CARLOS RUIZ
VILLASUSO
Hay un proceso social de cambio que está siendo
ocultado de forma irresponsable y que afecta directamente a la Tauromaquia y a
todos aquellos lugares, actividades y aspectos que forman parte de la ruralidad
de España. El mismo proceso independentista abierto en Cataluña desde hace años
forma parte de este radical navío social y va más allá de una aspiración
estúpida de nacionalismos. Desde hace años asistimos a un doble exilio veloz.
Uno cabe en las estadísticas: la población rural de España habrá ido a la ciudad
de tal forma que antes de mitad de siglo, en dos décadas y media, será sólo de
un 8%. Otra emigración camina paralela: la de las relaciones sociales entendidas
éstas como las culturas originales de los pueblos, el modo de vida de las
gentes, sus valores, ideas y principios. La tecnología hace que cada generación
interactúe de forma humana muy distinta a las relaciones humanas anteriores, y
produce un efecto multiplicador avasallador y libertino e indulto en sus
mensajes. Por ejemplo el del animalismo o mascotismo irreflexivo.
Hay un cambio radical en la relación social
humano-animal que pasa por poner fin a los modelos humanistas, muy elaborados y
naturales en los espacios rurales, que están condenados a desaparecer. Se da
por bueno el trato igualitario hombre animal como un logro social semejante, en
su día, al derecho al voto. Todo ello al galope de una “cultura” virtual sin
freno que consiste en multiplicar una barbaridad en las redes año tras año para
ya sea aceptada como cierta y justa. El toreo muere en la redes y en esta nueva
comunicación hiper multiplicada animalista. De la misma forma que a manos de
este efecto multiplicador de la falacia y la incultura las relaciones sociales
de todo tipo desaparecen las relaciones naturales que daban equilibrio a esta
sociedad y al mismo planeta. No sorprende ya que en las generaciones entre los
16 y los 25 años la vida de una mascota tenga tanto o más valor que la de un
familiar. O que ya no sepan quién fue El Greco o que se considere franquistas a
Quevedo o a Machado por ayuntamientos de ciudades en un revisionismo histórico
cultural y social (por tanto un revisionismo del humanismo) que desemboca en
una nueva sociedad de bárbaros. Una sociedad que desconozca a sus intelectuales
y artistas es una sociedad inhumana y bárbara. Injusta y cruel.
El vídeo de PACMA sobre el toreo ha sido tomado ya
como verdad liberadora, siendo un montaje basado en lo más sectario y
manipulador que existe: el montaje de vídeo, actividad capaz de lograr que
Gandhi sea un terrorista. Contra estas nuevas verdades de anticultura y
antiecologismo, el revisionismo (prohibir lo que impide la idea propia) está
matando al propio sistema democrático, pues eliminar las relaciones sociales
fruto de la evolución del hombre es eliminar el sentido propio de la democracia.
Y se hace con descaro. A la luz del día. Como lo de Cataluña. Porque lo de
Cataluña consiste en lo mismo: cambiar la historia basándose en las nuevas
verdades de una sociedad de catalanes incultos y débiles.
Nuestra labor no consiste en defender al toreo sino
en exponer este radical cambio que está pervirtiendo los modelos de vida.
Nuestra labor es unirnos con los que padecen esta ira de los sectarios y
antidemócratas. Un gran frente ecológico, rural y cultural puede decirle a las
redes y a las redes de ciudadanos que se alerten de las falsas profecías que
desembocarán en el Mundo Feliz de Huxley. / Redacción APLAUSOS
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