El murciano se juega la vida y
corta la única oreja en el mano a mano con Diego Urdiales en la Goyesca de Las
Ventas.
Paco Ureña |
ROSARIO PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC de Madrid
Se apagaba la tarde mientras Paco Ureña se iba a la guerra
en la faena más ardiente de la Goyesca. Herrada a fuego, con el sello de cierta
inocencia, el torero de Lorca se la jugaba con un sexto muy complicado. Como si
su «yo» no importara, como si valiese la pena morir por aquello que vale la
pena vivir. Y Ureña decidió que Madrid merecía todo.
En los mismos medios se
plantó con el cartucho de pescado, citando sobre la zurda a un «Curioso» nada
claro. Aquella faena fue bálsamo y revelación, como para nuestro último premio
Cervantes, Eduardo Mendoza, la lectura del Quijote. Mucho de Alonso Quijano
tuvo el planteamiento de obra del matador de Lorca, que buscaba el amor
imposible del toro de Victoriano del Río, como queriendo deshacer los entuertos
que se presentaban. Ureña los resolvió con más corazón que cabeza, con una
pureza que estremecía, hasta el punto de llevarse varios sustos. Nada importaba
entonces. Ni siquiera su propia vida. Paco -«¡don Paco!», vociferaron en los
tendidos- se levantó en armas y se convirtió en el héroe de este Dos de Mayo.
El lorquino, muy templado en el saludo, pidió calma a la
cuadrilla. Apuntó cosas buenas en el capote este «Curioso» de Victoriano del
Río, al que Urdiales propinó un quite demasiado extenso... Luego, que ya está
escrito, Ureña se marcharía al corazón de la plaza, para robárselo y entregar
el suyo. Aunque el de Victoriano quiso hacer el avión en algún muletazo, cada
vez se puso más dificultoso y orientado. Y Ureña, valentísimo, buscó la
colocación sincera entre los plácemes de los tendidos. Lucha a toma y daca
entre toro y torero. Madrid se rompía la camisa, volaba un sombrero a los pies
de un «tío» que llegó a atropellar la razón, desnudó su alma y no se dejó ganar
la partida.
Espejo de pureza
Porque la partida fue suya con el lote menos agradecido
-ante el inválido segundo, que pareció lastimarse más en el quite de Urdiales
[se entiende la rivalidad, pero se antojó inoportuno], nada pudo hacer,
mientras se elevaban las voces contra Trinidad, el presidente-. Cortó la única
oreja del duelo goyesco y perdió otra posible en el cuarto, al que entendió con
inteligencia y mirándose en el espejo de la pureza y la naturalidad. Protestado
de salida por su escaso remate trasero, manseó y se encresparon más los ánimos
en varas y banderillas. Paciente, Ureña lo fue metiendo en el canasto por ambos
pitones y se agigantó en unos naturales de quebrada muñeca. Verdad en la
colocación, con muletazos de uno en uno, un dúo mirando al tendido, la
trincherilla desgarrada y el pase de la firma hasta el broche por bajo. La
espada fue su cruz...
Diego Urdiales |
Como también lo fue de Urdiales, que tenía cortada una oreja
de peso del tercero, de José Vázquez, un toro con mucho que torear y un pitón
zurdo de nota y triunfo. El riojano hizo un esfuerzo y alcanzó la comunión con
«Inesperado» en naturales de empaque y clasicismo, de series cortas pero con
adornos exquisitos que enloquecieron. Los ayudados por bajo derramaron torería,
aunque todo se disiparía con el acero. Torerísimo fue también el cierre al
primero, de Salvador Domecq, un animal con opciones -aun sin terminar de
romper-, en el que compuso una faena desigual, pero con algunos pasajes de
enorme gusto y en el que ambos diestros brindaron dos fabulosos quites: por
gaoneras, Ureña, y por chicuelinas, Urdiales. Con el mansito quinto, que era de
apuesta, el de Arnedo no lo vio claro.
La transparencia llegaría después, en el último cartucho,
con el héroe del Dos de Mayo.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Salvador Domecq (1º
y 2º), José Vázquez (3º y 4º) y Victoriano del Río (5º y 6º), de juego
y presentación dispar.
Diego Urdiales, de azul marino y blanco. Estocada trasera
perpendicular y descabello. Aviso (saludos). En el tercero, pinchazo, otro
hondo y tres descabellos. Aviso (saludos). En el quinto, tres pinchazos y
estocada. Aviso (silencio).
Paco Ureña, de rosa palo y azabache. Estocada
(silencio). En el cuarto, media tendida y cuatro descabellos. Aviso (saludos).
En el sexto, estocada caída. Aviso (oreja).
Monumental de Las Ventas. Martes, 2 de mayo de 2017. Corrida Goyesca.
Más de 9.000 espectadores.
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