jueves, 6 de octubre de 2016

Después del "terremoto Casas", desencadenado en Madrid, habrá vida. Pero será diferente

La recomposición de las grandes fuerzas taurinas
Madrid ha despejado su futuro con la adjudicación al Grupo Simón Casas y su socio Nautalia Viajes, cara visible del fondo suizo de capital riesgo Springwater Capital. Sólo este movimiento ya condiciona el futuro inmediato de la Tauromaquia. Pero es que, además, como en cascada tras el tsunami del productor de arte --que no es extranjero, sino comunitario--, detrás quedan pendientes movimientos muy relevantes, como es el caso de la reconducción de Sevilla o Bilbao, el futuro empresarial de Taurodelta y de la FIT, o la gestión de plazas como Málaga. Se trata de una coyuntura a la que resulta muy difícil encontrarle un precedente, pero que es con la que la Fiesta tiene que afrontar su futuro en una situación socialmente enmarañada.

Redacción

Camino de concluir la temporada en Madrid y en puertas de la última gran feria del circuito, las miradas ya se dirigen a un invierno que puede resultar de difícil pronóstico como pocas veces en los últimos años.  Ha habido demasiada movida en este año de 2016 como para que la entrada en la nueva temporada resulte inocua.

Y no será sólo por ese poder emergente que se llama Simón Casas, promovido desde la Comunidad de Madrid al trono de la Tauromaquia. Resultan ser muchas más las cartas que andan en juego, comenzando por la situación crítica de Sevilla: “La feria ha sido una ruina”, Ramón Valencia dixit, después de recuperar a todas las figuras para sus carteles.

Madrid por ahora se sitúa en el ámbito de los melones por catar. Todavía dará algunos coletazos esa carrera en auxilio de vencedor, costumbre muy hispánica pero que hasta sonroja un poco. En este país no hay como alzarse con el poder para se multipliquen amigos y admiradores. Pero la cresta de la ola, con todos los vientos a favor, le durará a Simón Casas lo justo hasta que anuncie en el plano de lo concreto sus propósitos; es decir: hasta que saque a la luz la primera docena de carteles y sus primeras decisiones.

Quizá bien aconsejado por su dircom Joserra Lozano –-un acertado fichaje para la nueva etapa--, en las múltiples comparecencias públicas de estos días Simón Casas no se baja del caballo de las generalidades y de los buenos propósitos. Por ejemplo, decir que es su intención que las figuras se anuncien en Madrid fuera de de los dias de abono, no deja de ser una declaración de buena voluntad; el tiempo dirá lo que opinan los interesados. Pero cuando aún no tiene las llaves de las oficina de la calle de Alcalá no cabe otra cosa. Sin embargo, el tiempo vuela y antes de que se den cuenta se encontrarán de frente con la realidad. Y según sea ésta, aparece condicionado todo el panorama taurino. Lo que le queda por delante pasa por montar más de 60 festejos, plantando cara a ese “un cuarto de plaza” que se repite un días tras otro fuera de los abonos.

A la Fiesta le conviene que Simón Casas acierte, que no está el patio para meter en el baúl de la crisis irremediable a la primera plaza del mundo. Para ello ha demostrado imaginación y creatividad, pero no consigue arrumbar definitivamente las dudas sobre la salud de sus cuentas. Ahora, con un socio financieramente potente –al final, el fondo suizo de capital riesgo Springwater Capital, la matriz de Nautalia Viajes--, puede ser un momento bueno para ahuyentar esos fantasmas. Pero tendrá también que desmentir con los hechos ese temor bastante generalizado acerca de cuál será en adelante el toro que impere en Madrid.

Para la Fiesta, por otro lado, no resultará indiferente como estructura el nuevo megagrupo de Casas, que tiene en sus manos plazas muy relevantes en España y en Francia. Si sólo con esas ya era una potencia, ahora al menos la duplica. Gestionar casi 200 espectáculos en una temporada no es empeño baladí, sino que exige de una operativa importante. Piénsese, por ejemplo, lo que supone seleccionar el numero necesario de corridas en el campo. En el fondo, lo nuevo de Madrid y lo que venía de antes necesariamente tendrá muchos vasos comunicantes dentro del Grupo Casas. Y eso exige de una organización muy determinada.

Las apuestas futuras de Taurodelta y de la FIT

Pero para cuando Casas enseñe sus cartas concretas, que en Madrid nunca se puede ir de farol, necesariamente habrá demasiados taurinos que tendrán que reposicionarse en esta partida. Y el primero de todos, la actual Taurodelta, que por una errónea estrategia se ha quedado sin Las Ventas.

José A. Martínez Uranga no es precisamente un recién llegado a su oficio; tiene detrás la experiencia de dos generaciones y la administración de mucho poder taurino. ¿Se va a limitar a quedarse con esas pocas plazas que su hijo Manuel administra en compañía de la Casa Matilla? Es posible, incluso puede ser prudente,  que en un primer momento se tome unos meses sabáticos. Pero luego lo más lógico es que de nuevo entre en liza.

Quizá demasiado pronto para su calendario natural, se va a encontrar con el nada fácil concurso por la plaza de Málaga, arrebatada a la FIT por disconformidad con su gestión. Pero si no entran a este capote lo harán a otros, porque un imperio nunca se queda en paro, salvo circunstancias excepcionales, que por ahora no se dan.  Con lo cual Taurodelta se coloca en la pole position de los movimientos a un futuro inmediato. Lo que todo el mundo descarta es que aspiren a quedarse tan sólo como apoderados de Manuel Escribano y coempresarios en Valladolid y Castellón.

