El valenciano avanza sus planes a pocos días de viajar a América en una
entrevista en el diario Las Provincias.
“No quiero que suene petulante pero ha sido una de las temporadas más
grandes de mi carrera, muy completa, con una alta frecuencia de faenas grandes”,
apunta.
Enrique Ponce ha completado a lo grande su vigésimo séptima temporada
consecutiva en la élite. Lo ha hecho en Zaragoza, con la que ha sido
considerada por los jurados como la mejor faena de la Feria del Pilar. El
valenciano, a pocos días de embarcar rumbo a América, ya piensa en los planes
para el año que viene, que arrancará “como siempre” sin planes previos,
comenzando en Olivenza, Castellón, Valencia… y hasta donde haya que llegar, tal
y como avanza el propio diestro en una entrevista realizada por nuestro
director, José Luis Benlloch, y publicada este domingo en el diario Las
Provincias. “Mi intención es estar en todas las ferias”, adelanta; y
asegura que no quisiera pasar de las cuarenta corridas por motivos familiares: “El
cuerpo me pide torear y yo soy torero, pero también soy padre y marido y no me
quiero perder el disfrute de ver crecer a mis hijas, así que me contendré en
esas cuarenta corridas que me permiten estar en las principales ferias y gozar
de la familia”.
Donde sí estará este invierno es en Lima, Manizales, México y
Querétaro, además de las plazas ecuatorianas de Belmonte y Lacatunga porque “tras
la prohibición de las corridas con muerte en Quito, no ir a esas plazas sería
la muerte taurina del país”.
EL BROCHE DE
ZARAGOZA
“No quiero que suene petulante pero si me preguntas y quieres que sea
sincero te tengo que decir que sí, que ha sido una de las temporadas más
grandes de mi carrera, muy completa, con una alta frecuencia de faenas grandes”,
explica el valenciano sobre su campaña en la entrevista.
No asegura que la faena de Zaragoza haya sido la mejor de su
temporada: “Quizás las de Gijón y Santander hayan sido del mismo nivel o mejores,
pero no han tenido la repercusión de ésta por no ser en una plaza de primera. Y
si rebuscamos en plazas menores las habrá mejores aún. La de Zaragoza tuvo la
importancia que da el toro de una plaza de primera categoría: a más toro, mayor
mérito”; y valora especialmente la comunión que alcanzó con el toro y
con el público: “Estaba tan metido que perdí el sentido de la ubicación. Creí que
estaba enfrente de donde realmente estaba. Cuando me di cuenta de la confusión
me sorprendí, fue una sensación que nunca había sentido. Reduje el espacio al
toro y a mí, sin más referencias” y afirma que no ha querido ver la
faena en vídeo: “Quizás lo haga más adelante, pero ahora prefiero conservar las
sensaciones que tuve en la plaza. En otras ocasiones lo he hecho así… He dejado
pasar el tiempo y me he quedado con los sentimientos más personales, los más
íntimos”.
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