La
inauguró Joselito, que había asesorado al arquitecto
En
este mes de septiembre la plaza de toros de Albacete se hará centenaria: fue
inaugurada el 9 de septiembre de 1917, con Gaona, Joselito y Saleri II en el
cartel, ante toros de Fernando Villalón. Levantada en un tiempo record, que se
magnifica aun más si lo ponemos en relación con las posibilidades constructivas
de la época, en su diseño los arquitectos contaron con el asesoramiento técnico
de Joselito el Gallo y luego tuvo mucho que ver con la nueva plaza de Las
Ventas: muchos de sus elementos sirvieron de ejemplo. Pero a lo largo de un
siglo la plaza de Albacete ha destacado por estar muy en cabeza en cuanto a la
categoría de sus abonos. También de sus exigencias de regeneración.
Servicio de
Documentación
“A plaza llena se ha celebrado la corrida de
inauguración de la Plaza de Albacete, con reses de Villalón”, se puede leer en
la prensa de la época en sus ediciones del 10 de septiembre de 1917. En las
crónicas destaca el triunfo de Saleri II con el 3º de la tarde, que la prensa
se narraba así: “Tercero. Negro. Para Saleri hay ovación por el trabajo de
capa. En la faena de muleta, cada pase se corea con un ole por valentía y arte.
Pone en fin a la estupenda faena con un gran volapié (Ovación y oreja)”.
También en el 6º “torea bien de capa, se adorna en los galleos. Hace una faena
de muleta valiente y mata bien”.
La terna la abría Rodolfo Gaona, que en su primero
no había estado afortunado. le cortó una oreja que se lidió como 4º, “berrendo
en negro. Gaona torea de capa bien en su estilo, luego coloca tres estupendos
pares, hace una labor de muleta
magnífica y pone término a la cosa con un gran volapié. (Ovación y oreja)”.
Pero el plato fuerte del cartel lo ocupaba
Joselito, que en su primero “es ovacionado capoteando. Hace una faena de muleta
superior y remata con una estocada. (Ovación)”. En cambio con el 5º las cosas
no rodaron tan bien; la reseña es muy escueta: “Joselito hace una faena breve y
mata regularmente”. EL PAIS (Madrid), 10 de septiembre de 1917
Cuando se celebran los 100 años, Dámaso González
no estará en su barrera de siempre en la plaza de Albacete, que parecía como si
estuviera pensada para él desde que los arquitectos Julio Carrilero Prat y Manuel
Sainz de Vicuña recibieron el encargo de elaborar el proyecto de la nueva plaza
de toros, que venía a sustituir a la levantada en 1829. Pero Dámaso se nos fue
muy en silencio, como siempre hizo todo. Y cuando ahora eche andar la feria de
su tierra, faltará algo insustituible, un hueco que nada podrá llenar.
Cuenta la historia (1) que los
arquitectos contaron con un asesor técnico del todo singular: Joselito el
Gallo. Pero situándonos en septiembre de 1916 --cuando se realizó el encargo
municipal--, con los medios técnicos entonces disponibles, lo que más asombra
es que la nueva plaza, de estilo mudéjar, pudiera ser inaugurada el 9 de
septiembre del año siguiente, en poco más de ocho meses. En todo se había
invertido un total de 564.840,43 pesetas [en euros actuales: 3.394,68],
incluida ahí la reforma de los tendidos y de la cubierta que se realizó unos
meses después de inaugurada por la daños ocasionados en el inmueble durante el
invierno.
Su redondel tenía 34 metros de diámetro. Estaba
formada por dos pisos: el primero destinado a los tendidos y el segundo a graos
y palcos. Los materiales con los que inicialmente fue construida fueron piedra,
arena y ladrillo, que poco después se remplazaron en parte por piedra traída de
Monóvar. Contaba con cuatro puertas para el acceso del público y diez escaleras
a las diferentes localidades; interiormente disponía de tres cuadras de
caballos, dos corrales, una enfermería con tres camas y tres habitaciones más
destinadas a consejería, administración y capilla, los días de corrida.
Como bien se sabe, no era la primera plaza de
toros con la que contaba Albacete: Antes hubo dos más; la primera, construida a
finales del siglo XVIII en el paseo de la Feria; la segunda, inaugurada en 1829
y por ella pasaron las principales figuras de la época.
