Se
verán afectados un total de 83.000 empleos directos e indirectos al paralizarse
la temporada.
La tauromaquia mexicana se enfrenta a uno de los
retos más complicados de su historia para salir adelante del impacto causado
por la pandemia del coronavirus tras la suspensión de las ferias de este año,
que han ocasionado unas pérdidas de alrededor de 125 millones de dólares.
Las primeras ferias taurinas canceladas fueron las
renombradas de Aguascalientes, Texcoco y Puebla, a las que se han sumado otros
70 festejos anulados por la pandemia de Covid-19, que lleva 273 muertos y 4.219
casos confirmados en México.
Octavio Figueroa, presidente de la Asociación
Mexicana de Empresarios Taurinos, explicó a Efe que ahora «lo más importante es
que se frene el número de contagiados y luego las autoridades sanitarias
marcarán la pauta para regresar a una vida normal».
No se contempla, por el momento, un escenario que
permita reprogramar ferias como las de Aguascalientes por lo que se complica la
organización de los espectáculos taurinos, según Figueroa.
Para los ganaderos, la situación actual es especialmente
difícil porque seleccionan las camadas que se van a lidiar con meses de
antelación y las que no se lidien entre marzo y mayo saldrán las primeras a las
plazas en la temporada 2021.
«Si no se permite lidiar el año que viene ganado
de seis años, habrá que sacrificar camadas enteras», asegura Jorge Cárdenas,
director de la Asociación Nacional de Criadores de Toros. Según su presidente,
José María Huerta, ahora mismo hay más de 500 cabezas de ganado afectadas por
la suspensión.
No es la primera vez que los ganaderos mexicanos
se ven ante una situación parecida, aunque no de tanto calado. En 1947 se
sufrió los efectos de la fiebre aftosa y en 2009 el virus de la influenza
porcina, esta última en plena temporada de la Feria de San Marcos en
Aguascalientes.
«En lo personal, en 2009 reduje de 500 a 220 las
cabezas de ganado, y aprendí a ser más autosuficiente, en sistemas de riego, en
el alimento», explica Huerta. «Nos ven como ganaderos ricos, quizás un 25 % lo
sean, pero la mayoría son de economía baja y se verán muy afectados», agregó.
La queja de Huerta va dirigida al Gobierno de
México y la Secretaría de Agricultura al no ofrecer un plan de ayudas
económicas al sector de la ganadería de reses bravas.
«El Gobierno federal ha desarrollado un plan de
apoyos que incluye, desafortunadamente, a la industria taurina», indica Augusto
Figueroa.
José María Huerta es realista: «El sector bovino
de espectáculos está en el último lugar, solo buscan apoyar al pequeño ganadero
y agricultor».
El daño económico a la temporada taurina supone
también que se verán afectados un total de 83.000 empleos directos e
indirectos.
Los primeros trabajadores afectados por la
pandemia son los matadores y subalternos, unas 140 familias a las que la Unión
de Mexicana de Picadores y Banderilleros está ayudando hasta que se agote el
fondo de reserva.
Su representante, Juan Ramón Saldaña, afirma que
confían en que se reanudarán los espectáculos con todas las garantías de
salubridad.
Además del impacto económico hay otro efecto para
los aficionados por la expectación creada con la presencia en la feria de
Madrid de los dos novilleros mexicanos Isaac Fonseca y Cesar Adame.
Francisco Dóddoli, representante ejecutivo de la
Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares,
destaca también que el novillero Diego San Román tenía previsto torear dos
tardes en San Isidro con la idea de tomar la alternativa en Nimes o Zaragoza.
La reducida o quizás truncada temporada española
corta, por ello, la progresión de toreros mexicanos y afectará al numero de
festejos de los próximos años después de haber sufrido una paulatina
disminución desde 2018.
La pandemia genera una mayor incertidumbre, aunque
Dóddoli ve una serie de oportunidades para utilizar estos meses de suspensión
de los festejos para «pensar en una nueva oferta al público».
Sobre el antes y el después de esta crisis, Pepe
Saborit, miembro de Tauromaquia Mexicana, considera que «los movimientos
antitaurinos pueden replantear sus prioridades por lo que lo debemos
aprovechar».
Otra ventana de oportunidad es el posible impacto
en México de la cancelación de la temporada taurina en Europa porque en ese
caso los espadas españoles podrían nutrir los carteles de las ferias mexicanas
hasta febrero 2021.
Algo parecido ya pasó durante la Guerra Civil
española (1936-1939).
Aunque habría dos posibles obstáculos: la subida
del dólar respecto al peso mexicano y la cuota que obliga a las empresas a
formar los carteles con al menos un 50 % de toreros mexicanos.
Llegados a ese punto, Francisco Dóddoli asegura
que la asociación que representa estaría dispuesta a negociar si es en
beneficio de la tauromaquia. / EFE
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