NELSON HERNÁNDEZ
RAMÍREZ
Presidente Fundador
de Fundación Cultural Girón
El artículos anteriores, sobre la situación taurina
nacional, he reflexionado en dos sentidos. El primero ante la posibilidad de
que los aficionados venezolanos quedemos solo para presenciar corridas y
novilladas en el exterior, ante la ausencia de ferias en nuestro país, y el segundo para asomar que nuestra fiesta
brava solo pueda ser llevada adelante por
el gobierno, con fines sociales o benéficos.
No se trata de un criterio bordado por el pesimismo, sino
ajustado a nuestras acuciantes realidades. El nivel de costos y nuestra
particular situación económica hacen prohibitiva la celebración de corridas con
carteles de alto nivel, con figuras extranjeras y con ganado importado, quedando
como remanente la opción de toreros de secundaria categoría y con ganado nacional,
cuya cabaña está igualmente asediada por los elevados precios de insumos,
medicinas y transporte.
Pudiera parecer extraño, pero el gobierno nacional y algunas
expresiones estadales y municipales
podrían asumir la conducción de las corridas y novilladas, con las naturales
excepciones de impuestos y arrendamiento
de plazas, además de los auxilios en divisas, para fomentar programas sociales,
asistenciales o benéficos.
Esas publicaciones han tenido eco y repercusión entre aficionados
inquietos y preocupados por el devenir de la fiesta taurina, con quienes coincidimos en que se debe lograr un gran
consenso para fortalecer lo poco que nos queda y buscar la conquista de espacios nuevos, o plazas nuevas,
especialmente aquellas que fueron relevantes en décadas anteriores. Particulares y específicos esfuerzos
habría que hacer en Valencia, Maracay, San Felipe y El Vigía, por solo citar
cuatro ciudades con elevado nivel económico.
Papel importante corresponde, en ese sentido, a las
comisiones taurinas municipales, autoridad legalmente constituida y soportada
en una ley local. Aunque la confianza ha
disminuido en ese ente, no podemos negar que allí aún quedan aficionados
de valía y personas a quienes les duele
la actuación situación, no obstante las críticas que han surgido por particulares
situaciones vividas en San Cristóbal y Mérida, en este año.
El año pasado en San Cristóbal suscribí un documento de
cierre de una positiva jornada de la Fundación
Cultural Girón donde exhortamos a las comisiones taurinas a reinstalar las
convenciones anuales, a lo cual ahora
surge como respuesta el anuncio público
que hizo (y deshizo) la autoridad de Mérida para invitar a reunión para fines
de abril.
Los integrantes del
grupo merideño buscan una tabla de salvación ante el desbarajuste que viven por
las torpezas en que incurrieron en el pasado ferial de febrero, con lo
cual han acabado con la credibilidad,
prestigio y confianza que debe tener todo órgano público, en cualquiera de sus
niveles de poder.
Como aficionado de medio siglo de permanente asistir a las ferias
nacionales, todas, incluidos pueblos, creo que lo que se impone es una gran
convocatoria de quienes nos retratamos en taquilla, junto a las pocas comisiones
existentes, toreros, ganaderos, empresarios y empleados de plaza, para
llegar a consensos y acuerdos aplicables
en lo
inmediato, sin pretender que solo algunos tienen la razón y poseen la
cualidad de regentes del porvenir de la tauromaquia nacional. Para esos fines, una de las personas a quienes podemos asumir la
convocatoria de esta gran reunión o asamblea es el Licenciado Hugo Domingo Molina, una personalidad en todo el
sentido de la palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario