Dos graves cornadas -en el cuello
y en el muslo- del debutante jiennense: una en región cervical derecha con dos
trayectorias y otra en tercio distal muslo derecho con trayectoria hacia atrás
que rodea cara interna del fémur. *** Sublime faena del novillero madrileño,
que se cierra la Puerta Grande con la espada, a un extraordinario ejemplar de
La Quinta.
Manolo Vanegas |
ZABALA DE LA SERNA
Diario EL MUNDO de Madrid
@zabaladelaserna
Foto: EFE
Cuando García Navarrete logró zafarse de los pitones,
parecía que se había producido el milagro de su integridad. Pero enseguida se
vio la cornada evidente en el muslo derecho. De la enfermería subieron las
noticias de que llevaba otra más en el cuello. De los mil derrotes con saña que
le habían buscado en el suelo la yugular y el pecho, uno había conseguido su
sangriento objetivo. El terciado y cárdeno utrero de La Quinta había sido todo
genio y, al entrar a matar, todavía más desarrollados su instinto y sus vicios
por el ingenuo oficio del debutante, hizo presa. Se presentía la gravedad del
percance, que todavía pudo ser peor, si no fatal…
Que más de 10.000 personas se concentrasen en Las Ventas
para presenciar la novillada de La Quinta, una novillada al fin y al cabo,
merecería casi un titular y un hueco en los telediarios como cuando 50
antitaurinos se manifiestan a las puertas de una plaza en una ridícula
cacerolada. Por compensar la demagogia más que nada.
De los tres toreros, Manolo Vanegas contaba con la
experiencia por encima de los dos debutantes, Ángel Sánchez y García Navarrete.
Y Vanegas precisamente tuvo en su mano la bondad de dulce del primer
santacoloma de la tarde. Tan fino y enjuto que incluso dentro de los parámetros
morfológicos del encaste se hacía cortito su trapío. El venezolano imprimió a
la lidia temple y facilidad. Desde las verónicas del saludo hasta los ayudados
por alto de final de faena. De tan buenecito, el novillo de contado poder
transmitía la emoción de un tentadero. Y probablemente la facilidad de Manolo
Vanegas tampoco ayudó a subir la temperatura. La soberbia estocada, acompañada
de una voltereta inocua, supuso el momento más vibrante.
Más de lo mismo le pasó a Vanegas con un cuarto que subía la
presencia de la novillada de La Quinta. Su noble embestida, que se salía de la
muleta un tanto a su aire, quizá sosa para la chispa sanacolomeña esperada, se
juntó con el holgado oficio de escaso embroque del venezolano. Otra vez la
estocada deslumbró por su contundencia.
Luz propia tuvo Ángel Sánchez. La luz de su expresión y su
extrordinario concepto del toreo. Si ya había dejado su impronta y sus dosis de
valor sereno con el sobrero mirón de San Martín -tremendo el porrazo que se
llevó Fernando Tellez-, cuajó de principio a fin al exquisito quinto de La
Quinta. Como si fuera una redundacia. El sentido del toreo a flor de piel. El
temple dormido de su capote a la verónica, el ritmo sostenido a cámara lenta de
su muleta. La idea de que torear es reunirse con la embestida y despedirla
detrás de la cadera. El toreo al natural que volteó Las Ventas más allá todavía
del derroche de su derecha. El eco de una serie majetuosa aún perduraba con la
noche caída. Los ayudados por bajo enloquecieron Madrid. Como los pases de
pecho inacabables. Se presentía la Puerta Grande, pero la espada decapitó la
esperanza. La vuelta al ruedo desprendió la importancia de haber presenciado la
faena de lo que llevamos de temporada. La ovación para el novillo de La Quinta
("Pavito") se alargó con el mismo son de su calidad.
En la gran obra de Sánchez murió la tarde. El sexto,
remiendo de Rehuelga, tenía la contradicción de la prontitud y la dormidera en
la muleta. Vanegas tiró de su oficio de nuevo. Y otra vez la seguridad
aplastante de su espada.
PARTE MÉDICO DE LA CORNADA DE GARCÍA NAVARRETE
Dos heridas por asta de toro, una en región cervical derecha con dos
trayectorias, una hacia arriba de 15 centímetros que bordea glándula parótida
alcanzando ángulo de la mandíbula y otra de 10 centímetros que alcanza suelo de
la boca y base de la lengua. Otra en tercio distal muslo derecho con
trayectoria hacia atrás que rodea cara interna del fémur alcanzando región
poplítea y que contusiona paquete vásculo nervioso y nervio ciático produciendo
destrozos en músculo vasto interno. Fractura tercio medio de clavícula derecha.
Erosiones y contusiones múltiples. Intervenido quirúrgicamente en enfermería de
la plaza de toros. Se le traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a
la Fraternidad. Pronóstico grave. Firmado: Dr. García Padrós.
LA QUINTA | Manolo Vanegas, Ángel Sánchez y García Navarrete
Novillos de La Quinta y uno
de Rehuelga (6º); y un sobrero de San Martín (2º bis); terciados, en tipo
para su encaste, de diferentes remates, alguno como el 1º por debajo del
mínimo; extraordinario el 5º; dulce el 1º; bondadoso y soso el 4º sin terminar
de humillar; complicado el 3º.
Manolo Vanegas, de malva y oro. Gran estocada (saludos).
En el cuarto, estocada (petición y saludos). En el sexto, estocada. Aviso
(ovación de despedida).
Ángel Sánchez, de rosa palo y oro. Dos pinchazos y
estocada (saludos). En el quinto, tres pinchazos y estocada pasada (vuelta al
ruedo).
García Navarrete, de azul pavo y oro. Herido. Vanegas lo
mata de pinchazo y estocada que hace guardia (silencio).
Monumental de las Ventas. Domingo, 2 de abril de 2017. Más de 10.000
personas.
VIDEO RESUMEN DE LA NOVILLADA
VIDEO RESUMEN DE LA NOVILLADA
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