Tanto en el ayer de hace 100 años como el ahora de
hoy --con todas las mejoras que se fueron haciendo--, la plaza albacetense
sigue siendo, en opinión de los profesionales, una de las más adecuadas para
desarrollar el festejo taurino.
El estilo de la moderna plaza tuvo muchos
aciertos. De hecho, cuando llegó el momento muchos de sus elementos influyeron
en la construcción, también dirigida por el arquitecto albacetense Julio
Carrilero, de la actual plaza de Las Ventas.
Tanto en el ayer de hace 100 años como el ahora de
hoy, la plaza albacetense sigue siendo, en opinión de los profesionales, una de
las más adecuadas para desarrollar el festejo taurino.
Pero si relevante fue su construcción,
taurinamente más llama la atención el gran nivel que siempre tuvo esta plaza.
Sin duda como fruto de una tradición de tres siglos, la feria de Albacete
siempre ha destacado entre todos los abonos que se celebran; siendo
administrativamente una plaza de segunda --como casi todas la de capitales de provincia--,
sus carteles han destacado a lo largo de un siglo de historia el toreo.
Sin ir más lejos, aquellos años que, en la década
de los 70 y parte de los 80, tan duros como fueron para todos, Albacete se
singularizó por ser un bastión de la vuelta a los orígenes de la fiesta, a la
autenticidad del toro, a los criterios de exigencia en la lidia. Y en toda
aquella tarea, sin duda jugó un papel a tener en cuenta Dámaso González, que
actualizaba toda aquella revolución que montaron en años anteriores Pedrés y
Montero.
Como toda institución con vida propia y con una
actividad muy superior a otras incluso mejor considerada en las normas
administrativa, la historia taurina albacetense está plaza de hechos singulares
y de anécdotas mucho mas que curiosas.
Y así, todavía se recuerda la ocurrencia de
Eduardo Lozano, entonces empresario de la plaza, una día de feria muy lluvioso
en 1999, con el ruedo empantanado: para poder dar la corrida contrató los
servicios de un helicóptero para que, sobrevolando el ruedo, secase gran parte
del agua. Y en efecto, se celebró la corrida que en otro caso habría que haber
suspendido.
Pero en la memoria de muchos aún está el toro
“Gastasuelas”, con el hierro del Marqués de Domecq, que Antonio Ferrera indultó
hace 11 temporadas, en 2006, tras 49
años sin que un hecho así se hubiera producido en este coso. Resultaba tan
insólito que el caso levantó su polémica. Pero la memoria de lo reciente queda
también tardes como la de 1998, cuando Manuel Caballero, José Tomás y Eugenio
de Mora se las vieren con seis de Alcurrucén: fue una tarde con verdadera épica
y competencia en el ruedo. El anterior toro que habia recibido esta premio en
Albacete fue uno del Conde de la Corte, que indultó "Miguelín" el 11
de septiembre de 1968, actuando con
Diego Puerta y Carnicerito de Úbeda, en una tarde triunfal: se cortaron
12 orejas y 5 rabos.
Pero si nos remontamos en los tiempos, cómo no
recordar otra fecha: la del 12 de septiembre de 1945, cuando “Manolete” hizo su
último paseíllo en esta “Chata”, para lidiar ocho toros de Contreras con Carlos
Arruza, Morenito de Talavera y Luis Miguel Dominguín. En esta feria el
“Monstruo” estuvo anunciado tres tarde consecutivas, en las que también estuvo
fijo Arruza, y en el esportón se llevó seis orejas y dos rabos. Ya no podría
volver: en la temporada de 1946 tan sólo actuó en la Beneficencia; en la de
1947, por medio se cruzó un mes antes la tarde de Linares.
(1)
El estudio más completo en esta materia se localiza en el libro “Plaza de toros
de Albacete. Desde 1917, camino de un siglo en la fiesta brava”, del que son
autores José Sánchez Robles y Carlos Gutiérrez García, editado por Visión, con
el patrocinio del Ayuntamiento y de la Diputación Provincial de Albacete. De
los mismos autores puede consultarse “Albacete tierra de toros”, editado por la
Diputación de Albacete en 2001. También puede consultarse “ALBACETE, TOROS.
Entre la tradición y la historia. 1917-1997. 80 aniversario Plaza de Toros de
Albacete”, de Lorenzo Moreno Nava, editado en 1997 por Graficas Ruiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario