisolia –segundo
rejoneador con alternativa en el país- también cupo el honor de dar a la
palestra nacional el impulso al rejoneo con el consecuente apoyo que dio para
que durante su gestión como empresario del coso monumental merideño se
presentasen importantes exponentes del toreo a pie y ecuestre como lo fueron en
su momento Javier Rodríguez –casi dos décadas consecutivas actuando en el marco
de la Feria del Sol-, el colombiano Dayro Chica, los lusitanos Joao Salgueiro
entre otros. Ni que decir los toreros que a su vera se dieron cita en el
redondel de la “Román Eduardo Sandia”, desde ídolos nacionales como Bernardo Valencia,
Morenito de Maracay y “El Tovareño” hasta figurones mundiales como Ortega Cano,
Joselito, César Rincón, José María Manzanares, El Capea, Manolo Martínez, Cavazos,
Tomás Campuzano, Nimeño II, y en fin un listado que escapa en estos momentos,
fruto de la de pena y el dolor que nos embarga.
Pero fue su Don de gente, humilde, siempre atento
y presto, lo que le distinguió como pocos que han transitado el camino del
toreo, quienes supieron y valoraron el detalle de la amistad y en especial el
de haber dejado huella y legado para que vinieran otros a superar lo que había logrado
como ya señalamos, como empresario y ganadero de reses bravas.
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