Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos.
Concluyó el reciente domingo 2 de abril la Temporada Grande Internacional
2016-2017 de la Monumental Plaza México en sus diferentes fases que incluyeron
la de la propia temporada, el regreso de la Feria Guadalupana, los festejos del
aniversario del coso y la I Feria de la Cuaresma pero particularmente en ésta
última que estuvo enfocada en darle de torear a los que menos oportunidad
tienen de hacerlo, su final ha sido verdaderamente injusto.
Sólo dos espadas en sus respectivas fechas lograron “tocar
pelo”, el primero de ellos, el mexiqueño Juan Luis Silis, el domingo 12 de
marzo a un ejemplar de Rancho Seco y, el segundo, el aquicalidense Fabián
Barba, el domingo 26 de marzo a un astado de Marco Garfias. Así ambos se
ganaron el derecho de torear la corrida, en tercia de triunfadores, al lado de
Pepe Murillo, apenas este domingo 2 de abril lidiando un encierro de San
Marcos.
Las cuatro corridas lidiadas, la de Rancho Seco, Piedras
Negras, Marco Garfias y San Marcos fueron encierros de irreprochable presencia
y todos bien armados, dejando Piedras Negras y Marco Garfias a dos matadores
gravemente heridos, Antonio Romero y Gerardo Adame, respectivamente.
En todo este primer serial cuaresmal se había anunciado y
prometido un paquete de diez corridas en diferentes plazas del país para quien
resultara máximo triunfador tras la corrida del domingo 2 de abril pero
desafortunadamente no se registró corte de apéndices, sólo una vuelta al ruedo
hubo en el astado que cerró plaza y esa la dio el férreo diestro iztacalquense
Juan Luis Silis, lo cual lo convertía en el mejor de la tarde.
Y es aquí donde viene el injusto cierre de esta temporada pues
había un supuesto jurado integrado por peñas taurinas que determinarían al
triunfador, pero como nadie “tocó pelo”, según se supo, se les hizo fácil
declarar desierto el puesto de máximo triunfador, ese que le correspondía por
justicia, porque se la jugó igual que los demás, a Juan Luis Silis, negándosele
así la posibilidad de sumar esa decena corridas que se habían prometido.
Entonces, no valió en nada el esfuerzo de los toreros, en
particular el de Silis, quien siempre ha tenido que “remar contra corriente”.
No valió el que hayan aceptado salirle a lo que les echaron en el ruedo del
gran coso de Insurgentes, por cierto, ante una pobre respuesta del público en
los tendidos, los cual es triste. Qué es lo que tienen que hacer pues los
toreros para que sean tomados en cuenta, sobre todo éstos que no tienen quien
los apoye, que los apodere y, mucho menos, tener la fortuna de pertenecer a las
casas de apoderamiento.
Sin duda, ha sido triste y lamentable que un serial como el
de la Cuaresma, que se significó por la valentía de los doce matadores que
tomaron parte y por la impecable presencia de los astados, se haya cerrado así,
sin un aliciente al torero que terminó siendo el mejor. Por ello les recuerdo
que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan
en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.
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