viernes, 7 de abril de 2017

LA PINCELADA DEL DIRECTOR - No estamos a salvo, pero abriga lo suyo

La rebaja del IVA es una gran ayuda, ahora tendremos que quejarnos menos y trabajar lo mismo o más. Si esa coyuntura se utiliza para picardear como se hizo tantas veces, la habremos cagado para cien años y un día si es que para entonces se torea...

José Luis Benlloch
Redacción APLAUSOS

La semana ha tenido una noticia especialmente feliz por deseada y por trascendente. A poco que se haga buen uso de la misma tendrá, debería tener al menos, una clara influencia sobre el futuro de la Fiesta. Puede ser la pata que le faltaba al banco, prefiero decir apoyo, pues el apoyo necesario para comenzar a sacar el toreo de donde le ha llevado el devenir cultural y económico, resumámoslo en el devenir social, que nos ha tocado vivir y que algunos interesadamente o desde el entreguismo quieren traducir en decadencia del toreo y no lo es. La demostración de ello se ve con frecuencia, cada vez que se le estimula reacciona, cada vez que se siembra se cosecha…

La rebaja del IVA del 21 al 10 por ciento, tantas veces reclamado, llega, al fin, en un momento clave, justo cuando la acogida que han tenido las primeras ferias, Olivenza, Castellón y Valencia, hace pensar en una remontada. Así que lo entiendo como el penúltimo empujón. Esa reacción tiene motivos concretos. Varios. La sociedad ha comenzado a reaccionar frente a la actitud arbitraria y agobiante hasta el hartazgo de determinados sectores empeñados en imponer sus ideales en postura nada democrática, de tal manera que ir a los toros comienza a convertirse en una manera seguramente inconsciente de protestar contra la imposición, una reacción y hasta en un ejercicio público de ideología, voy porque soy libre o voy porque no soy como ustedes o voy, los más iniciados, porque forman parte de mi cultura, porque creo en una ecología sostenible y en un animalismo jerarquizado, primero los hombres y luego los animales, voy porque quiero ir y basta.

La gente también ha ido y todavía irá más, soy optimista, porque comienza a aliviarse del peso de una economía dura y estrecha que angustiaba los hogares los últimos años. Detalle, el de la crisis económica, que no siempre se tiene en cuenta cuando se habla de la crisis de los toros pero que pesa lo suyo en los toros, en el fútbol y en cualquier actividad prescindible. Por tanto, ahora que hay menos crisis o le hemos perdido el miedo, la gente siente la necesidad de divertirse y va más a los toros que no dejan de ser una diversión por mucho que los más conspicuos aficionados digan que uno no se puede divertir en la plaza. Y la gente va más -otra pata del argumentario- porque ha aparecido, ese es un factor clave, una hornada de toreros jóvenes que han despertado curiosidad e interés por ellos mismos y por haber estimulado a los grandes divos que, muy vistos, habían comenzado a perder interés por sí solos. O por qué creen que Roca Rey, pongo por caso, es el más o uno de los más taquilleros del momento; desde luego no porque sea el mejor torero, al menos de momento no lo es, su imán proviene sencillamente de su novedad, bendito tesoro, de despertar curiosidad, la gente quiere saber cómo es ese tipo que ocupa titulares, si es tan valiente como dicen o cómo son esas sensaciones que genera… en realidad nada nuevo.

El gobierno ha desandado de esa manera los pasos de la subida anterior en que recorrió los mismos tramos y porcentajes en sentido contrario, decisión que dolió en el negocio cual puyazo en el pico de la paletilla. Más allá de que es bueno, nadie sabe a ciencia cierta en qué repercutirá esta rebaja en la realidad. Ni si bajarán el precio de las localidades, si animará la organización de más festejos promocionales, si posibilitará la mejora de la calidad de la oferta… ni siquiera lo saben los componentes de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) que tras valorar positivamente esta bajada han anunciado que se reunirán el próximo 20 de mayo en Madrid para analizar con detalle las consecuencias y elaborar un estudio de la nueva situación que se creará a raíz de la reducción impositiva.

Lo único cierto es que la presión fiscal se alivia, que una vieja excusa comienza a desaparecer, por tanto tendremos que quejarnos menos y trabajar lo mismo o más. Viene la ola buena y bueno sería que se aprovechase con altura de miras. Si esa coyuntura se utiliza para ratear y/o picardear como se hizo tantas veces, la habremos cagado para cien años y un día si es que para entonces se torea. No las tengo todas conmigo en el picardeo así que habrá que estar atentos. De momento con el nuevo IVA no estamos a salvo, pero abriga lo suyo.

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