SALVADOR FERRER BAYARRI
Con la buena "miurada" de ayer, acabó la Feria de
Abril de Sevilla. El de hoy, es un análisis sobre el ruedo de las redes
sociales. Inconsistente, falto de rigor, de veracidad, de calidad, de credibilidad,
de capacidad analítica. Las redes sociales son muchas veces un contenedor de
opiniones, vanidades, egos, complejos, ignorancia, mal gusto. Y en un
contenedor caben muchas cosas: basura, paja, escombros, materia orgánica,
bilis, residuos, podredumbre. ¿Quién tira piezas de valor en un contenedor?
Tampoco todo todo es negativo: también se encuentra uno artículos brillantes,
reflexiones lúcidas, información al segundo, primicias a golpe de un pichazo,
argumentos de gente muy brillante, o placeres de la vida como tropezarse con el
maestro Pérez-Reverte, Manuel Jabois o Antonio Lucas... El problema que quien
suscribe percibe es que no se desbroza. Se opina gratis de todo y lo que es
gratis suele tener escaso o ningún valor. Puro mercado.
Puede que las redes constituyan un termómetro social,
sociológico. ¿Fiable, anecdótico? Viendo la Feria de Abril de Sevilla desde la
distancia y a través de Toros TV de Movistar y asomándome a twitter entre toro
y toro tengo la impresión de que el nivel y la capacidad de análisis brilla por
su ausencia. La conclusión se extrae y viene generada por una responsabilidad
en cascada, más allá de individualismos sin solución.
Las causas son complejas. España tiene índices de lectura
muy bajos -se lee poco o nada y los aficionados forman/formamos parte de la
sociedad-, la clamorosa desinformación en los medios generalistas, la mala
información mezclada con la escasa información taurina, la pésima cultura
taurina, la crisis del periodismo y el taurino no es excepción, el control del
sistema, la publicidad camuflada. El caso es que cualquiera puede escribir de
toros en un blog, obviamente en twitter y hasta en un portal. Y el lector corre
el riesgo de tropezarse con un texto o una opinión de alguien que ni sabe
escribir ni sabe de toros. Hoy en día, estudiantes o intrusos del periodismo
que llevan un cuarto de hora como aficionados, escriben, opinan, tuitean o
postean mucho antes de leer, documentarse y escuchar. Un primer paso podría ser
empezar a leer a Ignacio Álvarez Vara, maestro Barquerito. Y una pista es que
no lo busquen por twitter. En la revista Zenda, decía el maestro Raúl del Pozo
hace unos días: "Existe un campo infinito, que es internet, donde hay una
acumulación de información como nunca en la Historia, pero que camina libremente,
sin ningún tipo de control de calidad ni veracidad".
Un fenómeno también evidente que concurre en este poliédrico
escenario es la espiral del silencio que teorizó la politóloga alemana
Elisabeth Noelle-Neuman. En la tercera línea de wikipedia, tal cual y por
sintetizar, sobre esa espiral aplicada al fenómeno taurino: "los
individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que
es aceptable y lo que no... El comportamiento del público está influido por la
percepción que se tiene del clima de opinión dominante". Y en twitter
predomina la crítica sin fundamento, lo visceral, el argumento es a veces una
foto. Solo una foto.
Hoy en día -apriétense los machos- es digno de ser
"aficionado bueno, exigente y riguroso" poner a parir a las figuras
del toreo. Cuanto más mejor. A los mejores toreros de esta época teniendo en
cuenta que en estos tiempos están en activo cuatro de los mejores toreros de
todas las épocas. Por orden de alternativa: Enrique Ponce, Josétomás, Morante y
El Juli. Ya no es responsabilizarlos de todos los males de la Fiesta,
circunstancia atávica y cuyo origen se remonta a tiempos inmemoriales, sino
desacreditar y negar constantemente su tauromaquia, su arte, su concepto, su
inmensidad. No matizarla ni analizarla porque eso requiere capacidad de
análisis y conocimientos. Directamente se niega, se destruye. La osadía de la
ignorancia.
Para demostrar que uno es buen aficionado -qué cosas- no tiene más que poner a caer de un burro, por ejemplo, a El Juli, máxima figura del toreo actual. Con lo cual se demuestra de tacada una ignorancia superlativa. O a Ponce, a quien antaño más que ahora le caían críticas feroces. El maestro de Chiva podría estar 27 años más y ni así. No todos los ojos que miran ven. Es como si, por poner un ejemplo, fuera de aficionado exigente, riguroso y de periodista independiente escribir que Messi y Cristiano son lo peor del fútbol o directamente el anti fútbol. Reconozco -amable lector- que yo soy anti Messi. Pero plenamente consciente de hacer el mayor de los ridículos. / EL MUNDO Sevilla
Para demostrar que uno es buen aficionado -qué cosas- no tiene más que poner a caer de un burro, por ejemplo, a El Juli, máxima figura del toreo actual. Con lo cual se demuestra de tacada una ignorancia superlativa. O a Ponce, a quien antaño más que ahora le caían críticas feroces. El maestro de Chiva podría estar 27 años más y ni así. No todos los ojos que miran ven. Es como si, por poner un ejemplo, fuera de aficionado exigente, riguroso y de periodista independiente escribir que Messi y Cristiano son lo peor del fútbol o directamente el anti fútbol. Reconozco -amable lector- que yo soy anti Messi. Pero plenamente consciente de hacer el mayor de los ridículos.
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