Pese a las distintas crisis
imperantes --la económica, la social, la ganadera…--, el año taurino de 2016
también ha tenido momentos de importancia y protagonistas relevantes. Si se
mira al conjunto de la Tauromaquia, se pueden seleccionar al menos 10 nombres
propios que han sido protagonistas principales. En frontispicio de ese
decenario figura, naturalmente, la memoria de Víctor Barrios, imposible de
olvidar desde que en julio inscribió su nombre en los anales de los héroes.
Pero luego hubo otros que han marcado este año y el futuro 2017. Es el caso de
Simón Casas, de Andrés Roca Rey, de Núñez del Cuvillo, de Ramón Valencia…. Y
así hasta diez.
El año taurino de 2016, que ha tenido muchos momentos de
importancia, bien se podría resumir en 10 nombres propios, que han marcado el presente
y que se abren a nuevas expectativas para el futuro inmediato. En unos casos,
porque han constituido la gran esperanza para los aficionados; en otros porque
nos desvelan situaciones que de modo necesario se ven abocadas a cambiar con
urgencia.
Sin que el orden de exposición suponga una determinada
prelación en importancia, esos 10 protagonistas del año han sido, en nuestro
criterio, los siguientes.
1. Víctor Barrio.
El año 2016 llevará indisolublemente el nombre y el recuerdo de este torero segoviano que entregó su vida a la
Fiesta en la plaza de Teruel el 9 de julio, como consecuencia de la cornada
mortal que le infirió “Lorenzo”, un santacoloma con el hierro de Los Maños.
Había destacado como novillero, hasta alcanzar la alternativa en Las Ventas en
abril de 2012, para luego pelear toreramente por abrirse camino. Y en ello
estaba cuando se truncó su vida.
La Tauromaquia se convulsionó profundamente aquel día de
julio. Y sobre todo salió en defensa de su memoria, atacada con extremada
bajeza por algunos mal intencionados. Víctor soñaba con inscribir su nombre en
los Anales del toreo en base a la verdad de su forma de entender este arte; la
vida quiso que luego lo inscribiera con su propia sangre.
Pero la verdad de la Fiesta, lo que la diferencia
radicalmente de cualquier otra manifestación de arte y de cultura, es que en
ella nada es simulado, todo nace de la autenticidad. Por eso los riegos que
asumen los toreros no constituyen ninguna leyenda; es una realidad que espera
no se sabe ni el día ni el lugar, pero que llega. A Víctor le llegó en plena
juventud y cuando empezaba a tocar sus sueños con la mano.
Colateralmente la muerte de Víctor ha puesto de manifiesto
el gran “agujero negro” que existe en la legislación española a la hora de
proteger a los ciudadanos frente a los ataques injustos y soeces en las redes
sociales. Una asignatura que España tiene pendiente.
2. Simón Casas.
El nuevo gestor de la plaza de Las Ventas, tras ganar con una notabilísima
diferencia a la oferta presentada por el tándem Taurodelta-Alberto Bailleres,
ha pasado a ser el empresario con más poder en la Tauromaquia desde hace
décadas. Su imperio, además de por Madrid, pasa por Zaragoza, Valencia,
Alicante, Zaragoza, Nimes y Mont de Marsan.
Como resultaba esperable, su etapa final hasta la plaza de
la calle de Alcalá ha levantado recelos. Nada distinto de lo que ocurre cuando
uno se aúpa al liderazgo. De hecho, en estos días se han puesto en circulación
todo tipo de rumores: que si tenía dificultades para presentar el aval
económico, que si todavía no había reunido toda la documentación necesaria… Y
todo con el trasfondo de un hipotético recurso presentado por los perdedores
ante la Comunidad de Madrid contra la adjudicación. La realidad es que el 1 de
noviembre Casas se sentará en el despacho de máximo responsable de Las Ventas.
Ya firmó todos los papeles habidos y por haber.
Pero el recelo más compartido se refiere su concepto sobre
el “toro de Madrid”, ante el temor de que las cotas del trapío se bajen. Como
bien decía Zabala de la Serna en uno de sus últimos comentarios en “El Mundo”,
“si el toro de Madrid se corresponde con el tipo monstrenco en la que nos hemos
instalado en los años recientes, la de los pesajes bueyunos, los volúmenes
inabarcables, las alzadas inalcanzables, el toro barato, el toro feo, lo que
hay que hacer es precisamente lo contrario: negociar. Reconducir el debate de
la seriedad del trapío a las hechuras, al toro en tipo, al que de verdad debe
ser el toro de Madrid, muy lejos de corridas como la del Puerto de San Lorenzo
del pasado Otoño y sus 597 kilos de media, la de Pedraza o Parladé -la locura
de un juampedro con 649 y casi todos por esas cifras hasta promediar 608 kilos-
del último mayo, cuando la báscula de Florito sufrió un calentamiento como el
clima por los excesos del hombre”. En un profesional tan experimentado, sería
como un error de primer año de bachiller que Casas no entendiera cómo es y cómo
debe ser ese traído y llevado “toro de Madrid”.
