viernes, 21 de octubre de 2016

ANÁLISIS DEL AÑO TAURINO DE 2016 II: 10 nombres que marcaron la temporada

Pese a las distintas crisis imperantes --la económica, la social, la ganadera…--, el año taurino de 2016 también ha tenido momentos de importancia y protagonistas relevantes. Si se mira al conjunto de la Tauromaquia, se pueden seleccionar al menos 10 nombres propios que han sido protagonistas principales. En frontispicio de ese decenario figura, naturalmente, la memoria de Víctor Barrios, imposible de olvidar desde que en julio inscribió su nombre en los anales de los héroes. Pero luego hubo otros que han marcado este año y el futuro 2017. Es el caso de Simón Casas, de Andrés Roca Rey, de Núñez del Cuvillo, de Ramón Valencia…. Y así hasta diez.


El año taurino de 2016, que ha tenido muchos momentos de importancia, bien se podría resumir en 10 nombres propios, que han marcado el presente y que se abren a nuevas expectativas para el futuro inmediato. En unos casos, porque han constituido la gran esperanza para los aficionados; en otros porque nos desvelan situaciones que de modo necesario se ven abocadas a cambiar con urgencia.

Sin que el orden de exposición suponga una determinada prelación en importancia, esos 10 protagonistas del año han sido, en nuestro criterio, los siguientes.

1. Víctor Barrio. El año 2016 llevará indisolublemente el nombre y el recuerdo de este  torero segoviano que entregó su vida a la Fiesta en la plaza de Teruel el 9 de julio, como consecuencia de la cornada mortal que le infirió “Lorenzo”, un santacoloma con el hierro de Los Maños. Había destacado como novillero, hasta alcanzar la alternativa en Las Ventas en abril de 2012, para luego pelear toreramente por abrirse camino. Y en ello estaba cuando se truncó su vida.

La Tauromaquia se convulsionó profundamente aquel día de julio. Y sobre todo salió en defensa de su memoria, atacada con extremada bajeza por algunos mal intencionados. Víctor soñaba con inscribir su nombre en los Anales del toreo en base a la verdad de su forma de entender este arte; la vida quiso que luego lo inscribiera con su propia sangre.

Pero la verdad de la Fiesta, lo que la diferencia radicalmente de cualquier otra manifestación de arte y de cultura, es que en ella nada es simulado, todo nace de la autenticidad. Por eso los riegos que asumen los toreros no constituyen ninguna leyenda; es una realidad que espera no se sabe ni el día ni el lugar, pero que llega. A Víctor le llegó en plena juventud y cuando empezaba a tocar sus sueños con la mano.

Colateralmente la muerte de Víctor ha puesto de manifiesto el gran “agujero negro” que existe en la legislación española a la hora de proteger a los ciudadanos frente a los ataques injustos y soeces en las redes sociales. Una asignatura que España tiene pendiente.

2. Simón Casas. El nuevo gestor de la plaza de Las Ventas, tras ganar con una notabilísima diferencia a la oferta presentada por el tándem Taurodelta-Alberto Bailleres, ha pasado a ser el empresario con más poder en la Tauromaquia desde hace décadas. Su imperio, además de por Madrid, pasa por Zaragoza, Valencia, Alicante, Zaragoza, Nimes y Mont de Marsan.

Como resultaba esperable, su etapa final hasta la plaza de la calle de Alcalá ha levantado recelos. Nada distinto de lo que ocurre cuando uno se aúpa al liderazgo. De hecho, en estos días se han puesto en circulación todo tipo de rumores: que si tenía dificultades para presentar el aval económico, que si todavía no había reunido toda la documentación necesaria… Y todo con el trasfondo de un hipotético recurso presentado por los perdedores ante la Comunidad de Madrid contra la adjudicación. La realidad es que el 1 de noviembre Casas se sentará en el despacho de máximo responsable de Las Ventas. Ya firmó todos los papeles habidos y por haber.

Pero el recelo más compartido se refiere su concepto sobre el “toro de Madrid”, ante el temor de que las cotas del trapío se bajen. Como bien decía Zabala de la Serna en uno de sus últimos comentarios en “El Mundo”, “si el toro de Madrid se corresponde con el tipo monstrenco en la que nos hemos instalado en los años recientes, la de los pesajes bueyunos, los volúmenes inabarcables, las alzadas inalcanzables, el toro barato, el toro feo, lo que hay que hacer es precisamente lo contrario: negociar. Reconducir el debate de la seriedad del trapío a las hechuras, al toro en tipo, al que de verdad debe ser el toro de Madrid, muy lejos de corridas como la del Puerto de San Lorenzo del pasado Otoño y sus 597 kilos de media, la de Pedraza o Parladé -la locura de un juampedro con 649 y casi todos por esas cifras hasta promediar 608 kilos- del último mayo, cuando la báscula de Florito sufrió un calentamiento como el clima por los excesos del hombre”. En un profesional tan experimentado, sería como un error de primer año de bachiller que Casas no entendiera cómo es y cómo debe ser ese traído y llevado “toro de Madrid”.