Pero esta nueva realidad de la empresa de los Martínez Uranga afecta colateralmente también a la Casa Matilla, que además de venir colaborando en la gestión de Las Ventas, figuran asociadas para dirigir otras plazas.  Los Matilla se han hecho fuertes en el apoderamiento y tiene mucha entrada en el campo de bravo. De hecho, bien pueden considerarse como un poder en la sombra, para quien no es indiferente la nueva situación.

Por otro lado, como consecuencia del fiasco que compartieron en el concurso por Madrid, donde apostaron a caballo perdedor, ficha tendrá que mover la FIT que lidera Alberto Bailleres, salvo que su objetivo en España sea mantenerse únicamente en esas plazas de segundo orden que aportó José Cutiño a la Fusión. Rescindido por la propiedad su contrato en Málaga, abandonada Vitoria --pueden tener el triste honor de ser los últimos empresarios que dan toros de la plaza alavesa--, en crisis profunda Córdoba…, El panorama debe resultarles bastante desolador. Les queda, eso sí, la baza de sus apoderamientos, encabezados por Morante; pero está por ver si eso es suficiente para mantener una posición destacada, parangonable a lo que supone gestionar la monumental “México”

Las urgencias de Sevilla

En el terreno de la práctica, quien mayores urgencias podría tener por ponerse a trabajar será la Casa Pagés, después del gran fiasco que supuso el regreso de todas las figuras a los carteles de la Maestranza; después de tanto ruido, tan sólo 140 abonados más. Ni el chocolate del loro.

Solventados los dimes y diretes del pasado, que resultaron muy graves para todos, la gestión de la Maestranza se coloca en un momento complicado y difícil. Sevilla no puede soportar por más tiempo esta etapa de decadencia. Alguna varita mágica tendrá que manejar Ramón Valencia para rectificar todos los errores del pasado, cuando entre otras muchas tuvieron la ocurrencia de mandar a José Tomás a torear en Senegal. Ese sambenito no hay quien se lo quite de encima.

¿Reducir el número de espectáculos feriados?, ¿bajar los precios hasta niveles más asequibles?... No será fácil elegir el palo por el que quieren cantar en el futuro y además contentar a todos. Pero es evidente que el camino elegido hasta ahora no funcionó.

Bilbao y su crisis

Cuando a los habitualmente previsores gestores de BIlbao se les acerca la fecha de visitar por primera vez las ganaderías que concurrirán en agosto a las Corridas Generales, da toda la impresión que no han tomado aún conciencia de la dimensión de la crisis en la que andan metidos. Algunos dicen, que no han sabido leer la realidad de la situación.

Muy en línea con lo que han venido haciendo en otras plazas los hermanos Chopera, la única idea que circula por Bilbao  como idea feliz para el cambio de tendencia, se centra en  reducir el número de festejos como antídoto a las pésimas entradas y a los números rojos. Obvian de esta forma que su crisis exige cambios mucho más profundos, comenzando por el relevo de los actuales responsables de la plaza, que son  los que han construido la ruina, y siguiendo por volver a conectar con la sociedad bilbaína, a la que han vuelto la espalda.

Siempre ha sido un recurso fácil pensar que los equivocados son los demás y que los demonios de los intereses de terceros son los que mueven los hilos de la critica. Enrocados así sobre sí mismos, ni se les ha ocurrido que es la hora de reunirse con la afición organizada para estudiar la situación: fuera de su pequeño círculo todo es error, parecen decir con los hechos.

Por eso no oyen que, entre otras cosas, la afición les está pidiendo a gritos la vuelta al auténtico “toro de Bilbao”, abandonado hace demasiados años en aras de hipotéticas exigencias de las figuras. Cuando, en aplicación de criterios acomodaticios, se rompe con el viejo criterio de que a la plaza de Bilbao sólo va la cabeza de cada camada, el resultado final no puede ser otro que el actual.

Históricamente la coincidencia de figuras y toro de Bilbao fueron compatibles en los carteles; claro que en esas épocas pasadas la gestión bilbaína tenía una fuerza en el mundo del toro que los actuales han dilapidado. Era cuando Ordoñez elegía la corrida de Palha para dilucidar sus cuitas con Luis Miguel,  o cuando Camino pedía la corrida de Miura, aquella en la que  le correspondió un toro de 701 kilos, al que además le cortó una oreja.

Entre otras, Málaga está en el horizonte

Entre las plazas de 1ª, Málaga está a la espera de la convocatoria de su concurso de gestión, una vez anulado unilateralmente el contrato que la ligaba a la FIT. Los antecedentes no son buenos. Hace unos años allí se estrellaron los hermanos  Pablo y Oscar Chopera. Ahora la propiedad trata de buscar una fórmula nueva y diferente, para dar satisfacción a los aficionados de la tierra. Tal como está el panorama el empeño no resultará fácil. Pero una cosa es cierta: seguro que surgirán aspirantes.

Más complejo resulta el futuro de Vitoria, después el trastazo que en el pasado agosto se dieron sus gestores. Pero, sobre todo, con la actual relación de fuerzas políticas en el Ayuntamiento propietario del coso, en el que hasta ahora hubo mayoría abolicionista. No menos fácil parece el caso de Córdoba, donde entre unos y otros han aburrido a su afición.

Aunque luego a este elenco de plazas se vengan a unir otras más de orden menor, sólo con las citadas ya tenemos bastante más del 50% del año taurino. Nunca como hasta ahora se ha dado un movimiento sísmico de esta dimensión. Y es que, por si faltara algo, también se da por hecho que habrá movimientos entre los apoderamientos.

Pero habrá que suponer que otras casas relevantes entre el empresariado --caso por ejemplo de los Lozano-- y las propias figuras del toreo tendrán algo que decir. Lo extraño sería que acabaran siendo los convidados de piedra en este nuevo reparto de cuotas de poder que se está haciendo en el toreo.

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