viernes, 21 de abril de 2017

JUAN PEDRO DOMECQ: “Hoy en día el ganadero no está debidamente considerado”

Hoy hablamos con Juan Pedro Domecq. Un ganadero que habla a corazón abierto de su lucha por convertir el legado de su padre a su forma de entender el toreo. Con él hablamos de cómo vencer a los prejuicios que sufre y cómo adaptar el picante que caracteriza a Parladé en el “toro artista” que creó su padre.
 
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- Para ser ganadero, ¿lo primero es la afición?
Sin duda. Sin afición es imposible. La ganadería es un proyecto personal donde el sustento que tienes durante los malos que da la profesión es la afición.

- ¿Qué malos tragos?
Hoy en día el ganadero no está debidamente considerado y económicamente serlo es inviable. Te juegas tu patrimonio a cambio de nada. Haces un esfuerzo personal y patrimonial y el no tener el reconocimiento personal a la altura de ello, es duro.

- ¿De quién falta el reconocimiento?
De la prensa mayoritariamente. También de una parte de la afición que no da al ganadero la importancia que tiene esto y no valora lo difícil que es. Sin la bravura de un toro no hay emoción, sin un toro bravo ningún torero puede crear emoción.

- ¿Qué es para usted la bravura?
Es la capacidad de combatir de un toro de principio a fin, desde que sale de chiqueros hasta que es arrastrado por las mulillas.

- Muchas veces el ganadero de figuras se queda en segundo plano a favor del torero.
Para crear belleza -eso es la emoción- hace falta un toro bravo y muchas veces no se le da la importancia que tienes ese animal y el esfuerzo que supone criarlo. Embestir lento es más difícil que deprisa igual que torear lento es más complicado que torear deprisa. Es una exigencia que embista lento, que embista exigiéndose el máximo y eso es la lentitud. Hay muy pocos toros que tan sometidos no intenten defenderse, la defensa es la mansedumbre. El acometer humillado y a la velocidad que marca el torero -eso es el temple- es la base.

- ¿Quién debe acoplarse a quién, el toro al torero o al revés?
El torero debe exigir al toro según entienda su tauromaquia. Hay toros que lo admiten y otros que no. Hay toros que piden un concepto, una lidia y una altura distinta. Cada torero debe dar la lidia al toro según su concepto.

- Su padre marca la evolución del toro moderno.
El toreo ha evolucionado mucho y mi padre, quizás, fue el primero que marcó una época en el toreo moderno cambiando la forma de alimentar al toro, la forma de ejercitarlo, el toro necesita ser un atleta para hacer frente a lo que pide el toreo. Fijó las bases del manejo y de la selección del toro actual.

- Pero usted señaló que buscaba más picante.
El público lo pide, quiere un toro con más pimienta. Un toro más imperfecto pero manteniéndose en unos parámetros sin los que es imposible poder crear emoción. Yo lo llamo un toro más profundo, un toro que humilla más y hace que el pase sea más bello. Eso llega más al público y eso es lo que busco. Quiero un toro que persiga con más ahínco la muleta, que vaya con más voluntad pero con las virtudes del toro que creó mi padre.

- Su padre creó el concepto de “toro artista”, ¿como lo definiría?
Un toro que embiste con ritmo para que el torero pueda crear arte. Un toro que no embiste con ritmo no puede torearse sin ritmo. Un día se ve torear a Morante y ves al público vibrar como con ninguno, ver torear con ese ritmo es lo que quiere el público, es lo que pide. Cuando el sentimiento se expresa, llega a las personas..

- Muchas veces el concepto de toro artista ha servido para restar importancia al toro para algunos aficionados.
Sí, es como si tuvieras un animal que no lucha, endeble, sin peligro y eso, para nada. El toro tiene que acometer, moverse -sin movimiento no se emociona la gente-, no crea dificultades y eso es básico para que el torero pueda expresar lo que siente dominando con sus capacidades técnicas y artísticas al toro. Sin esa sensación de domino el toreo es incompleto. El toro debe expresar su poder, eso es algo que mi padre vio (necesitaba poder).

- Parladé siempre tuvo ese punto de picante que usted buscó, ahora Juan Pedro también está en sus manos. ¿Ya hablamos de lo mismo?
Sí, busco una forma de embestir dentro de que el toro tiene que emocionarme con su embestida. El toro tiene que tener poder, hay muchos tipos de embestida como toreros hay muchos. Yo busco que el toro tenga un poder que permita expresar su bravura.

- Hablaba de la imperfección como necesaria, ¿esa imperfección molesta a los toreros?
El público pide un toro más exigente, claro que eso les molesta. El juez supremo es el público es quién marca lo que quiere ver. Sigue queriendo el público ver torear bien pero con un poder mínimo. Si el toro no tiene ese poder…

- ¿Qué peso tiene para usted el tercio de varas?
Es una prueba más. Tristemente es una lucha de desiguales, me encanta ver a un toro galopar al caballo pero que no se le destroce ni se le desangre. Se le quita su poder y así no lo tienen. Es una suerte maravillosa que hay que reformar para que la lucha fuera entre iguales. Eso se podría lograr con un peto flexible, veríamos volar más de un caballo.

- Hablemos del indulto.
El público hace de ganadero. Permite mandar un mensaje a la sociedad que es bastante positivo como es el que quién lucha hasta el final gana y eso es aplicable al animal. El público cuando disfruta perdona la vida a un animal que se lo ha ganado luchando. El que lucha triunfa, eso es lo más bonito, ése es el indulto. El público participa -con su forma de sentir- en las distintas ganaderías.

