jueves, 4 de mayo de 2017

FERIA DE ABRIL – DECIMA CORRIDA: Una faena de fondo de Morante

Alejandro Talavante corta una oreja y David Mora da una vuelta al ruedo con el mejor lote de una desigual corrida de Núñez del Cuvillo.
Morante de la Puebla
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Sevilla
Foto: EFE

Afrontaba Morante de la Puebla su último compromiso en Sevilla. Con la expectación de que fuese, como la temporada pasada, a la última la vencida. El paladar todavía no saciado con la hermosa profundidad del otro día. Cuando la espada no ayudó. A ayudar tampoco venía el toro de Cuvillo, tocado arriba de pitones, bajo y hechurado.

No se prestó con el capote. Suelto y apuntando escasa humillación. Los puyazos traseros no corrigieron, por lógica, nada. Carretero trabajó en serio. Morante abrió faena a media altura. Genuflexo y pasando al toro por alto. Muy gallista. Pronto la izquierda. Entre las rayas también. No se hacía fácil cogerle el aire al cuvillo, que estiraba la gaita en los finales de viaje. Por abajo debía ser. Un natural bueno, dos extraordinarios luego y cuatro esculturales después. En algún pase de pecho rebañaba el toro por el derecho. De la técnica de José Antonio se habla poco. Como de la cabeza. Como del valor. Hasta desbrozar el bosque y alcanzar el agradecimiento del cuvillo hubo enganchones. A las teclas de la embestida costaba hallarle el ritmo que no tenía. Desengañó al toro en aquellos naturales limpios y cristalinos para hacerle lo propio por el derecho en principio hostil. Gobernó la embestida con lentitud, cosida en los flecos, aguantadas las miraditas. Faena de fondo más allá de la estética morantista. Sevilla lo valoró. No el presidente. La larga agonía, por la colocación trasera de la estocada, acarreó dos avisos. Eso fue todo lo que envió el palco. Nunca la oreja. Morante se enfadó.

Alejandro Talavante sí que se embolsó un trofeo. Simplón el recortado toro. Por fuera y por dentro en su bondad. Talavante se dobló por la derecha con plasticidad. Y alternó las manos a continuación. Ligados los largos trazos. Fácil, vertical y ligero. Escaso poso dejaban tras de sí. Coreada la faena con la misma corrección. El atracón a la hora de matar, casi a topacarnero el chocazo, aportó la cuota de emoción que disparó la pañolada.

El salpicado y guapo tercero se movió revoltoso en los tercios previos. Un puntito de genio en Novelero entonces. Travieso en banderillas. Pero rompió en la muleta de David Mora de manera sensacional. Por cómo colocaba la cara. Mora le consintió de inicio. E hilvanó una faena de tintes desiguales. A los tendidos llegaba por igual el muletazo en el que corría la mano, el desmayado o el lambreazo acodado. Los tres se podían dar en una misma serie.

Como la distinta velocidad. El empaque parecía unificarlo todo. En un natural mirando al tendido, si no antes, Novelero se rajó. El triunfo presentido se evaporó por un pinchazo y se redujo a la vuelta al ruedo.

A Morante de la Puebla se le notaba la tensión para que la feria no se le fuese de vacío (en el marcador). El colorao cuarto lo desarmó cuando se mecía a la verónica e increíblemente se rajó en el apunte de un hermoso quite por chicuelinas. Antes del segundo puyazo. La huida embestida también se llevó el capote en una intervención más a la verónica. Todo quedaba inconcluso. Morante agarró los palos aunque no era toro para banderillear por su descompuesta embestida. El tercer par, al quiebro y por los adentros, reunió el calambre que sintió la Maestranza. En la muleta no pudo ser en ninguno de los terrenos sondeados como un zahorí: el cuvillo se fugaba constantemente y escapaba de najas. Desde chiqueros al Tendido "10". Otra vez en el tercio la ovación de consolación. La Puerta del Príncipe soñada habrá de esperar un año más.

Manseó un quinto que nunca quiso romper hacia adelante. Siempre andando a la hora de tomar la muleta de Talavante, siempre gazapón al salir de ella. Sin maldad ni lucimiento. La obra talavantista se extendió con excesivo metraje.

El alegre sexto apuntaba notas extraordinarias y confirmaba dos cosas: la desigualdad de las hechuras de la corrida de Cuvillo y el buen bajío de David Mora. La forma de coger los vuelos y salirse de ellos de Barrilero prometía. Mora principió de rodillas, ligó las dos tandas en redondo más uniformes de su actuación, siempre unos grados encorvado, y cuando parecía seguir al natural la tónica de la faena el toro se desentendió. Aquellos 20 pases en los que se entregó no pasaron a mayores. La faena de Morante quedó como recuerdo de fondo.

NÚÑEZ DEL CUVILLO | Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y David Mora
Toros de Núñez del Cuvillo, de diferentes hechuras, líneas y seriedades; estupendo el 3 hasta que se rajó; bueno el 2º; con sus claves pero finalmente agradecido el 1º; rajado el 4º; gazapón y sin romper el 5º; el alegre y buen 6º también se rajó.
Morante de la Puebla, de carmesí y oro. Estocada trasera. Dos avisos (petición y saludos). En el cuarto, estocada atravesada que escupe (saludos).
Alejandro Talavante, de nazareno y oro. Estocada pasada (oreja). En el quinto, media que escupe y tres descabellos. Aviso (silencio)
David Mora, de rioja y oro. Pinchazo y estocada contraria. Aviso (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada pasada y tendida y descabello (saludos).
Plaza de la Maestranza. Jueves, 4 de mayo de 2017. Décima de feria. Lleno.

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