miércoles, 22 de abril de 2020

ENTREVISTAS - Juan José Padilla: «Me duele la suspensión de San Fermín, pero más me duele España»

El último gran héroe de Pamplona reflexiona sobre los duros momentos que atraviesa el mundo del toro y todo el país.
 
ROSARIO PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC de Madrid

A Juan José Padilla, el último gran héroe de San Fermín, le duele la suspensión de la Feria del Toro, pero más aún le duele España. «Gracias a Dios, mi familia está bien, aunque, como todos, he perdido algún amigo y allegado, pues esta pandemia se ha extendido por todos lados. El dolor mayor es por la pérdida de tantos españoles, de tantos afectados, y la situación que han vivido los sanitarios, sin protección. Claro que me apena y me duele que se suspendan ferias como San Fermín, pero más me duele España», reflexiona el torero jerezano.

Antes de adentrarnos en materia estrictamente taurina, el torero muestra su «gratitud infinita a todos los equipos médicos, nuestros salvadores; a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que velan por nosotros, y a los ciudadanos, que son un ejemplo guardando riguroso confinamiento». ¿Y el Gobierno? «Me indigna cómo está actuando. No sentimos desolados, engañados y desinformados», lamenta.

Tras un breve silencio Padilla regresa a la feria del ruido, a esa Pamplona donde es el consentido total, que dirían por México. «Ya estábamos viendo las suspensiones de Valencia, Castellón, Sevilla, Madrid, las de San Juan, y todo apuntaba a que le seguiría Pamplona, aunque había una pequeña luz de esperanza -dice-. Tengo muchos amigos en esa maravillosa ciudad y hablo con pastores, corredores, con aficionados... Era casi esperado, pero esa esperancita existía. Me da mucha tisteza, pero es un espectáculo de una aglomeración tremenda». De llenos a rebosar diarios en una fiesta «tan internacional, tan mediática, tan arraigada, donde se congrega el mundo entero». «Que se cancele nos da una tristeza tremenda, pensando en todos los niveles socioeconómicos».

«Tarde de vivir o morir»

El llamado cariñosamente Pirata, que se siente «muy querido por todos los públicos», sabe que ha sido un ídolo en el Norte: «Santander, Bilbao, San Sebastián y sobre todo Pamplona se han entregado conmigo». Padilla rememora el comienzo de su idilio con la ciudad navarra: «Salí lanzado en el 99 y desde entonces no falté ningún año. Había puntuado ese mayo en Sevilla, la Casa de la Misericordia se fijó en mí y me contrató con la de Miura. Mi preparación fue estricta, me entrenaba al cien por cien, era una tarde de vivir o morir. Todo salió cara y triunfé. Comencé a matar la camada de Miura, una ganadería a la que estoy muy agradecido».

Ese romance se acrecentó aún más con sus victorias tras su percance en el ojo. Los «illa-illa-illa, Padilla Maravilla» ascendían por el sol y la sombra. No ha habido un torero tan popular y admirado en Pamplona. «Hubo muchas adversidades y cornadas fuertes, pero ante todo he sentido siempre el respeto. Es mi feudo y la llevo en el corazón», dice visiblemente emocionado.

«No veo un espectáculo sin público»

El Ciclón pasa la cuarentena en su casa de Sanlúcar de Barrameda, cumpliendo las medidas sanitarias. Es consciente de lo complicado que será celebrar corridas, pero confía en «retomar los espectáculos en agosto o septiembre» para dar algo de oxígeno al colectivo taurino, «muy damnificado desde cuadrillas a figuras o ganaderos». Retirado de los ruedos, ha debutado este año como apoderado de una ilusionante esperanza, el extremeño Manuel Perera, que triunfó en Olivenza.

Respecto al planteamiento de televisar toros (corridas o tentaderos) sin público, comenta: «Eso es otro debate, pero eso me parece insostenible. No veo un espectáculo sin público. Este espectáculo es muy vivo, necesita del toro, los toreros y el público. Es todo emoción. No sé de qué modo podrían celebrarse, pero tendrían que ser con los aficionados presentes».

Sabedor de que muchas veces las corridas son ninguneadas -caso del vídeo del ayuntamiento de Pamplona sobre San Fermín-, subraya su importancia: «Sin las corridas no habría encierros ni toros». Ese toro frente al que siempre fue libre. La libertad y la unidad que el maestro pide por la salud de todos, por España y por la Fiesta.

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