De la
ganadería brava mexicana
Los
Barbabosa, González, Llaguno y Madrazo son el tronco fundamental de la
milagrosa crianza y desarrollo de nuestro toro durante el siglo XX
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial para
VUELTA AL RUEDO
Como ya lo habíamos adelantado en nuestra reciente
entrega, cuatro son las célebres familias mexicanas que se convirtieron en la
milagrosa y prolífica crianza y desarrollo del toro bravo en nuestro país,
siendo por ello que de esta cuarteta familiar comenzaremos por recordar o
conocer cómo es que se colocó en la historia del toreo la correspondiente a los
Barbabosa, por medio de la relatoría que hace nuestro colega y amigo Eduardo
Castillo García en su obra “Nuestro Toro”.
“Hacia el año 1835 don José Julio Barbabosa
adquiere la dehesa de Santín. Motivado por la afición que existía por las corridas
de toros, empezó a separar en su finca las reses que en apariencia serían aptas
para la lidia. Al morir en 1860 dejó la hacienda en manos de su hijo, el
licenciado Jesús María Barbabosa, quien era igualmente muy aficionado a los
toros y para dar más lucimiento a las fiestas, construyó la placita de tienta
de adobe, de la cual aún quedan vestigios.
Con la fama que empezaba a hacerse la vacada, el
torero Mariano González ‘La Monja’ consiguió que se lidiaran cinco toretes de
Santín en la plaza de Toluca el 2 de septiembre de 1866 con un grupo de alumnos
del citado espada. Los animales salieron muy buenos para la lidia por lo que
don Jesús María se decidió a cuidar y críar la ganadería de bravo con empeño y
esa intención.
Se siguieron jugado sus toros en el ruedo
toluqueño por varios años y aumentando su cartel. En la ciudad de Puebla lidió
formalmente su primera corrida de toros en 1872, la que fue de gran éxito, por
lo que empezó a lidiar por todas las plazas de país, mismas en las que actuaban
las figuras de aquella época como Bernardo Gaviño, Lino Zamora, Ponciano Díaz y
Francisco Gómez ‘Chiclanero’, entre otros.
Don Jesús María falleció en 1888 dejando la dehesa
a su hijo José Julio Barbabosa Saldaña, quien continuó con acertada selección
el ganado, recordando a ‘Garlopo’, lidiado en 1880 y que dejó extraordinarios
sementales que llevaron a esta casa a consolidarse como una de las primeras
ganaderías del país, teniendo triunfos importantes en El Toreo de la Condesa.
En 1924 inició la cruza en la dehesa con astados
de Antonio Flores (antes Braganza, propiedad del Rey de Portugal), la cual
había sido formada con reses del Duque de Veragua y sementales del Marqués de
Saltillo, lo que le ligó estupendamente para dar continuidad a la casa
mexiquense.
Hereda en 1930 su hijo Agustín Cruz Barbabosa,
quien continúa por la senda del triunfo hasta 1956 en que falleció, dejando la
ganadería en manos de sus nueve hijos, José, Celia, Carlos, Guadalupe,
Guillermo, Margarita, Jesús, Antonio y Salvador.
En 1974, doña Celia Barbabosa viuda de Larregui
adquiere la totalidad de la ganadería de Santín hasta el 2002 cuando se la deja
a su nieto don César Méndez Larregui, por lo que esta casa ganadera se mantuvo
en manos de la misma familia por más de 170 años.
Por otra parte, el hierro de San Diego de los
Padres fue fundado por don Rafael Barbabosa Arzate en 1848 con vacas criollas,
empezando a lidiar hacia 1860 en la plaza de toros de Toluca por el capitán
Pablo Mendoza.
En 1867, con la prohibición de las corridas de toros
por don Benito Juárez, el ganado de la familia Barbabosa fue terriblemente
afectado, pues se iban los toros al matadero para venderlos como carne sin
siquiera haber sido tentados.
