JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadir45
No es una metáfora ni una invocación a la histórica novela
(más que novela histórica) de Eduardo Caballero Calderón. Es un hecho. En
Colombia, también el ministro del interior Fernando Cristo, ha dado la espalda
a la Fiesta y ha radicado en el Congreso de la República su proyecto de ley:
“Por el cual se elimina la tauromaquia en el Territorio Nacional…”.
¿Razones? Al parecer, todos los males de la patria. En
particular “La violencia”, ese largo periodo de horror ininterrumpido que va
para setenta años, pues comenzó en Bogotá el 9 de abril de 1948 a eso del medio
día y no en una corrida ni por motivos taurinos precisamente.
“Si estamos erradicando la violencia en nuestro país debemos
empezar a construir una sociedad basada en el respeto a la vida y a los demás”.
Un respeto que por cierto no mostraron los partidarios de la prohibición con
sus inhumanas agresiones durante la pasada temporada en la plaza de Santamaría.
La suma de movilización callejera, presión jurídica y acción parlamentaria copa
la escala de Richter.
La Corte Constitucional, que había dado dos años de plazo
para el puntillazo final, ayer mismo, le ordenó al alcalde Peñalosa que en 48
horas proceda con los trámites pertinentes para la consulta popular antitaurina
solicitada por su antecesor Gustavo Petro.
Esto, antes de responder al recurso de nulidad interpuesto
por Felipe Negret contra el ultimátum, alegando precedentes, pues hasta cuatro
sentencias previas recientes del mismo tribunal legitimaron las corridas de
toros y su ley reglamentaria 916 de 2004.
Cambiar la cultura, el arte, la tradición por decreto.
Privilegiar sobre los derechos humanos los atribuidos a los animales. Aducir
que la violencia inveterada del país tiene causalidades toreras. No son
argumentos irrebatibles.
Sin embargo, el carácter de política gubernamental que da la
jerarquía del ministro ponente a su iniciativa legislativa, el muy alto poder
de la Corte, los antecedentes de orden público y el previsible resultado de la
consulta popular gravitarán con fuerza mayor en el Congreso. Entonces cómo
rebatir si todo estará consumado.
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