El rejoneador de La Puebla del
Río clava un par a dos manos sin cabezal en la persecución de su 11 Puerta del
Príncipe, corta una oreja y pierde un triunfo mayor con los aceros; Segio Galán
conquista un trofeo y Lea Vicens desperdicia el toro más encastado y de mayor
movilidad de la corrida de Fermín Bohórquez.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Sevilla
A la Maestranza llegaba Diego Ventura con el bagaje de diez
Puertas del Príncipe en su carrera y el objetivo de conquistar la undécima. El
giro de la llave comenzó sobre «Lambrusco» y esa forma de parar, en toda la
extensión del verbo, al toro de salida con una flexibilidad deslumbrante. «Nazarí»
volvió a ser la figura soberbia de la templanza. De frente, tierra a tierra,
poco a poco. Sin embargo, el protagonismo de la faena se lo robó un joven
compañero de cuadra: «Fino» enloqueció la Maestranza. En una reunión de
distancia inverosímil y en otra más en largo, previo parón. Los quiebros
impensables erizaron los tendidos; las piruetas en la misma cara prolongaban la
emoción. A falta de un tranco más del buen murube jerezano. Ventura hundió el
rejón de muerte en lo alto. Entre las rosas que había plantado desde «Bombón».
Y el toro rodó sin darle tiempo prácticamente a descabalgar al caballero de La
Puebla. El premio de la oreja dio la vuelta esperada a la cerradura. La primera
necesaria para descerrajar el portón de la gloria.
A por la Puerta del Príncipe fue a tumba abierta Diego
Ventura. Desde que enfrontiló los chiqueros como para clavar según apareciese
el toro. Una locura frustrada por la distracción del quinto. Ventura perseguía
su objetivo contra viento y marea, contra la posibilidad que le negaba el
enemigo, tan escaso de celo. Sobre el magnífico «Sueño» trató de hilvanarlo a
dos pistas, cambiando el sentido de la vuelta por los adentros. Bailó sobre «Chalana»
y se desató a lomos de «Dólar», cuando la locura alcanzó su grado máximo:
Ventura le quitó el cabezal y emprendió la aventura de un par a dos manos.
Falló en una pasada previa, pero en la siguiente logró esa especie de triple
salto mortal. Sevilla se levantó como un resorte. El incendio provocado se
apagó con el jarro de agua fría del rejón toricida. Como sucedió en Fallas y en
La Magdalena. La locura de Diego Ventura, el sueño, quedó incompleta. Por los
tendidos corrió como la pólvora el veto de Ventura a la ganadería de Fermín
para la próxima Feria de Abril: "O Bohórquez o yo", dicen que dijo
ante los micrófonos de Canal Toros.
Sergio Galán se fue de tal modo a portagayola en los albores
de la tarde que casi se metió dentro del túnel de toriles. Como un cohete salió
el toro de Fermín Bohórquez. La persecución contó con la emoción añadida de que
el caballo «Amuleto» resbaló. Con un rejón bastó para templar la noble
embestida. Que pasó de sobrarle reprís a faltarle un punto más. Galán quiso
torear con la panza de «Embroque» pero faltaba la continuidad. Incluso para las
piruetas sobre «Titán». Todo lo que Sergio había apostado se fue al traste al
descordar con el acero definitivo. La petición no cuajó y se redujo a una
ovación.
Cabalgando sobre «Apolo», el par a dos manos de Sergio Galán
al colaborador cuarto elevó la faena de notas clásicas a su máxima cota. La
sobriedad y el notable estilo elegante de Galán sobre «Ojeda» y «Bambino», un
caballo como pintado por Rubens, hallaron finalmente la recompensa del ansiado
trofeo. No faltaron ni las rosas de nuevo, ni el desplante del teléfono, ni
ahora la efectividad de la "espada".
Lea Vicens se encontró con que la suerte le volvió grupas:
al tercer toro de Bohórquez le marcaron mucho las querencias hacia los adentros
y luego le pesaron los medios. Lea se lo sacó de tablas sobre «Bético», y en
las afueras lidió con la parada condición del murube. No sin cierta desigualdad
a la hora de clavar. Tuvo que echar la amazona gala pie a tierra para
descabellar. Toricida.
El último toro, el más encastado y de mayor movilidad de la
pesadora corrida de Bohórquez, compensó el lote de Lea Vicens. La rejoneadora
galopó mucho y clavó poco. O con triste tino: un palo en un lado, otro en las
antípodas, uno más en el morrillo... Su imagen empeoró con el rejón de muerte.
En fin, digamos que Sevilla no se le da.
FERMÍN BOHÓRQUEZ | Sergio Galán, Diego Ventura y Lea Vicens
Toros de Fermín Bohórquez,
cuajados, colaboradores y nobles; 3º y 5º se pararon; encastado y de enorme
movilidad el 6º.
Sergio Galán, rejón que descuerda al toro (leve petición
y ovación). En el cuarto, rejonazo trasero (oreja).
Diego Ventura, rejonazo (oreja y petición). En el quinto,
pinchazo hondo, medio rejón y descabello (petición y saludos).
Lea Vicens, pinchazo, rejón atravesado y descabello
(palmas). En el sexto, rejonazo que hace guardia, pinchazo, medio rejón
trasero, otro rejonazo (saludos).
Plaza de la Maestranza. Domingo, 30 de mayo de 2017. Sexta de feria.
Tres cuartos largos de entrada.
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