Fue entonces en 1878 cuando Barbabosa Arzate
adquirió de don José Juan Cervantes, último Conde de Santiago Calimaya, la
legendaria hacienda de Atenco. Para 1887, cuando se vuelven a autorizar los
festejos taurinos por parte del gobierno, fallece don Rafael dejando las
ganaderías en manos de sus herederos, su esposa doña Luz Saldaña y sus hijos
Aurelio, Herlinda, Antonio Concepción, Juan de Dios, Rafael y Manuel, quienes
fundaron la sociedad ‘Rafael Barbabosa Sucesores’.
El primer semental español que llegó a San Diego
de los Padres fue de don Eduardo Ibarra que ligó extraordinariamente.
Sobreponiéndose a los tiempos difíciles, trajeron en 1910 seis vacas y dos
sementales del Marqués de Saltillo, siendo éstos ‘Medialuna’ y ‘Zamarrero’,
encaminando así esta casa por el camino del triunfo, llevándola al más alto
nivel, pues competía, además de sus ganaderías hermanas, Atenco y Santín, con
las de Piedras Negras, Zotoluca, La Laguna, Coaxamaluca y San Mateo, además de
las españolas que se importaban.
En Atenco trataron de reorganizar la vacada
trayendo sementales españoles de Zalduendo, que dieron pésimos resultados, por
ello hubo que hacerse una escrupulosa selección y se trajeron dos sementales y
10 vacas de Pablo Romero. Después de que en la Revolución se arrasó con la
ganadería, en 1949 los hermanos disolvieron la sociedad quedando Atenco para
Manuel y, San Diego de los Padres, para Juan de Dios, los demás hermanos
fundaron la ganadería de Zamarrero con lo que les correspondió del ganado, que
posteriormente adquirió don Agustín R. Barbabosa Ballesteros (hijo de Juan de
Dios).
Fueron muchos los toros que le dieron gloria a la
familia Barbabosa y que basado en su afición y amor por el toro bravo lograron
mediante una cuidadosa selección, sentar las bases de la ganadería mexicana”.
En nuestra siguiente entrega sabremos de otra de las puntales cuatro familias
ganaderas mexicanas, la de los González.
DATO
La familia Barbabosa inicia su célebre historia en la crianza
de ganado bravo al adquirir la dehesa de Santín en 1835
Para festejar a
San Marcos desde casa: Macías y Mauricio a puerta cerrada
A través de los departamentos de prensa de los
diestros, el aquicalidense Arturo Macías y el mexiqueño José Mauricio, se
informa que ambos lidiarán cuatro toros a puerta cerrada el próximo sábado 25
de este mes, en el día grande de la Feria de San Marcos, en la finca acalitense
“Cuatro Caminos”, propiedad de Macías, dentro de la Feria Virtual denominada
“San Marcos desde Casa”.
De esta manera, Arturo, consciente de lo que se
está viviendo y padeciendo por la pandemia del coronavirus (Covid-19), quiere
compartir y hacerles un regalo a todos sus paisanos, coterráneos y al mundo
taurino en general, que la están pasando mal, les llevará un poco de
entretenimiento en medio de estos momentos difíciles.
Para ello, Arturo invitó a un gran amigo de él y
colega, el matador José Mauricio, quien está saliendo de una cornada muy grave,
por la cual fue sometido a varias operaciones y ha pasado por un largo proceso
de rehabilitación. Será esta entonces la primera vez que Mauricio se ponga
delante de la cara de un toro luego de este percance.
Cabe mencionar, según se indica, que todo se
llevará a cabo con los protocolos que marcan las autoridades sanitarias del
país y con todas las medidas de sana distancia y de seguridad que se requieran
para que nadie corra ningún riesgo.
Este singular festejo se trasmitirá mediante la
plataforma de Facebook Live en las cuentas de ArturoMaciasOF, Feria Nacional de
San Marcos y RyTAgs el próximo sábado 25 de abril, en punto de las 18:00 horas,
la narración estará a cargo del diestro César Pastor y del licenciado Adrián
Sánchez.
Sin duda, se trata de un esfuerzo del matador
Arturo Macías y de las autoridades del estado de Aguascalientes para mitigar el
ayuno taurino que se está viviendo con esto en un día tan especial para
homenajear a San Marcos, patrono de la Tierra de la Gente Buena.
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