Leo Valadez |
Rafael González cortó la única oreja de la segunda
del Zapato de Oro al novillo que cerraba el deslucido y manso sexteto de Conde
de la Maza, a la postre el de más posibilidades.
El novillero castellano construyó una faena de
bella factura, que abrochó de un estocada certera. Por delante sorteó un
novillo con más movilidad que entrega al que toreó con asiento. La estocada, de
nuevo efectiva, le granjeó una ovación.
Guillermo Valencia, que se fue a chiqueros a
recibir al primero de la tarde, se vio obligado a abreviar debido al poco gas
del novillo, siempre con la cara alta. Falló con los aceros y fue silenciado.
Con el cuarto, un novillo noble, que se dejó hacer dentro de su mansedumbre, el
colombiano lo logró que su labor tomara vuelo. Volvió a ser silenciado.
Leo Valadez, que volvía a Arnedo como triunfador
de la pasada de edición, no pasó de solvente con el abanto primero y fue
silenciado. Al segundo de su lote, otro mansito de Conde de Mayalde, no logró
hacerle faena. Escuchó dos avisos y fue silenciado. / Diario EL MUNDO
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