KIKE ROSALES
@kikefutbol
Al Táchira por su ubicación geográfica le costó poder
participar de forma continua tanto en la guerra de la independencia como en la
federal, era tan lejana que había que tomar un tren desde San Félix para llegar
a Maracaibo, ir al puerto, subirse un buque para arribar a la Guaira y así
llegar a Caracas en un viaje de más de un mes.
A finales del siglo 19 vino la bonaza económica del café, de
esa forma: alemanes, corsos, franceses e italianos plenaron tierras ricas;
tomando en cuenta también que la guerra federal llevo la alta migración llanera
sumándose con los “musiues” a plenar las montañas.
La huida de los colombianos a los “godos” que mandaban en la
tierra “de al lado” sirvió para mezclar tantas razas permitiendo escuchar
música variada, la polka, el vals y el bambuco fueron los que sonaban por los
aires de las montañas plenas de verdor.
Así como la música se oía desde las retretas hasta en las
fiestas más comunes, los toros también se convirtieron en parte de la cultura
del tachirense
En 1835 un paisano ofreció novillos para que fueran
toreados, quemar pólvora y vender la carne barata dando inicio a las ferias de
la villa de San Cristóbal.
El 18 de enero del 67, Antoñete da el primer capotazo
inaugurando la plaza de Pueblo Nuevo, con la monumental se internacionalizo la
feria dándole a esa comarca tan lejana el sitial más alto de las ferias del
país en el mundo.
Hoy con orgullo ve como Manolo Vanegas encabeza el escalafón
de los novilleros en Europa, es el primer Tachirense que lo hace y de los pocos
venezolanos que lo consiguen.
Jesús Enrique Colombo está en este escalafón entre los diez
primeros, otro tachirense que está siendo protagonista importante en esta
temporada.
Para los 50 años de la plaza no suenan aún los nombres de
los toreros del patio:”Pino”,”Maravilla”, Cesar Vanegas o Fabio Castañeda ni el
de los novilleros triunfadores quiénes
injustamente esperan “a ver” si los
anuncian.
Viendo todo esto, en estos tiempos tan duros en la frontera,
es cuando se confirma con alarma que en los toros para la celebración del 50
aniversario de la monumental, ser torero tachirense y poder torear en su plaza
se convierte es en un angustioso acto de fe.
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