miércoles, 19 de abril de 2017

Blogueros

JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45

Si fuera solo por lo que pasa en el ruedo, la fiesta no existiría. Es la repercusión pública lo que le da vida, impacto en la cultura y trascendencia. El uno le cuenta al otro, este al de más allá, el hecho se generaliza y queda.

Hasta bien avanzado el siglo XX los únicos testigos y relatores de la corrida eran los espectadores presenciales. Del “tendido de los sastres” para fuera todos debían contar con sus historias improbables como el material de recuerdos, mitos y leyendas.

Goya dibuja la muerte del alcalde de Torrejón entre los pitones de un toro saltado al tendido en la plaza de la Puerta de Alcalá (1801) y alguien escribe tras el cartón “Yo lo vi”. Había que mostrarlo.

Así, desde la arena, el toreo se proyectó al corrillo, al arte, a la prensa, la radio, la fotografía, el cine, la televisión, el vídeo, la Web y el tiempo real, ampliando su ámbito infinitamente. Incorporando un altavoz y un vocero nuevos; el blog y el bloguero, que vinieron a multiplicar el eco.

Estos no poseen la ubicuidad de los grandes medios, ni su costosa parafernalia, ni su ánimo de lucro, pero se les unen frente al auditorio global. Cuando no con sus propias nuevas, como pregones, opinando, analizando, reproduciendo, difundiendo, citando, enlazando y refiriendo gratuitamente sus prosélitos a las fuentes mayores. Beneficiándolas y beneficiando todo el sistema.

Bien. Pero navegar con las velas desplegadas, llevando la bandera de la Fiesta no es precisamente un viaje de placer. La red es mar incierto. Mar de complejas leyes y letras menudas que varían de costa en costa limitando libertades. Mar de hondas aguas donde los pequeños barcos pueden también topar vientos contrarios, censuras, ataques virales y hackeos bajo la línea de flotación.

Pese a todo la voluntaria flota crece reforzando y expandiendo las defensas de la sitiada tauromaquia, desde la cual, increíblemente, a veces también recibe fuego amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario