lunes, 1 de mayo de 2017

LA PÁGINA DE MANOLO MOLÉS - Memoria y sentimiento

No funcionaron los festejos del lujo. Los cuvillos en Sevilla, lejos de su calidad; los juampedros que todavía no nos enseñan el objetivo de Juan Pedro hijo, que siempre aseguró que iba a estar más cerca de la bravura de Parladé que de la nobleza, o falta de casta, de lo que heredó del padre. Fallaron también los de Montealto en Madrid y coincido con José Luis Benlloch en que estamos ante uno de los ganaderos que más vive y sufre por su ganadería. Pero la hechura, el volumen, la apariencia, no tuvo relación con el motor tan escasito. A la postre, en las tres plazas el banquete acabó casi en luto. Pero siempre está ahí Francia para echarnos un capote.

El inicio de la primavera ha puesto más tardes de toros en Francia que en España. Y con algo fantástico: la gran corrida se lidió allí, en las arenas galas de Arles donde Juan Bautista se ha convertido, no solo en el empresario de moda, sino también en un torero más maduro y capaz, gustos personales aparte, que ha dado Francia en muchos años. El maestro Chenel ya lo predijo una tarde en Vitoria en la que Juan reaparecía de otro ciclo en la oscuridad con una gran corrida del Conde de la Corte creo recordar. La última que hizo honor a un hierro que hizo más ganaderías que ninguno. Ahora en las orillas de Jerez de los Caballeros, un pueblo bellísimo y recomendado, los mozos y la chavalería ya no se acercan a los predios del viejo conde ganadero y señor. Aquí fumigamos hasta el Vaticano y nos quedamos tan panchos.

A lo que iba. En Francia, que no para de dar festejos y, ojo, toreros, hay un puñado de novilleros que están pidiendo paso y guerra. La corrida del fin de semana fue la Pedraza de Yeltes, toros para la emoción y para torearlos coño, que ya hay que reconocerle a este ganadero y a su equipo que ha logrado el toro que gusta al aficionado, que da espectáculo en el caballo y que luego embiste, y el que no embiste: pues pide papeles. Me alegro de que el beneficiado fuera Iván Fandiño. Joder: ha pasado de rey de Madrid a lacayo en este desorden de afectos. Aquí, en estos parajes hispanos, le han casi sentenciado. Ni puto caso. Francia, sin embargo, tiene memoria y dos siglos largos de revolución. Y le respetan y le esperan. Y Fandiño volvió en Arles y salió a hombros. Aquí le dan por visto, y la historia tiene grandes capítulos de resucitados porque como cantaba Peret: “No estaba muerto, no, que estaba tomando cañas”. Yo me alegro de quien cuando baja, o le bajan, tiene lo que hay que tener para no entregar la cuchara. Me alegra verlo en volandas y chapó al respeto del aficionado francés. Memoria y sentimiento.

VILLASECA, RARA AVIS EN ESTOS TIEMPOS POLÍTICOS

Pocos pueblos hay en este país como Villaseca de la Sagra: tentaderos, novilladas y un pueblo muy limpio y un alcalde muy querido por sus votantes. Rara avis en estos tiempos políticos. Pero si tienen un día libre vayan para allá. Estoy con Paco Mora, él fue siempre desde el diluvio universal partidario declarado de Finito de Córdoba. O sea, partidario del buen gusto y ese punto de torería que es lo único que no podrás comprar en El Corte Inglés. La torería todavía no se fabrica. Y Juan la tiene. Y es verdad. Ese torero es un lujo para el buen aficionado. Y los últimos años se le ve preparado, con capacidad, esa personalidad que solo pasean los elegidos. Claro que erró y se equivocó más de una vez. Pero el que no lo haya hecho (lo de errar) que tire la primera piedra. Y el Fino tiene más gusto que muchos de los que están, como dijo Sofía Mazagatos en el antiguo palco del Plus, en el “candelabro”. Finito de Córdoba, Curro Díaz, Juan Mora, hay toreros de culto y Simón Casas, que fue su apoderado, debería encontrarle un sitio en algunas plazas suyas. Un día en Zaragoza tembló hasta el cañón de Agustina. En fin: que este sabe torear, que no es ninguna broma.

ESCRIBANO SE HA GANADO EL DERECHO A SER FELIZ

De casta le viene al galgo. Y el gran maestro, don Pablo Hermoso de Mendoza, ha sacado a su hijo Guillermo a la pelea de los ruedos en San Miguel de Allende, que está justo allí, allende los mares, en tierras de México lindo y querido. El hijo dejó al padre a pie y la puerta grande fue para el futuro. De todos modos: mucho padre lo que tienes en casa, Guillermo. Y me alegro por Pablo porque grabando en su enorme finca repleta de caballos y futuro me decía: “Manolo, menos mal que mi hijo se dedica a esto, si no, cómo cierro todo este tinglado que tengo montado en la finca con tanto caballo y tantos sueños”. La saga continúa. Y esa foto a hombros marca el inicio de un hijo que quiere seguir los pasos del padre. No es fácil.

Tampoco lo es lo de Escribano. Le ha echado narices, por no decir lo otro, y su retorno a la Francia que no cesa le ha premiado con el éxito y la puerta grande. Digan lo que digan, el mejor bálsamo para curarse un torero es ese: no salir a pie. No concebiría a un solo aficionado que no se sienta satisfecho por la recuperación y vuelta al tajo de un torero que se ganó el derecho a ser feliz tras muchos años de torear sueños. Y poco más. Pero este sueño no acabó en pesadilla. / Redacción APLAUSOS

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