En
casi 500 años
Surgieron
muchas dehesas de toros bravos que se dedicaron a la crianza de este animal,
pasando algunas casas a la historia por haber cubierto una época en la historia
del país
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial
para VUELTA AL RUEDO
Gracias a las arduas investigaciones realizadas
por el colega y amigo, el licenciado en ingeniería industrial Eduardo Castillo
García, en su obra de principios del siglo XXI, “Nuestro Toro”, trabajo
auspiciado por la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, es que se
documenta el tema relacionado con las ganaderías antiguas de México.
“Durante los casi 500 años de la celebración de
los primeros festejos taurinos han surgido muchas ganaderías de toros bravos
que se han dedicado expresamente a la crianza de este animal, pasando algunas
casas a la historia por haber cubierto una época en la historia de México y que
por diversos factores desaparecieron y que fueron trascendentes para la
conservación de esta raza y que motivaron a que se arraigara con tanta fuerza
en nuestra cultura, la Fiesta de los Toros, hasta convertirse en la fiesta que
vivimos hoy por hoy.
De Peredo, es quizá una de las de mayor antigüedad
que se tenga noticia, pues existen documentos de 1614 donde se nombra por
primera vez a los ganaderos que deban
proporcionar los toros para la celebración de los festejos, así que para
la conmemoración del día de San Hipólito (29 de agosto), que recuerda la toma
de Tenochtitlan se piden en el acta de cabildo reses de don Diego Suárez de
Peredo, Conde del Valle, a los encargados de las carnicerías. A estos se
unieron también toros de don Mateo de Molina y de los Salcedo.
Posteriormente, al paso de los años, fueron
proliferando las dehesas tales como las de Julián del Hierro, ubicada en Real
de Minas de Temascaltepec, Estado de México; la de Yeregé, propiedad de Juan
Francisco Retana, de la misma región o la de don Gabriel Joaquín del Yermo,
situada en el hoy estado de Morelos. Las de Pedro Antonio Acevedo y Calderón,
Antonio María del Hierro, Antonio Retonda, La Goleta, San Pablo, Conde de la Torre,
Santa Rosa, San Nicolás, El Salitre, Enyegé, Astillero, Tenería, Xaripero
(propiedad de don Miguel Hidalgo y Costilla).
En la región de San Luis Potosí por su fertilidad
surgieron hatos como Bocas, de don Juan N. Nieto; Gogorrón y Zabala, de don
Juan Antonio Fernández Jáuregui; Bledos de don Manuel Gándara; Pila, de doña
María Antonia Arduengo; Río Verde, de don Florencio Barragán; Carranco, de don
Félix Cebada; Tejas, de don Francisco Miguel Martínez; Villela, Jaral, La
Estanzuela, Coyonoxtle, La Sauceda, Pozo de Luna, Pozo de Acuña, Bellas
Fuentes, Huaracha, Rincón, Tenango, Tehahupilpa y Espíritu Santo. También las
de Molinos de Caballero, Sajay, Guatimapé, Albarrada, La Gavia, Trascolpan,
Nopalapan, Queréndaro y Galindo, entre otras, pero la de más éxito, sin duda,
por la bravura de sus toros, era de la de Atenco (con antigüedad de 1522), en
el Estado de México, propiedad entonces de los Condes de Calimaya.
La ganadería queretana de El Cazadero, de don
Ricardo Hornedo, provenía de la de El Salitre, que fue de las primeras en
comprar sementales españoles para mejorar el ganado criollo que poseían en la
misma finca, siendo ellos de don Eduardo Ibarra, ‘Amargoso’ de doña Celsa
Montfrede viuda de Concha y Sierra, ‘Traguito’ de don Eduardo Miura y
posteriormente del Marqués de Saltillo. El manejo de estas sangres la llevaron
a ser una de las de mayor prestigio a finales del siglo XIX. Después de haberla
vendido primero a don Manuel de la Peña y, éste, al señor Miguel Peón, luego la
adquirió don Ignacio de la Torre y Mier para trasladarla a la magnífica
hacienda del Estado de México de San Nicolás Peralta cambiándole el nombre por
el de la finca. Inició realizando nuevas cruzas luego del descuido en que había
caído y para ello trajo dos sementales españoles, ‘Arbolario’ y ‘Pequeño’, de
don Anastasio Martín, siendo la que más le ligó. Y del Duque de Veragua,
teniendo toros negros, mulatos, cárdenos oscuros, jaboneros y castaños de
excelente trapío, por su origen Vazqueño y Vistahermosa.
