Este
miércoles comenzaba el ciclo continuado, pero la crisis del Covid-19 ha echado
por tierra la temporada taurina
El coronavirus ha echado por tierra todas las
ilusiones del invierno de toreros y ganaderos y cortado la progresión de unos y
otros en las primeras ferias de la temporada taurina, la Magdalena de Castellón
y las Fallas de Valencia, y fundamentalmente en el primer gran hito del año
suspendido, la Feria de Abril de Sevilla.
Todos sin excepción tenían sus expectativas, unos
para confirmar y otros para cumplir esos sueños de 'romper' que se suelen
alimentar en las palizas físicas, las sesiones de toreo de salón y los
tentaderos con los que se acortan los meses hasta que llega el momento en el
que unos lidian y otros se ponen el 'chispeante'.
Todo estaba anunciado, pero la pandemia fue
echando por tierra planes e ilusiones cuando, tras los compases iniciales del
año, se iban anunciando una tras otra las suspensiones, con el eufemismo de
aplazamientos, de Castellón, Valencia, la francesa de Arlés, Sevilla, San
Isidro y así sucesivamente hasta dejar el almanaque de fechas en blanco.
El Domingo de Resurrección en Sevilla, como punto
de partida de la temporada en el epicentro del toreo junto con Madrid, fue el
primer gran aldabonazo de lo que venía para ganaderos, sobre los que se cierne
un año ruinoso, y para los toreros en toda la extensión del término, desde la
figura rutilante hasta el último novillero sin caballos, pasando por picadores,
banderilleros: todos viven de una taquilla que está cerrada.
Después de esa fecha inaugural, ayer debió haber
también toros en Sevilla como antesala del ciclo continuado de festejos que se
debía desarrollar desde el próximo miércoles, 22 de abril, hasta el próximo 3
de mayo en el que la clásica corrida de Miura debía poner fin al ciclo abrileño
en La Maestranza.
Tras el relumbrón del Domingo de Resurrección y
antes de los 'Farolillos', los festejos que coinciden con la Feria en el Real
de Los Remedios, están muchas de las oportunidades y en esas fechas es cuando
se suelen anunciar toreros que piden paso y que lo han encontrado en la Feria
de Abril sevillana.
Son los casos de los que este pasado domingo no
pudieron hacer el paseo en Sevilla, como el madrileño Alberto López Simón, el
onubense David de Miranda y el ecijano Ángel Jiménez, quienes habían encontrado
hueco en Sevilla para confirmar su eclosión de la pasada temporada, los
andaluces, y su renacer, en el caso del de Barajas.
Ganaderías
Y lo iban a hacer con una ganadería también en
alza que había debutado en 2018 en La Maestranza y cuyo titular, Javier Núñez,
ya ha alertado de que la supervivencia de su hierro dependía en buena medida de
los setenta y dos toros que tenía preparados para este año, entre ellos los
seis de Sevilla.
La exigente corrida de Fuente Ymbro iba a abrir el
ciclo continuado el próximo miércoles y en ella estaban anunciados tres toreros
en busca de su sitio en las ferias y en sus respectivos escalafones, ya
numéricos, ya en un circuito más seleccionado, como los sevillanos Juan Ortega
y Rafael Serna y el francés Juan Leal.
Ya el jueves, empezaba la preferia fuerte y, con
ella, las figuras que, por serlo, tienen la mayor exigencia de mantener el
cartel logrado, salir de baches, confirmar toda la expectación y expectativas
logradas el pasado año o, como en el caso de Alejandro Talavante, sencillamente
reaparecer en los ruedos.
Cada uno con sus metas, las han visto truncadas
todos, desde el estelar Pablo Aguado tras su 'zambombazo' del año pasado, a
Morante, Manzanares, El Juli, el peruano Andrés Roca Rey tras su calvario de
lesiones, Diego Urdiales, Miguel Ángel Perera o el renacido Daniel Luque, entre
otros.
Tampoco, con lo que ello comporta de costes
económicos añadidos a los morales de no poder estar, podrá lidiar en Sevilla el
ganadero Santiago Domecq, uno de los triunfadores de la pasada temporada en los
ciclos de San Isidro y en el de Abril, en el que debutaba y se llevó el premio
de la Real Maestranza al mejor toro con 'Aperador'.
Las ilusiones se han ido en las ferias principales
y los bolsillos tiritan en un sector que vive exclusivamente de la taquilla y
en el que la catástrofe económica puede ser sobrellevada únicamente con ahorros
de otras temporadas y en el caso de las ganaderías, ser paliado en las que
están soportadas por otras actividades que no impelan a mandar a las reses al
matadero.
Porque, como contaba un gran banderillero, Antonio
Ordóñez lo mandó una vez parar un toro nada claro y cuando le preguntó un
puntito medroso con la mirada, el maestro de Ronda le contestó de forma
descarnada aunque certera hasta el paroxismo: «Si te coge a ti, cobras; si me
coge a mí, no cobra nadie». / EFE
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