Pero todos los dimes y diretes --en realidad: menos de los
esperables para el grado de revolución que supone la llegada de Casas-- se
acabarán por esfumar el primer día en el que el empresario sea quien se pone al
otro lado del teléfono venteño. Entonces se abrirá paso al “¿qué hay de lo
mío?” y empezará a correr turno, que la primavera y todos sus carteles están a
la vuelta de la esquina. De faltar alguien, será José Tomas; los demás,
acabarán hablando con Casas.
3. André Roca Rey. Ha sido la auténtica revelación de la
temporada, aunque para él terminara en agosto, demasiado pronto para la cartera
de contratos que había firmado. Su valor a toda prueba y su propia concepción
del toreo le han aupado al grupo de los elegidos. De hecho, pronto pegó un
tirón dentro del grupo de los toreros nuevos, hasta conseguir convertirse en la
esperanza más sólida.
Para los terrenos que pisa los toros no le han castigado
demasiado. La mala suerte es que cuando lo han hecho en Málaga y en Palencia
han provocado lesiones complicadas y lentas de curar. De hecho, ahora todo el
mundo mira hacia Lima (Perú), su tierra natal, donde tiene previsto reaparecer
en los primeros día de noviembre, como inicio de una campaña intensa en los
ruedos americanos.
Y es que de las noticias que lleguen de América sobre su
total recuperación, de la vuelta a “su” normalidad, van a depender todas las
primeras ferias de la primavera, que así que pasen los Reyes Magos se
comenzarán a cerrar. Ya se ha experimentado en el tramo final de este 2016 como
la sustitución de Roca Rey resulta muy complicada para mantener las taquillas
sin daños colaterales.
4. Núñez del
Cuvillo. En 2016 se vivió la plena recuperación de la ganadería de
Núñez del Cuvillo, además de su segunda marca, la de Núñez de Tarifa. Ha sido
el hierro más notable y con la media más alta de cuantos se han visto en los
ruedos en la pasada campaña.
Y tiene gran mérito esta recuperación, cuando se tiene en
cuenta que en un tiempo record la familia Núñez Benjumea ha conseguido devolver
de nuevo su cabaña a anteriores momentos cumbre. De hecho, cuando entre ambos
hierros familiares han lidiado por encima de las 200 reses --la gran mayoría en
plazas de 1ª y 2ª-- han repartido más de 100 trofeos, además de lidiar 13 toros
de vuelta al ruedo y uno indultado. Y cuando, sobre todo en la ganadería
originaria ha sido hierro imprescindible en los carteles de las figuras.
Ahora como antes han sabido compatibilizar un toro con
trapío para plazas de primera, que además tiene su punto de casta y de nobleza.
Un equilibrio complicado y difícil.
5. Javier Aresti.
El presidente de la Comisión Taurina que rige los destinos de la plaza de
Bilbao y sus colaboradores --los hermanos Chopera, principalmente-- han
terminado por elevar todas las alarmas por el futuro de una cita tan importante
para la Tauromaquia. Nunca en la historia Bilbao había vivido una etapa tan
crítica como la actual, en la que ni siquiera se puede afirmar que, al fin, se
haya tocado fondo, sino que han creado las circunstancias como para que aún las
cosas puedan ir a peor.
Los resultados de 2016 constituyen un motivo de seria
preocupación; pero aún más preocupa la nula autocrítica que se viene haciendo
sobre su modelo de gestión, encerrados como en posiciones inmovilistas.
Sin embargo, la realidad es que los resultados empresariales
resultan sorprendentes en una plaza de tanta raigambre, pero no menos
preocupante viene siendo la gestión propiamente taurina, con el abandono del
prototipo del “toro de Bilbao” y una selección muy mejorable en los toreros
contratados. Las dos estrategias han hecho aguas.
Que ahora frente a la crisis total anden manejando que la
solución viene de reducir el número de espectáculos en las Corridas Generales,
es que no han entendido nada de lo que viene pasando, metidos como andan en una
cerrazón absoluta para que nada cambie: las sillas de los responsables parece
como si se hubieran declarado intocables.
La prueba irrefutable de los grados de cerrazón en el que
viven radica en que ya no admiten ni la más ligera crítica; sólo les falta
decir que quienes les critican son malos bilbaínos y malos aficionados. Pero
todo llegará. De ahí al precipicio, sólo un paso.
6. Manolo Molés.
Con el fin de la actual temporada ha llegado también el cierre de la etapa de
Manolo Molés como responsable del Canal Plus Toros, hoy Toros TV bajo el
control de Movistar.
Desde los años 60 a nuestros días ha llovido mucho sobre el
toreo, pero ahí estuvo siempre Molés. Primero en el “Pueblo” –el periódico de
los antiguos sindicatos verticales--, luego en la aventura de reeditar “El
Ruedo”, más tarde en las ondas de la Cadena SER, como comandante en jefe al
llegar hace ya muchos años los toros al Canal Plus y siempre con esa moda de
éxito que son los coloquios taurinos. Una carrera intensa, en la que alcanzó el
mayor poder de comunicación taurina que se recuerda.