La propiedad fue incautada en 1911 y a su muerte,
su viuda doña Amada Díaz, hija de don Porfirio, la vendió a don Miguel
Dosamantes Rul, propietario de Peñuelas y Venadero, y a los señores Salceda de
la ganadería de Doña Rosa, quienes vendieron esa fracción a don Julio Herrera
para formar Xajay, quien agregó dos sementales de la ganadería tlaxcalteca de
Piedras Negras de la rama Saltillo, los cuales le ligaron superiormente
aumentando la nobleza y la bravura. Realizaron una nueva cruza con toros
ibéricos de Parladé y, posteriormente, 40 vacas y dos toros, también
peninsulares, de Campos Varela, de la fracción que adquirió el célebre diestro
trianero don Juan Belmonte, pasando después a manos de sus hijastros don
Edmundo y don Jorge Guerrero”. Continuará…
DATO
La dehesa de Atenco, era de las antiguas (1522), la de mayor
éxito por la bravura de sus toros y estaba ubicada en el Estado de México
Debido al
coronavirus: Fallece el matador Bolívar Vasco
A causa de la pandemia provocada por el Covid-19,
se tiene registro de que ya cobró su primera víctima taurina y es que la
madrugada de este martes, a las 03:15 horas falleció el matador de toros
ecuatoriano de nacimiento pero mexicano por adopción, Bolívar Vasco, a los 71
años edad, luego de permanecer hospitalizado desde el pasado 31 de marzo en el
Sanatorio Español de la Ciudad de México.
Vasco, quien estuvo luchando contra esta
enfermedad por más de tres semanas, en todo momento fue atendido de forma excepcional
e inmejorable por el cuerpo médico de dicho nosocomio.
Franklin Bolívar Vasco Lanas nació el 23 de julio
de 1948 en la ciudad de Quito, Ecuador, aunque haya versiones que ubican su
nacimiento en la localidad igualmente ecuatoriana de Píllaro. Fue hijo de un
militar y migrantes españoles. Su pasión por los toros fue natural, es decir,
sin antecedentes familiares en el medio taurino.
En 1965 partió a México por recomendación de Jorge
Nieto, quien fue su apoderado por muchos años, donde inicia su historia taurina
realmente y en donde permaneció hasta su deceso.
Al llegar a nuestro país, la primera ayuda la
recibe del novillero Eduardo Salcedo y una muleta del diestro Joselito Huerta a
quien había conocido en Quito y es con él que empieza a aprender las suertes
del toreo y a ensayar en el bosque de Chapultepec. En 1966 se presenta en los
novenarios de Jalisco; Ayutla, Tuzcueca y otros pueblos en los que da sus
primeros muletazos en público, aunque fue a cebúes y a animales de media casta.
Ya en 1967, Tlaxcala lo acogería, específicamente
la ganadería de Piedras Negras, donde don Raúl González (qepd), propietario en
ese entonces de la dehesa, lo apoyó permanentemente.
Prueba fortuna en España, en 1972, formando parte
del espectáculo del “Chino Torero” en la sección seria para pisar varias plazas
importantes y hace amigos entrañables como el matador Antonio Sánchez Cáceres y
varios torerillos con los que entrenaba e hizo giras más tarde por Sudamérica.
A su regresó a México, Vasco tomó la alternativa
el 1 de octubre de 1974 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, de manos de Eloy Cavazos
y ante la presencia de Ernesto San Román “El Queretano”, con toros de
Matancillas.
A finales de los setentas y ochentas regresó a su
natal Ecuador y llegó a alternar en Quito con Manuel Benítez “El Cordobés”,
Julio Robles, “Nimeño II”, Roberto Domínguez, Gabriel de la Casa, José Luis
Galloso, Edgar Peñaherrera y Rafael Puga, entre otros, siendo está su mejor y
más triunfal etapa.
Llegó a torear en Colombia, Ecuador, Perú, España
y gran parte de la República Mexicana, particularmente en el estado de
Tlaxcala, al lado de Rodolfo Rodríguez “El Pana”, Miguel Villanueva y Raúl
Ponce de León.
Vasco Lanas, luego de recibir una gravísima
cornada de la cual tardó varios años en recuperarse, decidido impulsar y
entrenar a los nuevos valores de la torería, primero en el Bosque de
Chapultepec junto con el reconocido banderillero Leonardo Campos, fundando así
la escuela taurina “Rodolfo Gaona”.
De esta manera, “Boli”, como era conocido en el
medio taurino, es uno de los miembros fundadores de la Federación de Escuelas
Taurinas en la cual trabajo desde hace algunos años, principalmente en
Tlaxcala.
Con el apoyo de la empresa “Renovación Taurina”,
en el año 2000, que dirigió José Antonio González “Chilolín”, su gran amigo
Arturo Cabrera y el ganadero Raúl Cervantes forman en Huamantla, Tlaxcala, la
escuela taurina “Fernando de los Reyes ‘El Callao’”, donde los hermanos Macías,
José María -ahora matador de toros-, Sebastián y Emilio han sido sus alumnos
más destacados.
Desde que ingresó Bolívar al hospital, familiares
y amigos estuvieron al pendiente del estado de salud del torero
ecuatoriano-mexicano, quien gozaba de buen cartel y era muy querido y apreciado
por la gente del medio taurino.
Por ello, desde aquí enviamos nuestras más
sinceras condolencias a su viuda, doña Griselda Ruiz Dorantes y a su hija
Esmeralda Vasco Ruiz. Descansa en paz amigo.
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