La noble corrida de Adolfo Martín
apunta mejores notas de las que remata por su falta de fondo; la plaza tomó
partido por un primer toro de llamativo juego en el caballo; templada y serena
tarde de El Cid.
El Cid |
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de
Madrid
Foto: EFE
Alumbró la mañana al ganador de ese vivero de toreros que es
el certamen Camino hacia Las Ventas: Francisco de Manuel ató el sueño precoz de
salir ya por la Puerta Grande en su debut sin caballos en Madrid. El temple del
sol siguió como nexo de unión con la tarde para arropar una notable entrada que
tapaba el acumulado de los abonos perdidos en una década.
Los adolfos conservan su crédito, si es que no lo han
aumentado. Traía una guapeza de cara reunida «Carpintero» todas las ofensivas
testas abiertas del resto de la armada corrida. Un puyazo corrido, otro en
largo con Esquivel descabalgado y otro más por asegurar. Tres veces al caballo,
anotaron los amantes de la suerte de varas. Y la primera la de mayor castigo y
empleo. El bello y pronto toro de Adolfo Martín contaba con su alma noble. Más
nobleza que capacidad para humillar. No del todo. O nunca hasta el final.
Rafaelillo brindó al público y se dobló genuflexo con poder
educador. La derecha prometió esperanzas en dos series con el mismo patrón: en
el embroque se reunía lo mejor del toro y del torero. Y de ahí en adelante el
adolfo no terminaba de descolgar ni su buen carácter acababa de empujar la
muleta, que dicen ahora. Lo que aún se puso de manifiesto más nítidamente en la
tercera tanda. Y por la izquierda humilló menos todavía. Algo hubo para que la
plaza se inclinase con tanta determinación por «Carpintero» en el arrastre. O
que la suerte de varas les pareció el acabose. O que en cuatro tardes no ha
habido un toro tan franco. Lo cual es cierto.
Lo que viene siendo colocar la cara de verdad lo hacía el
serio cuarto, que sí apuntaba calidad. Sin humillación no hay calidad, que no
les engañen. Ni clase. Ni gaitas. Sólo que no duró o careció de continuidad en
lo que duró. Eso lo aprovechó Rafaelillo para relajarse al natural también
intermitentemente. Quizá como espejo del toro, que murió de un soberbio
espadazo acreedor de un reconocimiento unánime.
Del indulto de «Madroñito» y El Cid todavía duran los ecos
de Santander. Aquel fue el primer encuentro del torero y Adolfo Martín; ayer se
daba la siguiente cita. El espíritu de «Madroñito» no se presentó... Un cárdeno
veleto tampoco estuvo exento de bondad dormidita y humillada. Cid lo esperaba
con la muleta en la diestra sin toques y vaciaba el largo muletazo por abajo.
Pero en la cuarta tanda la embestida se desentendió. De pronto se había rajado.
Cid le propuso la izquierda. No había caso ni causa ya.
Un cinqueño pasado de imponente cabeza provocó la admiración
de Madrid. Un «¡oooooh!» a la francesa. Se atisbó cierta chispa perdida en los
adolfos. Un espejismo a la postre. Manuel Jesús usó el secreto para este
encaste de dejar a los toros meter la cara. La embestida de inicio perdió gas a
una velocidad alucinante. Para la tercera serie ya se había parado. Los
cárdenos de Adolfo apuntaban más de lo que disparaban. Las notas optimistas se
borraban en la pobre barrica de la casta. Más agua que vino. Cid aguantó las
paraditas y las velas con tranquilidad de ánimo. Apuró un natural con el sello
de los años de gloria y también para ser fiel a aquellos tiempos falló con la
tizona. La afición reconoció su tarde.
Morenito se estrelló sin remisión con un cinqueño que no
podía ni con la penca del rabo y contra un sexto manso y bruto que sacaba la
cara por encima del palillo. Y si hubiera podido, por encima de la plaza.
ADOLFO / Rafaelillo, El Cid y Morenito de Aranda
Toros de Adolfo Martín, dos
cinqueños (3º y 5º), muy serios y armados; noble sin terminar de humillar ni
emplearse el 1º; bondadoso el rajado 2º; sin fuerza alguna el 3º; apuntó por el
izquierdo el 4º sin continuidad; el 5º tampoco duró; manso y sin descolgar el
6º; faltaron fondo y casta.
Rafaelillo, de azul pavo y oro. Estocada algo tendida
y descabello (saludos con división). En el cuarto, pinchazo y gran estocada
(saludos).
El Cid, de verde botella y oro. Estocada pasada y
perpendicular (saludos). En el sexto, pinchazo, media y descabello (saludos).
Morenito de Aranda, de sangre de toro y oro. Pinchazo y
pinchazo hondo (silencio). En el sexto, dos pinchazos y estocada rinconera
(silencio).
Monumental de las Ventas. Domingo, 2 de octubre de 2016. Última de
feria. Tres cuartos largos de entrada.
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