Distinguido e inspirado,
puestísimo, el novillero de San Sebastián de los Reyes cautiva pero no remata
con la espada. Un novillo extraordinario de La Quinta. Herido grave el
jiennense Daniel García, que también debutaba.
BARQUERITO
CINCO NOVILLOS en tipo pero de muy diversas hechuras de La
Quinta pasaron reconocimiento. Uno de ellos, segundo de sorteo, por acalambrado
o por renquear, fue devuelto después de un segundo puyazo y de haber derribado
en el primero de los dos. El son de los cuatro restantes fue tan diverso como
sus propias hechuras.
Dieron muy buen juego tres: un primero muy en lo antiguo de
Buendía, de son y fondo muy regulares –de regularidad-, un cuarto de pecho y
culata muy anchos, que se movió pronto y quiso con nobleza, y un quinto,
Pavito, probablemente salido del cruce Saltillo-Buendia tan privativo de La
Quinta, que descolgó ya de salida, peleó en dos varas medidas y fue en la
muleta de calidad extraordinaria.
El primero fue muy aplaudido en el arrastre. Para el quinto
se pidió la vuelta al ruedo. Se habría arrastrado sin las orejas de no haber
marrado con la espada hasta en cuatro intentos un debutante más o menos
desconocido, un Ángel Sánchez, de San Sebastián de los Reyes, criado
taurinamente en Colmenar Viejo y, tras su debut con caballos en julio de 2014,
relegado al ostracismo desde entonces. De Ángel Sánchez fue la tarde y será la
fama pues no es cosa común ver a un debutante torear con tanta pureza, tanto
empaque, tanto garbo y tanto temple.
Un novillo extraordinario, sí, pero toreado con carísimo
primor. Faena de altos vuelos, resuelta con la sencillez propia del toreo que,
por su ajuste de mano baja, su despaciosidad y su ligazón, se llama, muy
propiamente, profundo. Con el capote, la verónica traída por delante,
acompasada. Y, sobre todo, con la muleta, en profusa pero intensa faena, de
hasta casi diez tandas sin que sobrara ni pesara ninguna, porque todas tuvieron
su encanto o su razón particulares. Desde una primera rodilla en tierra hasta
una última de tres naturales abrochados con la trincherilla y el de la firma.
En el cuerpo de la faena, todo sustancia, variaciones en la
distancia, en el dibujo del muletazo –soberbios los naturales ayudados, de
estirpe antoñetista-, a suerte cargada los pases de pecho, grave alegría en el
toreo casi frontal, siempre vertical y relajada la figura. El encaje perfecto.
Natural compostura. La faena se vivió con clamor constante y rampante. Tres
pinchazos sin apuntar ni cruzar, una defectuosa estocada perpendicular y
trasera, rueda de peones. Y hasta la próxima. La faena del estreno en Madrid, a
un santacoloma del hierro de San Martín, que no tuvo trato por la mano
izquierda pero sí por la diestra, fue también notable. Por todas las virtudes
que luego estallaron como un radiante juego de luces: el muletazo embraguetado,
la tanda ligada, el aplomo y aguante en los momentos en que hubo que convencer
al toro. Tampoco entonces entró la espada. Solo que ya había entrado el torero
en Madrid.
Marcada por la revelación de Sánchez y la categoría del
novillo Pavito, la tarde quedó sellada, además, por dos circunstancias
distintas. Una, la grave cogida del otro debutante en Madrid, Daniel García,
ahora García Navarrete, prendido por el tercero de sorteo, correoso, avieso y
avisado, predador, la antena puesta, con el estilo agresivo del toro que se
defiende. Cornada en el cuello y la boca, una paliza brutal porque no se
soltaba la presa. Y dos, la entereza, la seguridad, la firmeza y la autoridad,
y el buen ritmo para torear de capa a la clásica manera, del venezolano Manolo
Vanegas que tiene anunciada la alternativa para mayo en Vic Fezensac, bastión
mayor de la Francia torista.
Con los dos novillos buenos de La Quinta –primero y cuarto-
y con el complicado de Rehuelga, sexto, que completaba corrida, con los tres
estuvo templado Vanegas. Las faenas de primero y cuarto fueron de las de menos
a más en intensidad y sentido, las dos fueron faenas en un ladrillo –señal de
dominio- y las tres las remató de estocadas excelentes, hasta la mano, hasta
los gavilanes y casi letales. Al novillo que hirió a Daniel García lo despenó
con apuros. La gesta, forzada, fue matar cuatro novillos de sangre santacoloma
en una sola tarde. Gesta reconocida.
FICHA DE LA CORRIDA
Cuatros novillos -1º, 3º, 4º y 5º de La Quinta (Álvaro Martínez Conradi), uno -6º- de Rehuelga (Rafael Buendía) que
completaba corrida y un sobrero -2º bis- de San Martín (Alberto Manuel)
Manolo Vanegas, que mató cuatro novillos -1º, 3º, 4º y 6º-
por percance de García Navarrete, saludó en los tres que lidió completos, los
dos de lote y el sexto.
Ángel Sánchez, de San Sebastián de los Reyes, Madrid,
nuevo en esta plaza, saludos y vuelta al ruedo.
Daniel García Navarrete, de Vilches, Jaén, nuevo en Madrid, herido
grave por el tercero al entrar a matar
García Navarrete fue intervenido en la enfermería de la
plaza de dos cornadas, una de dos trayectorias
en la región cervical derecha, la segunda de las cuales, de 10 cms.,
alcanzó suelo de boca y base de la lengua, y otra en el muslo derecho con
destrozos del vasto interno. Sufrió fractura de la clavícula derecha, y
erosiones y contusiones múltiples. Pronóstico grave, según parte del doctor
García Padrós.
Picaron bien a cuarto y quinto Ney
Zambrano y Teo Caballero. *** Javier Gómez Pascua, tercero de la
cuadrilla de Vanegas, cobró tres
puntillazos extraordinarios.
2º festejo de temporada. 6.000 almas. Soleado, primaveral, algo fresco.
Dos horas y veinte minutos de función.
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