viernes, 5 de mayo de 2017

Situación taurina en Venezuela obliga a la participación y a la sensatez

NELSON HERNÁNDEZ RAMÍREZ
Presidente Fundador de Fundación Cultural Girón

El artículos anteriores, sobre la situación taurina nacional, he reflexionado en dos sentidos. El primero ante la posibilidad de que los aficionados venezolanos quedemos solo para presenciar corridas y novilladas en el exterior, ante la ausencia de ferias en nuestro país, y  el segundo para asomar que nuestra fiesta brava solo pueda ser llevada  adelante por el gobierno, con fines sociales o benéficos.

No se trata de un criterio bordado por el pesimismo, sino ajustado a nuestras acuciantes realidades. E​l nivel de costos y nuestra particular situación económica hacen prohibitiva la celebración de corridas con carteles de  alto nivel, con figuras  extranjeras y con ganado importado, quedando como remanente la opción de toreros de secundaria categoría y con ganado nacional, cuya cabaña está igualmente asediada por los elevados precios de insumos​,​ medicinas​ y transporte​.

Pudiera parecer extraño, pero el gobierno nacional y algunas expresiones estadales y  municipales podrían asumir la conducción de las corridas y novilladas, con las naturales excepciones  de impuestos y arrendamiento de plazas, además de los auxilios en divisas, para fomentar programas sociales, asistenciales o benéficos.

Esas publicaciones han tenido eco y repercusión entre aficionados inquietos y preocupados por el devenir de la fiesta taurina, con quienes  coincidimos en que se debe lograr un gran consenso para fortalecer lo poco que nos queda y buscar la conquista de  espacios nuevos, o plazas nuevas, especialmente aquellas que fueron relevantes en décadas  anteriores.​ Particulares y específicos esfuerzos habría que hacer en Valencia, Maracay, San Felipe y El Vigía, por solo citar cuatro ciudades con elevado nivel económico.​

Papel importante corresponde, en ese sentido, a las comisiones taurinas municipales, autoridad legalmente constituida y soportada en una ley local. Aunque la confianza ha  disminuido en ese ente, no podemos negar que allí aún quedan aficionados de valía y  personas a quienes les duele la actuación situación, no obstante las críticas que han surgido por particulares situaciones vividas en San Cristóbal y Mérida, en este año.

El año pasado en San Cristóbal suscribí un documento de cierre de una positiva jornada  de la Fundación Cultural Girón donde exhortamos a las comisiones taurinas a reinstalar las convenciones anuales, a  lo cual ahora surge  como respuesta el anuncio público que​ hizo (y deshizo)​ la autoridad de Mérida para invitar a reunión para fines de ​abril​.

Los integrantes  del grupo merideño buscan una tabla de salvación ante el desbarajuste que viven por las torpezas en que incurrieron en el pasado ferial de febrero,​ ​con lo cual  han acabado con la credibilidad​, prestigio​ y confianza que debe tener todo órgano público, en cualquiera de sus niveles de poder.

Como aficionado de medio siglo de permanente asistir a las ferias nacionales, todas, ​incluidos pueblos,​ creo que lo que se impone es una gran convocatoria de quienes nos retratamos en taquilla, junto a las ​pocas ​comisiones​ existentes​, toreros, ganaderos, empresarios y empleados de plaza, para llegar  a consensos y acuerdos aplicables en  lo  inmediato, sin pretender que solo algunos tienen la razón y poseen la cualidad de regentes del porvenir de la tauromaquia  nacional.​ ​Para  esos fines, una  de las personas a quienes podemos asumir la convocatoria de esta gran reunión o asamblea es el Licenciado Hugo Domingo  Molina, una personalidad en  todo el  sentido de la palabra.

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