- El maestro Campuzano apostó por separar el indulto del requerimiento de padrear.
Cada ganadero debe estimar lo que hace. Yo he utilizado todos los que me han indultado porque te marca lo que quiere el público. Cualquier indultado se lo echo a las vacas aunque algunos me aporten más que otros.

- Sus toros, ¿se ven afectados por las exigencias del peso actual?
Sí, el toro moderno se ha ido a un toro excesivamente grande, busco afinar el toro. Busco un toro menos basto, más fino de todo. Es más bonito y flexible, se mueve más. En mis sementales busco toros más finos aunque eso es un proceso muy lento.

- Habla de proceso lento. Su toro es distinto al de su padre, ¿cree que habrá paciencia?
Todo es impaciente. Mi padre falleció hace 6 años y yo estoy comenzando mi seleccion. Hasta los 10 no se va a ver la base de la selección a la que voy. Ojalá no fuera tan lento, no puedes cargarte una ganadería de un día. Seleccionas en base a lo que sientes -30 vacas al año- buscando tu excelencia. En 10 años eso supone cambiar tres tientas. no puedo correr.

- En su caso, ¿ha tenido que aguantar, pese a que lidia toros de mucha casta, desprecios por ser considerada su ganadería comercial?
Muchas veces, hay que juzgar sobre lo que ve. En mi corridas siempre te ponen que son nobles y sin fuerzas. No tiene nada que ver con lo que ha pasado en la plaza muchas veces. Las imágenes callan muchas veces a esa crítica. Es irreal lo que pasa en el ruedo respecto a la pluma muchas veces. Es duro ser ganadero porque es exigente tanto a nivel personal como patrimonial y si no te dan cariño es complicado seguir con el animo en un proyecto tan a largo plazo y tan complejo.

- Es la segunda vez que me cita usted a la prensa.
Muchas veces es cruel con esta ganadería, no refleja con objetividad lo que acontece en el ruedo. Si reflejaran con objetividad lo que pasa en el ruedo estaría contento. Muchas veces se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío y siempre nos toca el vacío. Entiendo que ocupar un lugar destacado implica exigencia pero la crueldad no tiene sentido cuando tú pones como base el crear bravura como sustento de la tauromaquia.

- Muy duro
Es la verdad, qué le vamos a hacer. Todo por ese estereotipo que hay. En Arles embistieron 5 toros con el poder que busco y 1 no. No hay un análisis, me voy a los hechos. Este año he lidiado 3 corridas y 3 puertas grandes, con sus más y sus menos. Ésa es la realidad.

- ¿Usted paga, en cierta manera, la obra de su padre?
Juan Pedro es una marca, sigo con el nombre de mi padre. Cuando estás arriba te critican más. No creo que cargue. Toca analizar el público de mi época y sobre eso adaptarme a ello sobre el legado extraordinario de la ganadería. Yo tengo que adaptarme a mi tiempo. Busco que las grandes figuras toreen mis toros.

- Usted era el alma de Parladé, un hierro con toros de mucha casta -premiados en Madrid, entre otros- pero que mataban toreros “modestos”. Ahora, sobre esa idea de más picante, maneja Juan Pedro. ¿Nota cierta reticencia en las figuras para matar los toros de Juan Pedro ya con su mano?
Los resultados de Parladé han sido expecionales. Ha dado toros de triunfo -aunque no los hayan matado- yo creo que entre las tres de más opciones en Madrid. Al final Juan Pedro es una marca de varias generaciones, imborrable. Yo camino hacia una forma de sentir la bravura y espero que me de la razón el tiempo. para eso trabajo. Salen toros con ese picante y yo busco el toro como el de David Mora el año pasado en Vistalegre.

Sí que noto esa reticencia. Respeto a las figuras y aciertan y se equivocan, como yo, pero estoy convencido que ven un proyecto serio y siguen pidiendo Juan Pedro -el responsable del hierro soy yo- para sus grandes acontecimientos. Sementales de Juan Pedro están en Parladé y al revés, tengo un proyecto común.

- Sobre usted cae un peso tremendo, injusto ya que su padre y usted son personas distintas pero la gente no siempre lo quiere ver.
Es un tremendo esfuerzo que poco a poco te van aceptando. Necesitas dosis de cariño frente al esfuerzo que haces y cuando no se refleja la realidad te duele. Ves que tu trabajo queda como la parte negativa y me gustaría que alguna vez se viera el vaso medio lleno. Analizo mis corridas con gran objetividad pero muchas veces se es tremendamente injusto.

- ¿Qué sacrifica un ganadero?
Ocio, patrimonio (el negocio inviable) dejas muchas más cosas de lo que la gente se cree. Cuando te esfuerzas personal, patrimonialmente por tu amor al toro y solo recibes palos estás cabizbajos y a veces piensas no seguir pero la afición te hace seguir. Esa es la realidad de muchas personas.

- Más que ganaduros, ¿perdeduros?
Eso es una verdad como un templo. Si tienes que invertir en campo y estructuras, y luego ves lo que ganas, es inviable. Si el esfuerzo personal y patrimonial es tan grande y no ves reflejos de quién lo valore, ¿donde vamos?. Estos son ciclos y a veces los ganaderos ganaban o no pero eran valorados. Hoy eso no existe. No valoran ni tu trabajo ni tu esfuerzo, habría que valorarlo para que te animen. Me gustaría que los toros salieran con el poder que busco pero con el volumen que se pide es duro.

- Muy dura la entrevista.
Para eso son. Si me preguntan es para contar la realidad de esto. Dedicas tu vida a criar toros y dejas muchas cosas en el camino. Aquí nadie te regala nada.
Juan Pedro Domecq, un nombre ligado al toro moderno actual. El hijo (izq.) sigue el legado de su tragicamente fallecido padre (der.). Foto: EFE

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