MANOLO MOLÉS
@ManoloMoles
Hay figuras y hay buenos toreros. De culto dicen ahora. De
buen concepto añado yo. Llaman figuras a quienes mandan en los carteles y ganan
más dinero. Y hay buenos toreros que mantienen a través de los años el buen
sentido de la lidia, la profundidad, la verdad, la torería y la capacidad de
matar (aún en estos tiempos), un poco de todo. Son los Martín Vázquez, los
Chenel, algún día habrá que reivindicar la enorme categoría que tuvo y no se le
reconoció a Rafael Ortega. No solo con la espada, sino también en la armonía y
pureza del capote y la muleta. Grandes toreros que, a veces, ni la historia es
totalmente justa con ellos. A Pepín Martín Vázquez ¡qué naturalidad para entrar
y salir de la cara del toro! se le reconoció tarde. A Rafael Ortega todavía no
se le ha hecho justicia. ¿Verdad Padilla, verdad Ruiz Miguel, verdad tantos?
Chenel bebió de él y lo demostró en la faena al toro de Victoriano del Río en
Jaén.
Rafael no fue figura. Vale. Pero fue la pureza en todos los
tercios, su capote, su muleta mal cantada, y su espada perfecta, con la que
muchos taparon otras de sus virtudes. Recuerdo una frase suya: “El que pega
zapatillazos regatea, el que no adelanta la muleta ejecuta la mitad de la
suerte y seguir pegando pases cuando la faena ya está hecha es enredar y
aburrir”.
Vuelvo al inicio y en esa línea de toreros para el
aficionado ahí está el despertar maduro de Curro Díaz; y el premio a no
claudicar en la marginación de Paco Ureña. Benlloch me habla de su gran tarde
en Zaragoza y la afición de Madrid los ha marcado como toreros de la capital. Cosa
no fácil pero significativa que tiene que renovarse cada tarde. No como el
carnet de conducir que te dura un puñado de años. Dos orejas y dos trayectorias
para Curro en la capital del Ebro. Y la espada, lo único que se le atragantó a
Ureña. Yo no sé si son figuras o no, ni me importa. Son dos que saben torear y
no matan siempre lo mismo.
PALOMO LINARES, PURA CASTA, UN EJEMPLO DE RAZA TORERA
Mi admiración por los novilleros. Apenas han toreado, salen
a Las Ventas, los asan a cornadas y siempre hay uno cada tarde que encima
triunfa. El penúltimo es Mario Palacios. Oreja y boquete. Y tiene buena pinta.
Su compañero Miguel Ángel Pacheco, herido y a la espera del premio. Admirable.
Como ese Espartaco que en cuanto puede se pone el traje de
torear, aunque sea el de los festivales. Un recuerdo para Palomo Linares, pura
casta y una vida sin descanso y una operación a corazón abierto, ejemplo de
raza torera. Corazón de figura.
No sé qué decir del dueto de hijos de Manuel Benítez. Lo
cierto es que Manuel, el que no reconoció, y Julio, el que nació en casa, se
han montado un chiringuito torero de lo más rentable donde se acaban las
localidades y las orejas. No diré aquella frase célebre del clásico de que “hay
gente pa tó”, que la hay, pero como no lo he visto, no he leído ninguna crónica
que me dé datos serios, pues dejo el agua correr y a ver en qué acaba la
hermandad torera. Una cosa es cierta, ese Manuel Benítez, el padre de la pareja,
tuvo tanta fuerza que hasta los retoños van de gala en gala. A ver qué
recorrido tiene eso…
Luis David Adame, el segundo de la saga, el que tanto nos
impactó de novillero en Madrid y nos ilusionó en Nimes en su doctorado, se ha
quedado en México en lugar de entrar en el fragor de la temporada en España. No
lo entiendo. Tiene menos oficio pero tiene personalidad, impronta, la frescura
de quien posee un toreo muy válido. Ahora pertenece a la FIT o la casa del
multimillonario Bailleres y se supone que llegará a la campaña española pasados
los puertos de alta montaña y buscará el llano tras el Aubisque o el Tourmalet
de Madrid. Estrategias, pero yo le echo en falta y creí que iba a pelear desde
el inicio de la etapa de este 2017.
LA MAESTRANZA TIENE EL DON DE NO PARECERSE A NINGUNA
Claro que todos deseamos un gran feria de Sevilla. Y que
salga el toro que embiste pero que también emocione, que vuelva la gente y que
del Baratillo salgamos deseando meternos en el mes largo de Las Ventas. Pero
para todo eso hace falta que el toro emocione y que salgamos en el tema
ganadero del sota, caballo y rey y recuperemos ganaderías a punto de fenecer
por falta de clientela. Más “cobradiezmos” y más “bastonitos”. A partir de ahí
arranca la Fiesta. Ojalá que sea una buena feria. La Maestranza es preciosa,
torera, pero cara. En eso yo estaré más con Joselito que con Belmonte, al que
tanto admiro, pero esa joya se queda chica y su aforo no permite unos precios
más asequibles. Aun así, la Maestranza no es que tenga un color especial, es
que tiene ese don de no parecerse a ninguna. En lo bueno y en lo otro. Pero
diferente y hermosa es una barbaridad. Esa no era la discusión entre dos
rivales y tan amigos como Juan y José. Juan era de la Maestranza y José de la
Monumental. Triana y Gelves. Los que cambiaron el toreo.
Hay figuras y hay buenos toreros. De culto dicen ahora. De
buen concepto añado yo. Llaman figuras a quienes mandan en los carteles y ganan
más dinero. Y hay buenos toreros que mantienen a través de los años el buen
sentido de la lidia, la profundidad, la verdad, la torería y la capacidad de
matar. Grandes toreros que, a veces, ni la historia es totalmente justa con
ellos. / Redacción APLAUSOS
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