domingo, 14 de mayo de 2017

Cristo de espaldas

JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45

No es una metáfora ni una invocación a la histórica novela (más que novela histórica) de Eduardo Caballero Calderón. Es un hecho. En Colombia, también el ministro del interior Fernando Cristo, ha dado la espalda a la Fiesta y ha radicado en el Congreso de la República su proyecto de ley: “Por el cual se elimina la tauromaquia en el Territorio Nacional…”.

¿Razones? Al parecer, todos los males de la patria. En particular “La violencia”, ese largo periodo de horror ininterrumpido que va para setenta años, pues comenzó en Bogotá el 9 de abril de 1948 a eso del medio día y no en una corrida ni por motivos taurinos precisamente. 

“Si estamos erradicando la violencia en nuestro país debemos empezar a construir una sociedad basada en el respeto a la vida y a los demás”. Un respeto que por cierto no mostraron los partidarios de la prohibición con sus inhumanas agresiones durante la pasada temporada en la plaza de Santamaría. La suma de movilización callejera, presión jurídica y acción parlamentaria copa la escala de Richter.

La Corte Constitucional, que había dado dos años de plazo para el puntillazo final, ayer mismo, le ordenó al alcalde Peñalosa que en 48 horas proceda con los trámites pertinentes para la consulta popular antitaurina solicitada por su antecesor Gustavo Petro.

Esto, antes de responder al recurso de nulidad interpuesto por Felipe Negret contra el ultimátum, alegando precedentes, pues hasta cuatro sentencias previas recientes del mismo tribunal legitimaron las corridas de toros y su ley reglamentaria 916 de 2004.

Cambiar la cultura, el arte, la tradición por decreto. Privilegiar sobre los derechos humanos los atribuidos a los animales. Aducir que la violencia inveterada del país tiene causalidades toreras. No son argumentos irrebatibles.

Sin embargo, el carácter de política gubernamental que da la jerarquía del ministro ponente a su iniciativa legislativa, el muy alto poder de la Corte, los antecedentes de orden público y el previsible resultado de la consulta popular gravitarán con fuerza mayor en el Congreso. Entonces cómo rebatir si todo estará consumado.

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