Pero todos los dimes y diretes --en realidad: menos de los esperables para el grado de revolución que supone la llegada de Casas-- se acabarán por esfumar el primer día en el que el empresario sea quien se pone al otro lado del teléfono venteño. Entonces se abrirá paso al “¿qué hay de lo mío?” y empezará a correr turno, que la primavera y todos sus carteles están a la vuelta de la esquina. De faltar alguien, será José Tomas; los demás, acabarán hablando con Casas.

3. André Roca Rey.  Ha sido la auténtica revelación de la temporada, aunque para él terminara en agosto, demasiado pronto para la cartera de contratos que había firmado. Su valor a toda prueba y su propia concepción del toreo le han aupado al grupo de los elegidos. De hecho, pronto pegó un tirón dentro del grupo de los toreros nuevos, hasta conseguir convertirse en la esperanza más sólida.

Para los terrenos que pisa los toros no le han castigado demasiado. La mala suerte es que cuando lo han hecho en Málaga y en Palencia han provocado lesiones complicadas y lentas de curar. De hecho, ahora todo el mundo mira hacia Lima (Perú), su tierra natal, donde tiene previsto reaparecer en los primeros día de noviembre, como inicio de una campaña intensa en los ruedos americanos.

Y es que de las noticias que lleguen de América sobre su total recuperación, de la vuelta a “su” normalidad, van a depender todas las primeras ferias de la primavera, que así que pasen los Reyes Magos se comenzarán a cerrar. Ya se ha experimentado en el tramo final de este 2016 como la sustitución de Roca Rey resulta muy complicada para mantener las taquillas sin daños colaterales.

4. Núñez del Cuvillo. En 2016 se vivió la plena recuperación de la ganadería de Núñez del Cuvillo, además de su segunda marca, la de Núñez de Tarifa. Ha sido el hierro más notable y con la media más alta de cuantos se han visto en los ruedos en la pasada campaña.

Y tiene gran mérito esta recuperación, cuando se tiene en cuenta que en un tiempo record la familia Núñez Benjumea ha conseguido devolver de nuevo su cabaña a anteriores momentos cumbre. De hecho, cuando entre ambos hierros familiares han lidiado por encima de las 200 reses --la gran mayoría en plazas de 1ª y 2ª-- han repartido más de 100 trofeos, además de lidiar 13 toros de vuelta al ruedo y uno indultado. Y cuando, sobre todo en la ganadería originaria ha sido hierro imprescindible en los carteles de las figuras.

Ahora como antes han sabido compatibilizar un toro con trapío para plazas de primera, que además tiene su punto de casta y de nobleza. Un equilibrio complicado y difícil.

5. Javier Aresti. El presidente de la Comisión Taurina que rige los destinos de la plaza de Bilbao y sus colaboradores --los hermanos Chopera, principalmente-- han terminado por elevar todas las alarmas por el futuro de una cita tan importante para la Tauromaquia. Nunca en la historia Bilbao había vivido una etapa tan crítica como la actual, en la que ni siquiera se puede afirmar que, al fin, se haya tocado fondo, sino que han creado las circunstancias como para que aún las cosas puedan ir a peor.

Los resultados de 2016 constituyen un motivo de seria preocupación; pero aún más preocupa la nula autocrítica que se viene haciendo sobre su modelo de gestión, encerrados como en posiciones inmovilistas.

Sin embargo, la realidad es que los resultados empresariales resultan sorprendentes en una plaza de tanta raigambre, pero no menos preocupante viene siendo la gestión propiamente taurina, con el abandono del prototipo del “toro de Bilbao” y una selección muy mejorable en los toreros contratados. Las dos estrategias han hecho aguas.

Que ahora frente a la crisis total anden manejando que la solución viene de reducir el número de espectáculos en las Corridas Generales, es que no han entendido nada de lo que viene pasando, metidos como andan en una cerrazón absoluta para que nada cambie: las sillas de los responsables parece como si se hubieran declarado intocables.

La prueba irrefutable de los grados de cerrazón en el que viven radica en que ya no admiten ni la más ligera crítica; sólo les falta decir que quienes les critican son malos bilbaínos y malos aficionados. Pero todo llegará. De ahí al precipicio, sólo un paso.

6. Manolo Molés. Con el fin de la actual temporada ha llegado también el cierre de la etapa de Manolo Molés como responsable del Canal Plus Toros, hoy Toros TV bajo el control de Movistar.

Desde los años 60 a nuestros días ha llovido mucho sobre el toreo, pero ahí estuvo siempre Molés. Primero en el “Pueblo” –el periódico de los antiguos sindicatos verticales--, luego en la aventura de reeditar “El Ruedo”, más tarde en las ondas de la Cadena SER, como comandante en jefe al llegar hace ya muchos años los toros al Canal Plus y siempre con esa moda de éxito que son los coloquios taurinos. Una carrera intensa, en la que alcanzó el mayor poder de comunicación taurina que se recuerda.