Ahora al cumplir los 76 años
deja la primera línea, aunque mantendrá “Los Toros”, la mayor tribuna
radiofónica de España, por más que la Cadena SER la vaya moviendo
desfavorablemente en su programación, situándola en horarios anómalos para el
oyente, a la vez que la expande por los países taurinos de Iberoamérica.
Como todos los que han tenido poder, su figura
necesariamente tenía que ser polémica. Pero ahí estuvo, al pie del cañón. Guste
o no guste ha sido, y en una cierta medida lo seguirá siendo, un predictor de
la opinión taurina.
7. Ramón Valencia.
En la gestión de la Maestranza, resolvió Ramón Valencia en este 2016 el pleito
con las figuras, después de dos temporadas de desacuerdos profundos. Pero hay
que reconocer que sirvió para poco: después de atender las exigencias de los
ausentes y subir los costes, todo se resolvió con la ridícula cifra de 170
abonos más y una ruina en la taquilla, según sus propias palabras.
La profunda crisis de Sevilla nada tiene que ver con el caso
de Bilbao. En la plaza del Norte se da un grave problema estructural en toda su
dimensión, a orillas del Guadalquivir en cambio se da un desajuste, igualmente
grave, entre la Empresa y la afición.
Pero resulta evidente que quienes comandan la Empresa Pagés
tendrán que echarle mucha imaginación en una apuesta lo suficientemente
atractiva como para volver a atraer a los abonados a los que malamente echaron
de los tendidos. Será ésta una de las piedras de toque de la temporada de 2017.
8. Francisco Pérez
de los Cobos. Una temporada más el actual Presidente del Tribunal
Constitucional ha tenido en vilo a los profesionales y aficionados, con los
continuados retrasos en la resolución del conflicto taurino catalán. Seis años
pasaron sin que le hincara el diente a este hueso, que a la vista está que
viene siendo un hueso duro de roer. Pero al fin, el 20 de octubre hubo fumata
blanca, aunque no fuera por unanimidad.
Ahora, en medio de contradicciones no marginales, al fin el
alto Tribunal entraó a este capote. La esperanza se ha cumplido: ha sido para
bien. Pero, en cualquier caso, ahí queda el daño causado por esos
injustificables retrasos que tanto han colaborado a la amplificación de
conflictos sociales y políticos, que de haber contado con un pronunciamiento
favorable no se habrían producido, al menos en su actual dimensión.
9. Carlos Núñez.
Desde la presidencia de la Unión de Criadores acometió el empeño de crear la
Fundación del Toro de Lidia como una plataforma común para todos los taurinos.
Con unos comienzos profundamente desorientados --no hay más que recordar las
idas y venidas de sus Estatutos, que cambiaban de mes en mes--, al final se dio
con una fórmula que permitió un consenso suficientemente amplio entre todos los
sectores.
Sus buenos propósitos de divulgación de los valores de la
Tauromaquia han quedado bastante mermados hasta ahora; en cambio, su trabajo
jurídico en los casos de conflicto ha sido más exitoso, o al menos más intenso.
Pero aunque los resultados finales de la nueva institución
sean a día de hoy muy mejorables, lo relevante es que la Fundación es una
realidad y que si los actuales dirigentes, o los que les sucedan, trabajan con
acierto e intensidad, puede rendir servicios importantes a la Tauromaquia. No
es precisamente un invento inútil.
10. Club Cocherito
de Bilbao. Frente a la marea que nos sorprende con nuevas ocurrencias
cada mañana, con sus expresiones antitaurinas, sí se puede reaccionar y con
resultados positivos, sin necesidad de grandes aparatos y a coste 0. Lo están
demostrando desde comienzos del pasado mes de mayo los socios del Club
Cocherito de Bilbao
No ha sido el único club que ha destacado durante la
temporada, sino que por fortuna son muchos más los que con su trabajo han hecho
frente a la situación actual. Pero el Cocherito de Bilbao --uno de los dos club
taurinos más antiguos de España—ha tenido una propuesta novedosa: ha emprendido
la empresa de aprovechar las nuevas tecnología en defensa de la Tauromaquia.
Mediante un chat que hoy cuenta por encima de los 500 participantes, mantiene
diariamente y durante todo el año viva la llama taurina. En unas ocasiones, con
el seguimiento puntual de los festejos de cada fecha; en otras, con
aportaciones propias de la información y el comentario. El resultado final no
podía ser otro: hoy constituye un foco de opinión con voz propia.
Si a ello se une un intenso programa de actividades, dentro
y fuera de la Semana Grande bilbaína, constituye todo un ejemplo de lo mucho
que los clubs taurinos aportan a la Tauromaquia. Ya no son primariamente el
local donde los amigos van a jugar la partida; ya son el sustento para mantener
viva una afición. Demostrado ha quedó lo
mucho que pueden aportar, incluso en circunstancias adversas como en ocasiones
deben desenvolverse. Cuando se trabaja, la filosofía y la necesariedad de los
Clubs queda patente.
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