GONZALO I. BIENVENIDA
@GonIzdoBienve
Diario EL MUNDO de Madrid
Sebastián Palomo Linares durante el tiempo en el que estuvo
en activo se codeó con grandes figuras como Paco Camino que aseguraba este
lunes, impresionado tras conocer el triste desenlace, que "jamás se dejó
ganar la pelea por nadie".
Para entender la rivalidad entre ambos toreros se recuerda
el encontronazo que protagonizaron en un plató de televisión. Camino lo
recuerda así: "Había rivalidad pero no le dábamos importancia, aquello se
quedó en una anécdota. Fuimos grandes compañeros, me ha dolido mucho su pérdida".
Durante su infancia, siendo un chiquillo, estuvo rodeado de
aquellos a los que le unía el sueño de ser torero. La crudeza del toreo en
aquellos comienzos le llevó a desarrollar una encendida rivalidad, una avispada
forma de actuar y una madurez curtida en las dificultades como recuerdan
actuales toreros retirados, entonces chavales con un sueño común.
Los toreros de Linares, José Fuentes (1944) y Curro Vázquez
(1952), compartieron con Palomo Linares aquella incertidumbre unida siempre a
las hazañas junto con otros chicos de la provincia de Jaén formando la pandilla
de las tapias en los tentaderos: "Todos le apodábamos rata. Por sus
pelillos de punta, su listeza inquieta, su instinto, su carácter..."
recordaba entre risas José Fuentes. "Aunque era tres años menor, me
llamaba la atención los cabreos que se cogía cuando no le salían bien las
cosas", añadía.
Una anécdota que rememoró este lunes José Fuentes hacía
referencia a la tremenda afición que tenía Palomo: "Nunca olvidaré que al
tener aquel desparpajo tan característico era siempre el primero en saltar de
la tapia para repasar las vacas después de que el torero invitado hubiera hecho
su faena. Entonces éramos muchos los que queríamos torear y él se saltaba el
turno que le correspondía. En una tienta ya le tuve que pegar un tortazo. Se
cogió un enfado muy fuerte pero terminó reconociendo que para torear más no
podía pasar por encima de sus compañeros".
"La raza que tenía nunca se podrá igualar, era capaz de
dejarse matar por conseguir su sueño pero cuando hacía falta, ahí estaba
ayudando como compañero".
Curro Vázquez hablaba este lunes de la noche en la que
Sebastián le contó que se iba a la Oportunidad: "Con su amor propio y con
la garra con la que toreaba sabía que iba a triunfar".
Cuando Palomo Linares llegó a Madrid no tenía nada. José
Luis Lozano le recordaba muy afectado: "Estamos demolidos. Toda una vida
juntos, desde que toreó su primera becerra siendo un niño. Hablábamos todos los
días". Los Lozano acogieron al torero como a un hijo. Eduardo, José Luis y
Pablo compartieron con él toda una trayectoria formando un equipo único que
trascendió la barrera de lo profesional.
"Sebastián era uno más de la familia" recuerda
Luis Manuel Lozano -apoderado de El Juli- desde la perspectiva de una
generación de diferencia.
Dámaso González se refería a Palomo como: «Un hombre con un
carácter fuerte en el ruedo pero con una generosidad tremenda como amigo. Su
amistad, un privilegio».
El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo señalaba que se
fue «una de las figuras del toreo más destacadas del siglo XX. Además destacó
en su faceta como pintor. Le consideraba un amigo personal».
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