En novillero clásico, y de
grandes facultades, el torero de San Cristóbal, debutante en Madrid, se hace
querer por su entrega. *** Cosas buenas
de Pablo Aguado. *** Novillada sencilla de El Montecillo.
BARQUERITO
Foto: EFE
LA PRIMERA DE LAS TRES novilladas del abono. De juampedros
de Francisco Medina, el hierro de El Montecillo, antes El Ventorrillo.
Proveedor habitual del género: el utrero bien comido, proporcionado, duradero y
previsible. Eran habituales los novillos ventorrillos de mucho alborotar antes
de darse. O no darse. Pero abundaban los primeros. La dosis de alboroto se ha
ido reduciendo o endulzando.
No todas las ganaderías procedentes de compra de primera
mano de Juan Pedro han evolucionado hacia la nobleza pastueña, ideal del
criador de credo Domecq. La de Medina, sí. Han ido rebajándose volúmenes, kilos
y caras. Los salpicados o burracos, habituales en la ganadería, aparentan más
peso del propio. Por badanudos y largos. Los negros y, sobre todo, los
colorados son más cortos y ventrudos.
La fama de alborotar de los novillos de Medina se debe,
primero, a los colorados y, luego, a los negros. El hábito no hace al toro,
pero ayuda a reconocerlo. El pasado 15 de mayo, San Isidro, un toro de El
Montecillo completó la corrida de Parladé, que no pasó completa el
reconocimiento. Fue de los salpicados. Se aburrió enseguida, manseó parado y
desentendido. Cuatro burracos entraron en los lotes de la sobre el papel
novillada más propicia de las tres del abono.
Salvo por el pelaje y la estampa a escala, ninguno de los
cuatro recordó la conducta impropia del toro del 15 de mayo. Esa misma tarde,
la del estreno como relleno de Medina en el San Isidro de Simón Casas, saltó un
sobrero de su hierro sencillamente intratable. El toro más peligroso de las
nueve corridas jugadas hasta el domingo. Nada que ver tampoco con el negro que
abrió la fiesta esta tarde. Un toro bombón. Distraído de partida, suelto de
varas, protestón en el caballo y escarbador, pero de bondad más que razonable
después de sangrado. Lo banderilleó con ganas, valor y poder el venezolano
Jesús Enrique Colombo, nuevo en Madrid.
Iba a ser la sorpresa de la corrida. Por parecer un
novillero dispuesto a todo, sangre caliente, encaje desenfadado. Hambre de
torear. Con ese novillote negro que quiso, fue, vino y volvió con motorcito,
sin descolgar del todo, sin renunciar tampoco. Una faena acelerada al principio,
firme siempre, de mucha entrega. Un pinchazo y un cañonazo. Condiciones claras
de Colombo: gente con las banderillas y con la espada, valor y ambición.
De todo eso hizo alarde con el cuarto de la tarde, del cupo
mayoritario de los salpicados. Se templó con él en el recibo, lo banderilleó
según el patrón espectacular fijado por El Fandi –de correr por delante,
cruzarse, clavar de poder a poder- y lo pasó de muleta con ideas frescas-
doblones de apertura-, con energía –muletazos de rotundo aire hasta gobernar
los viajes- y sin volver la cara cuando el toro apretó. Otra estocada de las de
tirarse a morir. Con voltereta. Tomó la gente partido por el torero. Un abucheo
al palco por no atender una petición mayoritaria.
Solo un negro buenecito. Y solo un coloradito, segundo de
sorteo, igual de bueno o más. Solo que adelantaba por las dos manos y a Pablo
Aguado le costó centrarse. Algún muletazo redondo con la zurda. Aire de torero
de irregular aplomo, pero sereno. Para Aguado fue, en el segundo turno, el novillo
de más temperamento de los seis. El quinto. Y aquí apareció el torero de corte
sevillano. Cosas de Morante, por ejemplo. Brillante con el capote, un lindo
galleo de frente por detrás, un quite por chicuelinas muy original y antiguo
estilo. Una faena de muleta bien compuesta tras un susto inicial –el toro se
venció por la mano izquierda no poco- pero resuelta no solo con oficio de
torero puesto, también con garbo en el toreo en redondo, y calidades en el
toreo con la zurda y en los de pecho. Una excelente estocada. Algo fría la
gente.
El novillo complicadito fue el sexto –las manos por delante,
frenazos- y Rafael Serna abrevió. Con el tercero, de más a menos, un par de
intentos de irse a tablas, una faena ortodoxa, decisión en el momento en que en
los medios le buscó Serna las vueltas al toro, pero la inspiración y las ganas
demasiado justas para ser el adiós a Madrid. Aguado y Serna tienen anunciada la
alternativa en septiembre en Sevilla, que es su tierra. Y, antes, mano a mano
de despedida en la Maestranza, la tarde famosa del Corpus.
