domingo, 14 de mayo de 2017

TORERÍAS - La cerrazón de la ignorancia

SALVADOR FERRER BAYARRI

Con la buena "miurada" de ayer, acabó la Feria de Abril de Sevilla. El de hoy, es un análisis sobre el ruedo de las redes sociales. Inconsistente, falto de rigor, de veracidad, de calidad, de credibilidad, de capacidad analítica. Las redes sociales son muchas veces un contenedor de opiniones, vanidades, egos, complejos, ignorancia, mal gusto. Y en un contenedor caben muchas cosas: basura, paja, escombros, materia orgánica, bilis, residuos, podredumbre. ¿Quién tira piezas de valor en un contenedor? Tampoco todo todo es negativo: también se encuentra uno artículos brillantes, reflexiones lúcidas, información al segundo, primicias a golpe de un pichazo, argumentos de gente muy brillante, o placeres de la vida como tropezarse con el maestro Pérez-Reverte, Manuel Jabois o Antonio Lucas... El problema que quien suscribe percibe es que no se desbroza. Se opina gratis de todo y lo que es gratis suele tener escaso o ningún valor. Puro mercado.

Puede que las redes constituyan un termómetro social, sociológico. ¿Fiable, anecdótico? Viendo la Feria de Abril de Sevilla desde la distancia y a través de Toros TV de Movistar y asomándome a twitter entre toro y toro tengo la impresión de que el nivel y la capacidad de análisis brilla por su ausencia. La conclusión se extrae y viene generada por una responsabilidad en cascada, más allá de individualismos sin solución.

Las causas son complejas. España tiene índices de lectura muy bajos -se lee poco o nada y los aficionados forman/formamos parte de la sociedad-, la clamorosa desinformación en los medios generalistas, la mala información mezclada con la escasa información taurina, la pésima cultura taurina, la crisis del periodismo y el taurino no es excepción, el control del sistema, la publicidad camuflada. El caso es que cualquiera puede escribir de toros en un blog, obviamente en twitter y hasta en un portal. Y el lector corre el riesgo de tropezarse con un texto o una opinión de alguien que ni sabe escribir ni sabe de toros. Hoy en día, estudiantes o intrusos del periodismo que llevan un cuarto de hora como aficionados, escriben, opinan, tuitean o postean mucho antes de leer, documentarse y escuchar. Un primer paso podría ser empezar a leer a Ignacio Álvarez Vara, maestro Barquerito. Y una pista es que no lo busquen por twitter. En la revista Zenda, decía el maestro Raúl del Pozo hace unos días: "Existe un campo infinito, que es internet, donde hay una acumulación de información como nunca en la Historia, pero que camina libremente, sin ningún tipo de control de calidad ni veracidad".

Un fenómeno también evidente que concurre en este poliédrico escenario es la espiral del silencio que teorizó la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neuman. En la tercera línea de wikipedia, tal cual y por sintetizar, sobre esa espiral aplicada al fenómeno taurino: "los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no... El comportamiento del público está influido por la percepción que se tiene del clima de opinión dominante". Y en twitter predomina la crítica sin fundamento, lo visceral, el argumento es a veces una foto. Solo una foto.

Hoy en día -apriétense los machos- es digno de ser "aficionado bueno, exigente y riguroso" poner a parir a las figuras del toreo. Cuanto más mejor. A los mejores toreros de esta época teniendo en cuenta que en estos tiempos están en activo cuatro de los mejores toreros de todas las épocas. Por orden de alternativa: Enrique Ponce, Josétomás, Morante y El Juli. Ya no es responsabilizarlos de todos los males de la Fiesta, circunstancia atávica y cuyo origen se remonta a tiempos inmemoriales, sino desacreditar y negar constantemente su tauromaquia, su arte, su concepto, su inmensidad. No matizarla ni analizarla porque eso requiere capacidad de análisis y conocimientos. Directamente se niega, se destruye. La osadía de la ignorancia.

Para demostrar que uno es buen aficionado -qué cosas- no tiene más que poner a caer de un burro, por ejemplo, a El Juli, máxima figura del toreo actual. Con lo cual se demuestra de tacada una ignorancia superlativa. O a Ponce, a quien antaño más que ahora le caían críticas feroces. El maestro de Chiva podría estar 27 años más y ni así. No todos los ojos que miran ven. Es como si, por poner un ejemplo, fuera de aficionado exigente, riguroso y de periodista independiente escribir que Messi y Cristiano son lo peor del fútbol o directamente el anti fútbol. Reconozco -amable lector- que yo soy anti Messi. Pero plenamente consciente de hacer el mayor de los ridículos. / EL MUNDO Sevilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario