sábado, 20 de mayo de 2017

FERIA DE SAN ISIDRO (FUERA DE ABONO) - CORRIDA DE LA PRENSA – NOVENA CORRIDA: La magia de Talavante voltea una debacle; grave cornada de Javier Jiménez

El torero extremeño dibuja una faena a cámara lenta y corta una oreja a un sobrero del Conde de Mayalde- *** El joven de Espartinas recibe una grave cornada de dos trayectorias en el muslo derecho. 
Alejandro Talavante
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Fotos: EFE

Los acordes del Himno de España arroparon esta vez la presencia del Rey emérito. Sería por presidir oficialmente la Corrida de la Prensa la diferencia. Como si los demás días se dejase el 'título', la historia y la corona gastada en casa. Al lado del Monarca, dos gallegas: la presidenta de la APM, Victoria Prego, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. Doctoras ilustres en periodismo, vírgenes vestales en tauromaquia. Los del «7» habían montado la revolución de pancartas. Por el prestigio, el trapío y la casta del toro de Madrid.

Salió el primero de Puerto de San Lorenzo a darles la razón. Testada la flojedad, José Chacón, con más tiros pegados que el puente de Mostar, le enredó por abajo en el capote. Esperaba un sobrero de Buenavista. Y menudo fue. Buen toro el cinqueño de Clota Calvo. La seriedad de la edad, el fondo de bravo. Sebastián Castella cumplimentó a Don Juan Carlos y se clavó en los terrenos del «4». Como coda de los estatuarios, brotaron dos muñecazos por el izquierdo en los que el toro derramó la excelencia de la embestida. En los medios, Castella toreó con tersura sobre la derecha y cató la zurda con bien. Y en ese bien siguió alternando las manos sin arrancar la rotundidad de los oles roncos de Madrid. El (largo) metraje de la faena, a toro ya gastado, incluso contó con dos finales: el arrimón con el sello de la casa y los circulares invertidos y unas bernadinas a viaje cambiado. Todavía quizá había posibilidad de exprimir el buenismo de Las Ventas. Pese al aviso caído. En la estocada trasera y defectuosa se amorcilló el cinqueño. Cayó otro clarinazo. Un golpe certero de descabello y adiós mundo cruel. Juguetón quizá oiría la ovación del arrastre allá en el limbo de los toros buenos.

Subió el cuarto, por alzada y volumen, la presencia de la corrida de Puerto de San Lorenzo. Ni Talavante había tenido opciones con el frenado segundo y sus tornillazos, ni Jiménez con el tercero en derrumbe permanente. Pues el citado cuarto sacó una dormidera que escondía un punto de genio. Una protesta cuando Sebastián Castella le exigía abajo. No habitaba el ritmo en aquel embestir al paso, ni la entrega, ni tampoco la maldad. La firmeza de Castella empataba con la densidad de la obra. Que se podía cortar como el ambiente. Una coz mirando a tablas como declaración de la evidente mansedumbre del toro salmantino. La contundencia de la estocada del matador francés certificó una muerte súbita.

Devolvieron el quinto de contado poder sin una caída. Ya había desatado las protestas su lavada expresión. El sobrero de Torrealta era todo y sólo cara. Escurrido y cabezón. Sus repetidas costaladas lo condenaron al pañuelo verde en justicia. Ya el tercer reserva, como dicen por México, pertenecía al Conde de Mayalde. No es que fuese feo, era la fealdad. Y sin embargo en su interior habitaba la belleza del temple, la humillación bendita y la obediencia mansita. La magia a cámara lenta de Alejandro Talavante le dio la vuelta a la tortilla podrida de la tarde, a la debacle desenfrenada. Pronto la izquierda, los vuelos, el pulso. La lentitud también de la derecha, que alumbró un cambio de mano inmenso. Como aquel de Sevilla de 2007. La sinfonía talavantista mecía Madrid en sus muñecas, en su cintura, en su naturalidad infinita y embrocada. Los pases de pecho barrían el lomo entero del sobrero desde el tobogán de su cuello. Rugía la plaza como un volcán. Un espadazo a ley desató el delirio. Y la presidencia entregó la oreja con el peso verdadero de lo auténtico. Talavante salvaba, a última hora, el primer puerto de su particular Himalaya con la sonrisa del triunfo cierto.

El viento y el genio del astifinísimo sexto se cruzaron en el camino aciago de Javier Jiménez. Un golpe ciego de furia. La cornada tremenda y extensa en el muslo derecho. La sangre a borbotones así lo anunciaba. Castella finalizó la empresa imposible. En sólo dos toros, y tras 160 minutos desnortados, la bipolaridad del toreo: la gloria y la sangre derramada.

PUERTO DE SAN LORENZO | Castella, Talavante y Jiménez
Toros de Puerto de San Lorenzo, de diferentes hechuras, en el límite de trapío; de pobre poder y deslucido y manso juego; complicados y geniudo el 6º; dormido el 4º; un notable sobrero cinqueño de Buenavista (1º bis), especialmente por el izquierdo; otro de Torrealta (5º bis), también cinqueño y devuelto; y otro del Conde de Mayalde (5º tris), tan feo como bueno y templado.
Sebastián Castella, de malva y oro. Estocada trasera y atravesada. Dos avisos (petición y saludos). En el cuarto, estoconazo (ovación).
Alejandro Talavante, de azul marino y oro. Pinchazo, pinchazo hondo tendido y varios descabellos (silencio). En el quinto, estocada (oreja).
Javier Jiménez, de rioja y oro. Estocada delantera (silencio). En el sexto cayó herido y Castella mató de una estocada (silencio).
Presidió la corrida el Rey emérito acompañado de la presidenta de la APM, Victoria Priego, y la Secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro.
Monumental de las Ventas. Viernes, 19 de mayo. Corrida de la Prensa. Lleno de "no hay billetes".

PARTE FACULTATIVO DE JAVIER JIMÉNEZ
Herida por asta de toro en el tercio superior de la cara interna del muslo derecho con dos trayectorias, una hacia arriba de 20 centímetros que produce destrozos en músculos aductores y alcanza el pubis, y otra hacia abajo de 15 centímetros que produce destrozos en músculos del vasto interno y aductor. Pronóstico: Grave.
En la gráfica, en primer plano El Rey Emérito flanqueado por la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, Victoria Prego, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, detrás de ellos, el maestro Zabala de la Serna, crítico taurino del Diario El Mundo. 

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