FICHA DEL FESTEJO
Seis novillos de El Montecillo
(Francisco Medina).
Jesús Enrique Colombo, de San Cristóbal (Venezuela), nuevo en
esta plaza, saludos y vuelta tras un aviso y petición mayoritaria denegada.
Pablo Aguado, silencio
tras un aviso y saludos.
Rafael Serna, silencio en los dos.
Lunes, 22 de mayo de 207. Madrid. 12ª de San Isidro. 1ª novillada con
picadores. Primaveral. 18.000 asientos vendidos, 14.000 almas presentes. Dos horas
y diez minutos de función.
Postdata para los
íntimos.- ¿Quedamos en seguir hablando de Segovia? No quedamos pero no
quería abandonar el asunto sin contar dos o tres cosas.
La plaza de toros, tan viejecita que empezaba a parecer una
ruina romana -por el aspecto de circo, por la piedra semejante a la del
prodigioso Acueducto-, ha sido no sé si restaurada pero sí rehabilitada en
parte. La rehabilitación de las ruinas, que en algunos casos alcanza grado de
obra maestra. No es el caso, pero la piedra de la fachada, tan severa, se ha
repulido y han aparecido vetas de colores de las que solo aparecen en el
mármol. Un misterio.
Le han puesto a la plaza nombre nuevo: Colisevm. Con la uve
romana que se lee en castellano como la u. El Coliseo de Segovia. A las
puertas, el sábado pasado, un mercado de coches de ocasión con mucho tenderete.
Tinglados de feria que han ido perdiendo encanto o imaginación. La publicidad
pulveriza todo. Y, sin embargo, la personalidad tan rancia de la plaza se
dejaba sentir por encima de los tinglados y el gentío buscacoches. Los corrales
están medio arruinados. Esa es la impresión por fuera.
Creo que este año van a dar dos corridas de toros por San
Pedro. Una de ellas, homenaje al difunto Víctor Barrio, el último torero del país.
De Ayllón, creo que recriado en Sepúlveda. Torero de buen aire. Segovia es
tierra taurina, lo era más ante como todas las taurinas tierras, y la muerte
trágica de Víctor -en Teruel, en julio de 2016- produjo una conmoción
particular. La sangre de un torero es fértil, decía un poeta taurino, que
fueron legión en su día. No todos igual de inspirados. La idea de la fertilidad
de la sangre derramada procede de la Biblia. No sé si se sostiene, pero este
año habrá en Segovia dos corridas.
Las gradas de sol no sé si incómodas son de piedra del país,
con ese color ocre claro que tan bien han pintado los amantes de los paisajes
solitarios o de la piedra pobre de cantera. La tribuna de preferencia, donde la
presidencia, es de dos alturas. Hay tapices en las barandas. Es muy elegante.
Escaños de madera del XIX, como de palacio episcopal. La tribuna es cubierta.
La visibilidad,,buena, La acústica, excelente, como es ley en tantas plazas de
toros decimonónicas. Estuve en los toros de Segovia hace siete u ocho años. Una
tarde deliciosa de verano. Prefiero en Segovia el otoño, luego el invierno y
después de la primavera. Pero esa luz solsticial es inigualable. Toreó
Talavante, Peñuca de la Serna pintó un cartel precioso: era, dfuminado,
Talavante toreando a la verónica pero una verónica de Victoriano de la Serna.
De esa verónica dijo Pepe Ortíz, el torero mexicano más estudioso del toreo de
capa. que era la mejor por él vista. Mejor que las legendarias de los gitanos
grandes. Y dijo además que Victoriano era el único torero que le hacía ponerse
de pie en los toros. Tal sería la belleza. Como la de la luz de Segovia en
junio. En esa plaza de Segovia hiizo su debut en España como matador de toros
hace cincuenta y tantos años Robert Ryan, torero norteamericano de arte y valor,
discípulo predilecto de Pepe Ortiz, que fue en todos los sentidos de la palabra
un maestro.
La perspectiva de los Siete Picos y la Mujer Muerta desde la
bajada de la Canaleta, delante del Teatro Cervantes, se ha degradado porque en
las rampas primeras de Guadarrama se ha ido construyendo cada vez más. No se
comerán el monte las inmobiliarias. Pero no será por falta de apetito. Oh,
voraz ladrillo insaciable!
Y El Acueducto. Ahí sigue.
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