Los
empresarios consideran que el Gobierno «discrimina» a la tauromaquia y que esta
regla hace «inviable» el espectáculo
ROSARIO
PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC
de Madrid
«Esto es un abuso total, un modo de cargarse los
toros». Sin pelos en la lengua se pronuncia José María Garzón, indignado como
todos los empresarios con las medidas de los nueve metros cuadrados por
espectador, la norma que faltaba para colmar el vaso del «reglamento» taurino.
«En lugar de prohibir, es un modo de impedir su celebración», dice el creador
de Lances de Futuro, al frente de cosos como Santander y Córdoba, «donde
calculo que con esto podrían asistir aproximadamente unas 700 y 900 personas,
respectivamente». Resumiendo: «De pena. Absolutamente inviable».
Más sentido común se ve en las plazas de
plastilina del concurso convocado entre los niños durante el confinamiento que
en esta medida. «En otros sectores culturales, hablan de un tercio del aforo
-continúa-. ¿Qué sentido tienen que lo hagan con el cine, un espacio cerrado, y
no en las plazas? Lo que han hecho con la Fiesta es una discriminación. Y
nuestra industria cultural tiene los mismos derechos y obligaciones que las
demás».
De «auténtica barbaridad» califica esta norma de
la fase 3 de desescalada cultural Rafael García Garrido, empresario de Las
Ventas. «Hemos medido y en un tendido bajo entran unas 54 personas. Es
inviable. Solo podrían asistir unas 2.040 en total». Y la Monumental cuenta con
un aforo de más de 23.000 espectadores. «No tiene ningún sentido, nadie se ha
puesto en contacto con nosotros», comenta. Y se pregunta: «¿Van a poder hacer
un quite las cuadrillas? Es un despropósito total. No sé qué mente iluminada lo
ha hecho». Por no hablar de la banda de música y la presidencia. O los
mulilleros...
En la misma línea, su socio Simón Casas,
presidente de la Asociación de Organizadores de Espectáculos Taurinos,
argumenta: «Las medidas adoptadas son demagógicas; lo que hay que ver es si los
espectáculos de masas caben o no en esta crisis; si no caben, es mejor esperar
antes que perder nuestros valores». Y va más allá: «Es imposible económicamente
y en todos los sentidos. Seamos sensatos, no vaya a ser que una mala gestión de
la crisis del Covid-19 vaya a ser más grave que el propio Covid». También
recuerda que «solo abrir las puertas de la plaza cuesta 80.000 euros». En
opinión de Casas, «la Fiesta tiene que ser grandeza, con sus tres actores,
toros, toreros y público».
Tampoco Manuel Chopera, empresario de ruedos como
Bilbao o San Sebastián, ve factible la celebración. «No entrarían ni mil
personas», señala.
El torero Miguel Abellán, gerente del Centro de
Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, no oculta su decepción: «Si lo
hubieran intentado hacer peor, no les hubiese salido». Y añade: «Si el Gobierno
central no ayuda a que los costes de producción sean cero, cualquiera que tenga
dos dedos de frente entiende que es inviable. Lo han realizado sin ningún
rigor, sin tener en cuenta que los profesionales llevan desde octubre en el
dique seco, sin recibir ingresos. Urgen medidas de carácter extraodinario y que
atiendan como se merece al sector del toro».
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