Ahora al cumplir los 76 años  deja la primera línea, aunque mantendrá “Los Toros”, la mayor tribuna radiofónica de España, por más que la Cadena SER la vaya moviendo desfavorablemente en su programación, situándola en horarios anómalos para el oyente, a la vez que la expande por los países taurinos de Iberoamérica.

Como todos los que han tenido poder, su figura necesariamente tenía que ser polémica. Pero ahí estuvo, al pie del cañón. Guste o no guste ha sido, y en una cierta medida lo seguirá siendo, un predictor de la opinión taurina.

7. Ramón Valencia. En la gestión de la Maestranza, resolvió Ramón Valencia en este 2016 el pleito con las figuras, después de dos temporadas de desacuerdos profundos. Pero hay que reconocer que sirvió para poco: después de atender las exigencias de los ausentes y subir los costes, todo se resolvió con la ridícula cifra de 170 abonos más y una ruina en la taquilla, según sus propias palabras.

La profunda crisis de Sevilla nada tiene que ver con el caso de Bilbao. En la plaza del Norte se da un grave problema estructural en toda su dimensión, a orillas del Guadalquivir en cambio se da un desajuste, igualmente grave, entre la Empresa y la afición.

Pero resulta evidente que quienes comandan la Empresa Pagés tendrán que echarle mucha imaginación en una apuesta lo suficientemente atractiva como para volver a atraer a los abonados a los que malamente echaron de los tendidos. Será ésta una de las piedras de toque de la temporada de 2017.

8. Francisco Pérez de los Cobos. Una temporada más el actual Presidente del Tribunal Constitucional ha tenido en vilo a los profesionales y aficionados, con los continuados retrasos en la resolución del conflicto taurino catalán. Seis años pasaron sin que le hincara el diente a este hueso, que a la vista está que viene siendo un hueso duro de roer. Pero al fin, el 20 de octubre hubo fumata blanca, aunque no fuera por unanimidad.

Ahora, en medio de contradicciones no marginales, al fin el alto Tribunal entraó a este capote. La esperanza se ha cumplido: ha sido para bien. Pero, en cualquier caso, ahí queda el daño causado por esos injustificables retrasos que tanto han colaborado a la amplificación de conflictos sociales y políticos, que de haber contado con un pronunciamiento favorable no se habrían producido, al menos en su actual dimensión.

9. Carlos Núñez. Desde la presidencia de la Unión de Criadores acometió el empeño de crear la Fundación del Toro de Lidia como una plataforma común para todos los taurinos. Con unos comienzos profundamente desorientados --no hay más que recordar las idas y venidas de sus Estatutos, que cambiaban de mes en mes--, al final se dio con una fórmula que permitió un consenso suficientemente amplio entre todos los sectores.

Sus buenos propósitos de divulgación de los valores de la Tauromaquia han quedado bastante mermados hasta ahora; en cambio, su trabajo jurídico en los casos de conflicto ha sido más exitoso, o al menos más intenso.

Pero aunque los resultados finales de la nueva institución sean a día de hoy muy mejorables, lo relevante es que la Fundación es una realidad y que si los actuales dirigentes, o los que les sucedan, trabajan con acierto e intensidad, puede rendir servicios importantes a la Tauromaquia. No es precisamente un invento inútil.

10. Club Cocherito de Bilbao. Frente a la marea que nos sorprende con nuevas ocurrencias cada mañana, con sus expresiones antitaurinas, sí se puede reaccionar y con resultados positivos, sin necesidad de grandes aparatos y a coste 0. Lo están demostrando desde comienzos del pasado mes de mayo los socios del Club Cocherito de Bilbao

No ha sido el único club que ha destacado durante la temporada, sino que por fortuna son muchos más los que con su trabajo han hecho frente a la situación actual. Pero el Cocherito de Bilbao --uno de los dos club taurinos más antiguos de España—ha tenido una propuesta novedosa: ha emprendido la empresa de aprovechar las nuevas tecnología en defensa de la Tauromaquia. Mediante un chat que hoy cuenta por encima de los 500 participantes, mantiene diariamente y durante todo el año viva la llama taurina. En unas ocasiones, con el seguimiento puntual de los festejos de cada fecha; en otras, con aportaciones propias de la información y el comentario. El resultado final no podía ser otro: hoy constituye un foco de opinión con voz propia.

Si a ello se une un intenso programa de actividades, dentro y fuera de la Semana Grande bilbaína, constituye todo un ejemplo de lo mucho que los clubs taurinos aportan a la Tauromaquia. Ya no son primariamente el local donde los amigos van a jugar la partida; ya son el sustento para mantener viva una afición.  Demostrado ha quedó lo mucho que pueden aportar, incluso en circunstancias adversas como en ocasiones deben desenvolverse. Cuando se trabaja, la filosofía y la necesariedad de los Clubs queda patente.

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